(Periodista Digital).- Tras los meses de negociaciones, las movilizaciones y la aparente imposibilidad para llegar a un acuerdo, la empresa alemana puede trasladar toda la producción del modelo Polo a Bratislava. Esta desinversión de Volkswagen en Navarra puede ser una catástrofe que el sindicato LAB, por interés político, está haciendo todo lo posible por provocar.
Nos lo cuenta en un interesante reportaje de la revista Época su periodista Martín de Azpilicueta, en el que se analiza el brutal impacto que para la economía de la región foral tendría un hipotético cierre de la planta de la multinacional alemana:
Si la Volkswagen cerrara su producción en Navarra, las consecuencias serían devastadoras para la economía foral. La producción industrial se vería reducida, según los sectores, entre un 26 y un 19%. El impacto sobre el total de la economía sería de una reducción del 2% en el sector agrícola; del 47% en la industria; del 16% en la construcción, y del 9% en los servicios. La reducción media sería del 24%.
La incidencia en una comunidad como la Navarra, que está en situación de pleno empleo, sería catastrófica: 12.000 empleos directos y unos 50.000 empleos indirectos quedarían destruidos, de una población activa de unas 260.000 personas.
Obviamente, algo así no sólo afectaría al sector privado navarro, sino que tendría un impacto igualmente demoledor en las finanzas del Gobierno Foral, un impacto que sería dramático teniendo en cuenta el especial régimen fiscal del que disfruta Navarra:
(…) Este sistema peculiar supone que la comunidad foral, una vez satisfecha a la hacienda estatal la aportación a las cargas generales del Estado, dispone libremente del resto de los ingresos fiscales. Esto quiere decir que la suficiencia del sistema dependerá de una recta administración de los recursos y, por supuesto, del mantenimiento y progresivo incremento de los mismos. Pero si la economía de Navarra se estanca o decrece, no cabe el recurso al papá Estado.
Uno de los aspectos más polémicos de la crisis es el papel que en ella está desempeñando el sindicato aberzale LAB, que en el mundo sindical desempeña el mismo rol que Batasuna en el terreno político. Pese a ser minoritario en la fábrica navarra, LAB se muestra extraordinariamente agresivo y sólo la alianza de UGT y Comisiones Obreras impedía el deslizamiento hacia posturas de total intransigencia. Pero en los últimos tiempos, el panorama ha cambiado:
Desde el pasado año, la dirección y el comité de empresa intentan alcanzar un acuerdo para renovar el convenio laboral. Conviene destacar que el nivel de retribuciones de los trabajadores de Volkswagen es extraordinariamente elevado si se compara con la media de Navarra. La dirección advierte que de no alcanzarse con toda rapidez un acuerdo, los planes de inversión para realizar un nuevo modelo en Pamplona se canalizarán hacia otros lugares. Y el actual Polo es un modelo con fecha de caducidad.
El problema se ha complicado porque Comisiones Obreras ha dado la mano a LAB, dejando a la UGT en una situación muy comprometida. Además el sindicato socialista pasa por un momento de gran división interna a causa, según parece, de la instrucción recibida desde Madrid de romper los acuerdos con la Confederación de Empresarios de Navarra que han garantizado en los últimos años una envidiable paz social. La oferta de mediación en el conflicto del Gobierno de Navarra ha sido rechazada por el comité de empresa y las voces que reclaman un referéndum entre la plantilla han sido acalladas.
Según muchos analistas detrás de esta inexplicable actitud lo que hay es una estrategia del aberzalismo radical proetarra para dinamitar la fábrica y con ello sumir a toda Navarra en una grave crisis económica y social, al más puro estilo de su vieja consigna “Cuanto peor, mejor”.
Mientras tanto, y como guinda de este pastel de despropósitos, el diario Gara, órgano oficioso de los proetarras, completa la estrategia desde sus páginas:
[Gara] publica incendiarios artículos contra la multinacional alemana y contra el Gobierno de UPN, al que considera cómplice del actual “capitalismo senil”, así como llamamientos a la “lucha de clases” impropios de una sociedad con una renta per cápita superior a la media comunitaria. Como muestra, un botón: (…) “¿Qué hacer para parar las balas del capital? Ésta es la receta de Gara que pone de manifiesto el déficit intelectual de los proetarras: “Ante la perspectiva de marginación masiva que demanda la actual expansión del capitalismo, sólo podremos ser navarros (y vascos) siendo internacionalistas y luchando por hacer aflorar las contradicciones de clase y por derribar las relaciones sociales que aseguran el dominio del capital. Y, desde luego, echando del poder a nefastos políticos como Sanz, que, como ha quedado demostrado (por su sumisión a la “estrategia imperialista” de los alemanes), no es tan navarro como parece”.
