Las «disculpas» de Sorrocloco

Sandra Remón (Periodista Digital).- Tras descubrirse que el hermano del ministro de Justicis Carlos López Aguilar era quien, bajo el alias de Sorrocloco, escribía que a José Alcaraz le había tocado la Primitiva con bote cuando una bomba etarra asesinó a su hermano y a sus dos pequeñas sobrinas en 1987 en Zaragoza, el humorista «rectificó» diciendo que aquello no era «políticamente correcto», pero hasta en ese atisbo de conciencia, ha mostrado su torcimiento.

Dicen quienes desenmascaron a Sorrocloco que si ellos no le hubieran descubierto, jamás hubiera intentado disculparse el humorista hermano del ministro de justicia por las barbaridades vertidas contra la AVT(«Asociación de la Venganza Talibán) y el señor Alcaraz(«Le tocó la lotería»):

«Si Libertad Digital no hubiera descubierto esta villanía, Sorrocloco jamás hubiera hecho amago de disculpas. Pero no llegará la sangre al río. El País nunca le dedicará una portada, como aquella que llenó para adjudicar al Grupo Risa de la COPE unas fotos obscenas de las ministras que no eran obra suya y estaban en Internet. Y la calumnia ahí quedó. Ah, ojalá no le toque nunca a este señor ni un décimo de su propia lotería».

Las disculpas de Carlos López Agilar no pueden considerarse como tal ya que se hicieron con la boca pequeña, a la vista de las medidas legales que tanto la AVT como Alcaraz están dispuestos a tomar, una vez «pillado in fraganti» y que se toman en un momento en el que la AVT goza de un cierto prestigio antes no reconocido:

«No era la suya una trasgresión de un sistema de convenciones, sino una vileza moral. Y una que no le afecta sólo a él. Es infección común entre los de su cuerda. Si aún no se lanzan como lobos contra las víctimas del terrorismo de ETA, si todavía, como este sujeto, se ven obligados a disculparse con la boca pequeña, es porque ahora las víctimas gozan de reconocimiento».

Se ha descubierto una pequeña pieza de un gran entramado de difamación, un común entre las cúpulas socialistas según apunta el editorial de los desenmascardores de Sorrocloco, que pensaba continuar en su línea cobijado bajo el anonimato:

«Sorrocloco venía a ser una minúscula clavija en la máquina de difamación que ha echado a andar, un artilugio clásico que las cúpulas socialistas mantienen siempre a punto para eso que los anglosajones llaman gráficamente character assasination.
El hermano del ministro de Justicia pensaba que hacía su aportación al vilipendio amparado por el anonimato. Como si una canallada dejara de serlo por anónima. Pero no era ése su refugio. Vivía bajo otros paraguas, en otra burbuja. Habita este individuo en un gueto en el cual los insultos y ofensas contra las personas señaladas por el dedo de sus jefes políticos, no acompañan sino que sustituyen al pensamiento. Cuando su obra, creada en la penumbra confortable de los iguales, salió al exterior, fue vista como lo que era, una infamia. De ahí que no haya tenido la valentía de mantener aquello que, decía, `nadie me quita de la cabeza´».

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