Por un día las radios han clavado la bandera blanca en las ondas. Manaña los catalanes deben votar en referéndum si les conviene un Estatuto nuevo o se conforman con el que tienen. A las doce de la noche los políticos plegaron velas y han podido, como hacía mucho tiempo, aparcar en sus casas para pasar un sábado de chándal y paella. Mañana volverán a la guerra. Los medios también. El resto tiene 24 horas para saber principalmente si quiere ser una nación de una nación, y demás, o qué. Pero en silencio. ¡Qué paz!
Los informativos no hablan de Cataluña. Las tertulias no se acuerdan del Estatut. Ni siquiera Radio 5 todo noticias quiere saber que mañana hay un referéndum por allí arriba. Informativo de las diez de la mañana: Batasuna quiere marchar aunque Grande-Marlaska lo ha prohibido porque la manifestación está «auspiciada» por ETA. En Galicia, PSOE y BNGa acuerdan la reforma de un nuevo estatuto, y pactan que esa región de España también sea una nación. Sucesos: dos personas muertas en Sevilla. Internacional: Un príncipe italiano es detenido por corrupción. Y España sigue desertificándose. Y hasta ahí. Ya lo decía, Cataluña hoy no existe. Mañana lo será todo.
Pero no sólo en las casas catalanas se celebra el día de reflexión. En el resto, en Madrid, también vamos a darle vueltas al tema. Aquí, sin ir más lejos, toca explicarles a media docena de franceses por qué los españoles llevamos dos o tres años tirándonos el Estatuto a la cabeza. Y también nosotros tenemos paella. ¡Qué olor!
