Recordar a los fallecidos por Internet

Tania Ferrández (PD).- Hasta el momento, todos recordábamos a nuestros difuntos mediante álbumes de fotos. Pero eso ya parece ser cosa del pasado. ¿Por qué tener los recuerdos guardados en un cajón si puedes “airearlos” en la web? Nuestra sociedad nunca deja de sorprendernos. El culto por los seres queridos «que ya no están» siempre ha estado envuelto en múltiples rituales que hoy con la aparición de Internet y «la aldea global» no deja sorprendernos.

El último grito en todo esto de darle el «último adiós» a un ser querido, nos lo cuenta Bárbara Celis en El País:

Los atentados del 11S fueron un punto de inflexión respecto al uso de internet como epicentro de homenajes a seres queridos. «Al principio no supimos cómo actuar. No queríamos aprovecharnos de la situación, pero a los pocos días la gente comenzó a solicitar servicios para esas personas», explicaba recientemente en The Washington Post Hayes Ferguson, directora de Legacy.com, donde actualmente hay almacenados 50.000 obituarios, que es lo que al fin y al cabo, con mayor o menor sofisticación, son la mayoría de las páginas que la gente cuelga de la red para celebrar a sus muertos. No obstante, esas páginas se venden bajo la definición de memorial y en realidad cada cual se las crea a su medida, lo que también ayuda psicológicamente a los familiares de los fallecidos, que acuden a ellas hasta cuatro veces al día, según datos de diversas webs.

Pero, ¿quién puede ser capaz de dedicarse a crear estos macabros espacios en la red? No cabe duda que en estas páginas no habrá mucho espacio para la actualización. Aunque esto no parece tener mucha importancia para los consumidores.

Las guerras de Afganistán e Irak se encargaron de extender una tendencia facilitada por empresas como Legacy.com o Memory-of.com, protagonistas de este negocio de cementerios virtuales que arrancó hace ya más de una década y que está en plena expansión. Lo habitual es que cobren entre 50 y 100 dólares por crear webs permanentes en las que se repasa la vida del fallecido. Después parientes, amigos o incluso desconocidos pueden añadir sus comentarios, condolencias, fotografías y videos, lo que también les ayuda a sentirse unidos entre ellos. «Nuestra web muestra lo sencillo e importante que puede ser construir la historia de una vida» se afirma en la página de bienvenida de Mem.com, donde bajo el título Construir recuerdos eternos se invita al internauta a «preservar historias de vida y a compartirlas con amigos y familiares alrededor del mundo para generaciones de hoy y de mañana».

De todas las guerras se emana muerte. Es algo casi natural, como lo es el dolor de todos los familiares que pierden un ser querido. Una de estas empresas, ha dedicado un espacio gratuito a todos los fallecidos en el frente.

Bajo el epígrafe In memoriam se puede buscar a los muertos alfabéticamente, por estado, por rango, por base militar o por fecha de fallecimiento. Junto a un link que suele conectar con obituarios publicados en los diarios locales de los pueblos de origen de los soldados (la mayoría de los voluntarios en el frente estadounidense procede de zonas rurales de Estados Unidos), todo visitante, relacionado o no con el fallecido, puede escribir sus condolencias. En muchos casos, las páginas relacionadas con los soldados se convierten en foros de expresión patriótica.

Lo que no deja de ser llamativo es la frialdad con la que uno puede contemplar la muerte y con la aversión que puede recibir que le insinúen la propia. O sino, ¿por qué los usuarios de estas páginas se escandalizaron al ver publicidad de ataúdes?

En ninguna de las webs mencionadas hay publicidad. En un principio se llegaron a colgar anuncios de venta de ataúdes pero la iracunda reacción de los usuarios obligó a desestimar la idea, considerada de muy mal gusto y ahora sólo es posible sufrir el ataque, de vez en cuando, de anunciantes de flores. No obstante el que busque ataúdes puede encontrarlos tranquilamente online, igual que servicios funerarios de todo tipo puesto que en el siglo XXI, hasta el último acto de nuestras vidas, morirse, tiene su hueco en internet.

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