Negociar con ETA: el error Zapatero

Juan C. Osta (Periodista Digital).- Los acontecimientos tras el «alto el fuego» de ETA se van precipitando a una velocidad de vértido. Después de la declaración de la banda terrorista, PD se puso en contacto con Mikel Buesa, presidente del Foro de Ermua, y premonizó: «En el mes de junio, Zapatero dirá que abre el proceso de las negociaciones». Ahora, y después de que Zapatero anunciara este fin de semana que van a comenzar el diálogo con ETA, el profesor Buesa, hermano de Fernando, líder del Partido Socialista vasco asesinado por ETA, analiza la nueva situación: «Negociar con ETA: el error de Zapatero».

Ha sido en la célebre Tercera de ABC donde Mikel Buesa, catedrátido de la Universidad Complutense de Madrid y presidente del Foro de Ermua, ha plasmado sus planteamientos pesimistas sobre el anuncio del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de comenzar el diálogo con la banda terrorista ETA.

Por si el discurso no hubiese sido suficiente, vinieron después los hechos. Apenas transcurrida una semana desde la advertencia de que el «alto el fuego» era reversible en función del progreso de ETA en cuanto a sus pretensiones políticas, el terrorismo callejero volvió a hacer acto de presencia para recordarle al presidente del Gobierno que «lo que toca ahora son los hechos». Y éste no ha necesitado sesudos informes de verificación de una realidad inexistente —la de un terrorismo desaparecido— para dar la respuesta esperada: dentro de pocas semanas, en el mes de junio, empezará su diálogo con la banda terrorista con objeto de impulsar un «proceso de paz» cuyo contenido y límites nos son completamente desconocidos, lo que no obsta para que —considerando los pronunciamientos políticos previos de los dirigentes socialistas— podamos presumir que pueden llegar muy lejos, tanto en el terreno de la definición institucional del País Vasco, como en el de la articulación de su gobernabilidad a través de un acuerdo entre socialistas y terroristas revestidos todos ellos con el ropaje de respetables demócratas.
Se ha confirmado así el error Zapatero.

¿En que está errando Zapatero?

Un error que emerge de la traición a los principios que, desde hace muchos años, habían inspirado el combate contra el terrorismo, y a la memoria de los que dejaron su vida en ello. Un error que desoye la voz inspirada de la mayoría de los españoles cuando, escépticos ante los anuncios de ETA, exigen que ésta sea derrotada y que no se le concedan ni privilegios políticos ni perdones injustificados. Un error que, fruto de la aritmética del trapicheo del poder, acepta la hipótesis ingenua de que el «alto el fuego» no tiene otra significación que la del abandono de la violencia por parte de una ETA cuyos dirigentes habrían llegado al convencimiento de que con ella no van a ninguna parte y sólo buscan una salida honrosa que les justifique. Un error que, en definitiva, ha acabado reconociendo en ETA un interlocutor político potencialmente legitimable cuyas pretensiones, en alguna medida no precisada, será necesario atender.

ALTO EL FUEGO «TRAMPA»

Pero no era ésta la única interpretación posible. Así, desde mi punto de vista considero más plausible la hipótesis de que el «alto el fuego» constituye una retirada temporal cuyo objetivo es restablecer la capacidad combativa de ETA para darle la posibilidad de prolongar su conflicto. Ello, por tres razones. La primera, porque los repliegues estratégicos forman parte del sustrato doctrinal de la conducción de la «lucha armada» por parte de ETA, de acuerdo con un principio general de conservación de su capacidad de acción.

La segunda, porque todas las manifestaciones de esta organización y de su brazo político, en los dos últimos meses, apuntan en esa dirección y no dejan ver ni un atisbo de abandono del terrorismo.

Y la tercera, porque, aún cuando hayan disminuido en intensidad, los actos de violencia no han cesado ni en el ámbito de la intimidación callejera, ni en el de la extorsión a los empresarios, ni en el de las actividades logísticas sobre las que se asienta la capacidad para cometer atentados.

Tras el anuncio de «alto el fuego», Periodista Digital se puso en contacto con Mikel Buesa para analizar el acontecimiento. A la pregunta del periodista de «¿cuál va a ser el itinerario?», Buesa vatizinaba:

Una vez anunciada este alto el fuego no tenemos nada distinto de ese anuncio. Lo que parece que va a ocurrir, porque lo apuntan todas las informaciones, en el mes de junio, Zapatero, tras comprobar que no se han cometido nuevos atentados, dirá que abre el proceso de las negociaciones, e iremos con bastante rapidez a la legalización de Batasuna, en las condiciones que sea, pero en el fondo una legalización de Batasuna. No estoy seguro de que esto sea un paso acertado. En primer lugar porque ETA no ha desaparecido, no ha anunciado su disolución.

El profesor, en alusión a las palabras de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, dice en ABC: «Con respecto al terrorismo tiene que haber vencedores y vencidos; y por ello también, la única aspiración democrática con respecto a ETA es derrotarla

Pide a Zapatero que rectifique en su política antiterrorista.

Si nos atenemos a la experiencia de los últimos años, creo que la respuesta más acertada a esa cuestión exige una profunda rectificación de la política socialista con respecto a la lucha antiterrorista. Ello requiere revitalizar del pacto que, en su momento, el PSOE suscribió con el PP con el objetivo marcado en la derrota del terrorismo, lo que, a su vez, implicaría la difícil tarea de restaurar las relaciones de confianza entre ambos partidos para poder concertar entre ellos las medidas que hayan de tomarse.

En el año 2000 su hermano, Fernando Buesa, uno de los líderes del Partido Socialista de Euskadi era asesinado por ETA junto junto con su escolta, Jorge Díez Elorza. Desde esa autoridad moral que tiene como víctima de esa lacra social que ha sido en España el terrorismo etarra, y desde su lucidez de catedrático, Mikel concluye su artículo:

Si a la postre se inician conversaciones con ETA, el Gobierno deberá ajustarse a unos márgenes muy estrechos en la negociación. Ésta, para ser aceptable, en ningún caso podrá extenderse sobre un eventual cambio del marco institucional delimitado por la Constitución y, por tanto, de la organización política del País Vasco. Y, a su vez, habrá de tener muy presentes las aspiraciones de justicia de las víctimas del terrorismo, por lo que no cabe la aplicación de medidas de gracia a los etarras que cuenten con responsabilidades penales. Sólo en estas condiciones, el final del terrorismo acabará fortaleciendo a la sociedad española. Pero si Zapatero persiste en su error, entonces es posible que el proceso se salde con un deterioro de la democracia cuyas consecuencias son, hoy por hoy, imprevisibles.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído