Hordas de internautas imponen en la moralidad online

(PD).- Cuenta Howard W. French en The New York Times que todo empezó con una apasionada carta de 5.000 palabras en uno de los foros de Internet más populares, escrita por un marido que denunciaba a un universitario del que sospechaba que tenía una aventura con su esposa. De inmediato, cientos de participantes se unieron al ataque.

«Usemos el teclado y el ratón que tenemos en las manos como armas», escribía alguien, «para cortar la cabeza de estos adúlteros, que paguen por el sacrificio del marido».

En pocos días, los cientos se habían convertido en miles, y después en decenas de miles, hasta que completos extraños formaron equipos para perseguir al estudiante, lo acosaron para que dejara la universidad y obligaron a su familia a atrincherarse dentro de casa.

Es el ejemplo más reciente de un fenómeno cada vez más extendido que los chinos denominan caza por Internet, en la que multitudes de internautas dan lecciones de moral y se unen para investigar a otros e imponer castigos por infracciones reales e imaginarias.

Vigilan a maridos sospechosos de engañar a su esposa, el fraude en páginas de subastas de Internet, la vida secreta de los famosos y crímenes sin resolver. Casos como éstos han disparado las alarmas en China, donde este tipo de conducta masiva ha provocado violencia en el pasado. Muchos encuentran preocupantes parecidos con la Revolución Cultural, cuyo 40 aniversario se celebra este año, cuando bandas de estudiantes insultaban y apaleaban a sus profesores. Las denuncias masivas y los juicios espectáculo se mantuvieran durante una década.

En años recientes, el Gobierno ha ido endureciendo gradualmente los controles en Internet: ha censurado los motores de búsqueda populares, como Google y Technorati, empleando miles de policías especializados en la Red, y exigiendo a los clientes de los cibercafés que se identifiquen. Incluso ha hablado de incluir en un registro a todos los internautas, y a muchos les preocupa que la oleada de amenazas y vigilancia electrónica sirva de pretexto para imponer nuevas limitaciones a los usuarios.

El asunto del marido engañado captó la atención pública a mediados de abril, después de que el hombre, que en Internet utiliza el alias de Espada Congelada, descubriera correspondencia electrónica entre su esposa, Luna Silenciosa, y un estudiante universitario, Bigote de Bronce. Tras una conversación en la que perdonó a la esposa, el hombre descubrió en el ordenador mensajes que confirmaban que la relación continuaba.

Entonces envió la carta en la que denunciaba a Bigote de Bronce y lo identificaba por su nombre real. El caso estalló el 20 de abril, cuando alguien llamado Azalea de Primavera publicó en el foro el manifiesto contra Bigote de Bronce:

«Pedimos a cualquier empresa, establecimiento, oficina, colegio, hospital, tienda y calle pública que lo rechacen»,

decía.

«No lo aceptéis, no lo admitáis, no os identifiquéis con él mientras no muestre un arrepentimiento satisfactorio y convincente»

Alguien descubrió la dirección y el número de teléfono del estudiante, y lo colgó en Internet. Personas ansiosas por denunciarlo se presentaron en la universidad y en la casa de sus padres, obligándole a dejar las clases y a encerrarse en casa con su familia. Otros denunciaron a la universidad por no expulsarlo, con un cartel que decía que debía ser «bombardeada por los misiles iraníes».

Otros muchos decían que había que apalear o decapitar al estudiante, o que había que meterlo junto con la mujer casada en una «jaula para cerdos» y ahogarlos a los dos.
El padre del estudiante, entrevistado por teléfono, cuenta la historia, aunque ruega que no se publique su nombre:

«Desde el principio, todos los días llamaba y venía gente a nuestra casa, y todos nos hemos sentido muy alterados»

Y añade:

«Es horrible, y las empresas de Internet deberían poner fin a estos ataques, pero no hemos hablado con ellas. No sabría con quién hablar»

Con la esperanza de acallar las críticas, Bigote de Bronce colgó en Internet un vídeo desmintiendo que tuviera una aventura con Luna Silenciosa. Por su parte, Espada Congelada ha pedido dos veces que cesen los ataques, y hasta se ha unido a las negativas de que existiera una aventura, pero ya sin éxito.

Aunque están preocupados por las amenazas en la Red, los partidarios de la libertad de expresión consideran que no hay razones para que las autoridades chinas impongan más límites a Internet.

Zhan Jiang, profesor de periodismo en la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Juvenil de Ciencias Políticas de China,en Pekín, opina:

«Dado que aquí la libertad de expresión no está bien protegida, tenemos que escoger entre el menor de los males.Debería impedirse que una minoría persiga a otras personas en tales casos, pero este comportamiento no debería perjudicar a la libertad de expresión de la mayoría».

«Lo que hacemos los usuarios de Internet es cumplir con nuestras obligaciones sociales», decía un hombre que colgó un largo ataque contra el universitario. «No podemos permitir que nuestra sociedad caiga en un estado tan bajo».

Al preguntarle cómo reaccionaría si empezaran a publicar en Internet alegaciones sobre su vida privada, responde:

«Creo firmemente en el dicho tradicional de que si no has hecho nada malo no te asusta que llamen a la puerta a medianoche».

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