José Rosado (Periodista Digital).- Lucía Etxebarria ha vuelto a poner de manifiesto, en su columna del diario gratuito ADN, la precariedad laboral a la que las empresas obligan a los jóvenes a someterse. Sin embargo, en su segunda parte de “Nuestro CPE (y 2)” la escritora deja de lado su concepción más romántica para recordar que, mientras en París los jóvenes se manifiestan para protestar contra el CPE, “los españoles montan la de Dios es Cristo para defender… ¡el botellón!.
En la primera entrega de su artículo nos mostraba la situación de su amigo Curro, licenciado en derecho y en periodismo, que lleva “años encadenado a contratos basura”. Ahora la escritora recuerda la situación de los miles de becarios que actualmente ‘mueven’ las empresas, aquellos que cuando termina su periodo en prácticas se convierte en el “mileurista”.
Y el empresario no duda en relevarlos en lugar de contratar a los que se han formado según sus propias normas de estilo, sin importarles pervertir la esencia misma de las becas o los contratos en prácticas con tal de seguir aumentando sus ya de por sí abultadas cuentas de resultados.
Cuando el ex estudiante cumple una edad en la que ya no se le puede hacer un contrato basura su futuro puede ser el paro (¿por qué pagar más si un becario trabaja igual?) o el mileurismo.
Buen consejo aporta Etxebarria, recordándonos que los jóvenes de París han demostrado que esta situación puede cambiar saliendo a las calles para protestar por algo más que la prohibición de beber alcohol en las calles.
Los jóvenes de París han sido capaces de organizarse y manifestarse para impedir que entre en vigor el CPE, mientras que los españoles montan la de Dios es Cristo para defender… ¡el botellón! Antes de ahogar vuestras penas en alcohol, empezad por resolverlas, coño. Defended vuestros derechos.
Lucía Etxebarria muestra el lado más amargo de la realidad profesional del periodismo
