Los medios satíricos de EEUU ganan terreno a los convencionales

(PD/Agencias).- El éxito del diario de humor The onion fue la primera señal de que una desconfianza generalizada respecto a los medios convencionales creaba espacio para medios satíricos y críticos.

Luego el programa Daily show de Jon Stewart en el canal Comedy Central – un telediario que ridiculiza con un agudo humor mordaz a la administración Bush y a los medios de comunicación convencionales- sorprendió a todos al captar una amplia audiencia juvenil mientras los canales históricos caían en picado.

Explica Andy Robinson en La Vanguardia que un 21% de los estadounidenses con edades comprendidas entre 18 y 19 años tiene a Daily show como su única fuente de noticias. Las cadenas ABC, CBS y NBC atraen a un 23% del mismo segmento demográfico. Steward presentó los Oscar el pasado mes de marzo.

El poder subversivo de la sátira alcanzó cumbres jamás escaladas a finales de abril con la comparecenia de Stephen Colbert, compañero de Stewart en el Daily Show,en la cena anual de los corresponsales de la Casa Blanca en Washington en presencia del mismísimo presidente Bush.

En un monólogo corrosivo y demoledor pronunciado a escasos metros de donde estaba sentado el presidente, Colbert, de 42 años, oriundo de Carolina del Sur, que ahora tiene su propio programa de comentario satírico en Comedy Central, The Colbert report,dejó atónitos a los 2.500 invitados, la crema y la nata de los poderes políticos y jurídicos en Washington, y cientos de periodistas de medios convencionales.

Interpretando a su álter ego – el periodista allegado a la Administración cuyos gestos fanfarrones y opiniones de color primario recuerdan a Bill O´Reilly, presentador del conservador Fox News-, Colbert hizo las siguientes reflexiones, entre otras, en un discurso que duró unos veinte minutos. El presidente empezó riéndose, pero en la segunda mitad puso cara de póquer:

«Es mi privilegio homenajear a este presidente. No somos tan diferentes, en realidad, él y yo. No somos sesudos. Decimos las cosas directamente desde donde las sentimos, en las tripas, allí donde se encuentra la verdad», dijo Colbert.

«¿Sabían ustedes que se encuentran más puntos neurálgicos en las tripas que en el cerebro? Ya sé que alguno de vosotros me va a decir que esto no es verdad; que nada más hace falta ver un libro para ver que no. Pero yo digo: ¡no trate de comprobarlo en un libro! Compruébelo en las tripas».

El presidente se reía un poco. Colbert prosiguió mirando a Bush como si le elogiara de verdad:

«Lo más grande de este hombre es su constancia. Cree lo mismo el miércoles que lo que creía el lunes, y da exactamente lo mismo lo que pasó el martes (…). Ya sé que algunos sondeos por ahí dicen que sólo cuenta con el apoyo del 32% de los cuidadanos, pero tipos como él y yo no hacemos caso a las estadísticas; sólo reflejan lo que piensa la gente en realidad. Y sabemos muy bien que la realidad tiene un fuerte sesgo progresista».

Continuó: «Dicen que la reestructuración del Gobierno es como cambiar de sitio las tumbonas en la cubierta del Titanic, y yo digo: pero ¡qué metáfora más mala! Esta Administración no se hunde. Vuela. ¡Vuela como el zeppelin Hindenburg!». Después Colbert giró su crítica hacia la prensa.

La consolidación de la sátira – un género crítico que subvierte las ideas aceptadas al ridiculizarlas muchas veces utilizando su propio lenguaje- está tan avanzada que hasta el mismo presidente hace comentarios mordaces sobre sus propios fallos, aunque, eso sí, solamente los más justificables.

«La prensa me humilla porque no edita lo que digo», dijo Bush en referencia a sus constantes tropiezos verbales, que se conococen como «bushismos».

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