José Rosado (Periodista Digital).- José Amedo y la empresa editorial, Espejo de Tinta, de su libro “La Conspiración. El último atentado de los GAL”, han sido citados a declarar en el Juzgado de Primera Instancia número 1 de Marbella por una demanda que les acusa de vulnerar la intimidad y el honor. ¿El acusado? Bien podría ser Pedrojota o Garzón, pero se trata de uno de los personajes que más pasa desapercibido en todo el libro, el industrial vasco José Ramón Gómez-Gracia Salazar.
Según el texto de la demanda, el libro de Amedo, «identifica perfectamente a mi representado (Gomez-Gracia) y a su círculo familiar, vulnerando gravemente su intimidad, describiendo su relación con la banda terrorista ETA e indicando situaciones que le hacen del todo reconocible para el entorno de la banda terrorista«.
En la página 210, se vulnera gravemente el honor de mi patrocinad, al insinuar su pertenencia a una organización terrorista como los GAL, al describir el autor la forma en la que mi mandante le contó determinadas acciones para llevar a cabo o que se iban a llevar a cabo por el mencionado grupo terrorista.
Lo cierto es que esta “vulneración de la intimidad” resulta muy ambigua viendo los párrafos en los que Amedo cita a Gómez-Gracia; el ex subcomisario, quien además califica al ahora demandante como “buen amigo”, tan sólo habla de unos datos que aportó en su momento Gómez-Gracia.
Poco después, el padre de José Ramón Gómez-Gracia Salazar, otro buen amigo, recibió una carta en la que se le solicitaba el pago del impuesto revolucionario. Decidimos que yo le acompañaría a Francia como testigo presencial, sin identificarme en ningún caso ante las autoridades francesas. (…)Meses más tarde, J. R. Gómez-Gracia recibió una nueva carta de la organización en la que le aseguraban que lo asesinarían en cualquier parte del mundo. Este amigo sigue vivo y no tiene ningún problema dada su movilidad por toda la península.
Me retiré de las inmediaciones después de observar el ambiente y regresé de nuevo a la Brigada de Información, donde estuve hablando sobre este hecho con el entonces jefe de la Brigada de Información Antonio Rosino, quien tampoco entendía la situación. Días después, un conocido amigo mío, José Ramón Gómez-Gracia, me buscó para decirme que una persona le había aportado algún dato sobre los autores del asesinato. En vista de ello, y como a Rosino le habían encargado la investigación del atentado, puse en contacto a ambos con objeto de que Gómez-Gracia le facilitase los datos que podía aportarle el amigo indicado.
Tras la citación del juez, el propio Amedo manifestado su sorpresa ante la demanda presentada de quien ha calificado un «industrial que jugaba a ser espía«. El ex policía estaba desconcertado dado que «esto es algo que ya tuvo con Diario 16«.
«LAS COMPROMETEDORAS AGENDAS DE UN INDUSTRIAL VASCO»
En el junio de 1987, Diario 16, entonces dirigido por el actual director de El Mundo, Pedrojota Ramírez, y en pleno apogeo del caso GAL, publicó unas informaciones acerca de Gómez-Gracia, «el industrial bilbaíno de ideología ultraderechista y colaborador de los servicios secretos«.
En estas informaciones, firmadas por el incombustible Melchor Miralles, se desvelaba las relaciones del industrial vasco con personas relacionadas con el entorno de los GAL que le llevaron a tener que declarar por el asesinato del dirigente de HB y parlamentario vasco, Santiago Brouard, en lo que se llamó Caso Brouard.
Amedo ya ha avisado que «todo lo que digo en el libro lo puedo probar«, por lo que ya ha anunciado medidas contra Gómez-Gracia, quien tras la citación del juez increpó al subcomisario. Quién sabe si, de recibir otra demanda, no provenga del juez Baltasar Garzón o del propio Pedrojota, después de las acusaciones que el ex policía presentó en su libro.
– La resurrección y venganza de Amedo
– El País se sirve, de nuevo, de Vera para repetir acusaciones a Pedrojota
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