ABC rememora el fracaso de la II República

Sandra Remón (Periodista Digital).- Este año se cumple el 75 aniversario de la II República y aprovechando la coyuntura el presidente del Gobierno declaraba 2006 como el año de la «Memoria Histórica». Para Zapatero ésta época tuvo luces y sombras, como todas las épocas, pero para ABC sólo tuvo sombras y esta evocación es una pérdida de tiempo.

En el editorial de este jueves, M. Martín Ferrand rememora «El fracaso de la II República:

«HASTA Josep Borrell, que es cabeza fina con probada capacidad para el análisis, puede verse arrastrado -¿por el compromiso de la militancia?- a la evocación nostálgica de la II República. Eso de la «memoria histórica», la gran pasión de José Luis Rodríguez Zapatero, terminará reblandeciéndonos las neuronas y, de momento, ya consiguió el efecto de que la gran Cámara europea pierda su tiempo en el debate de lo aquí acontecido hace tres cuartos de siglo.

El franquismo

El franquismo, en contra de lo dicho por el presidente del Parlamento Europeo, si es que frustró «la gran esperanza de la II República», lo hizo después de que ésta, secuestrada en sus buenas intenciones por el Frente Popular, frustrara sus propias posibilidades. Tratar de aliviar la responsabilidad de la media España de un lado exacerbando la de la otra media es un ejercicio insensato que sólo sirve de coartada para quienes, incapaces de enfrentarse a los problemas que nos angustian, los disimula con elucubraciones huecas que huelen a naftalina.

Españoles perseguidos

Acaba de aparecer en el mercado un libro -`Matanzas en el Madrid republicano´, de Félix Schlayer- publicado en su primera edición alemana, en Múnich, en 1938, que sería didáctico repartir por los escaños del Parlamento europeo. Schlayer, alemán de nacimiento, fue cónsul de Noruega en Madrid. Sus buenos oficios salvaron la vida de miles de españoles que, perseguidos por el caos republicano del 36, encontraron refugio bajo los colores de la bandera noruega.

Matanzas de presos

Alcanzó notoriedad porque fue el primero en descubrir y divulgar las matanzas de presos preventivos en Torrejón de Ardoz y Paracuellos de Jarama (8.XI.36). Su obra, escrita desde la neutralidad, contradice la sesgada interpretación que, de un conflicto nacional español, se han permitido hacer, con gran ignorancia, quienes con el mismo fundamento podrían haber afirmado que el Ejército aliado frustró las esperanzas del III Reich. Olvidan los parlamentarios europeos que el comunismo y el fascismo son la misma enfermedad totalitaria con síntomas y uniformes ligeramente distintos.

El abuelo de Zapatero

Esa II República que tanto encandila a algunos pudo ser una esperanza en la primera intención de sus promotores y, si se fuerza la buena voluntad, desde su proclamación hasta la Revolución de Asturias que, por cierto, contribuyó a pacificar el llorado abuelo de Zapatero. Convertir su recuerdo en motor de futuro y llevar el debate hasta Bruselas es históricamente impresentable y políticamente insensato. Además, hacerlo desde el socialismo resulta temerario y provocador. La condena del franquismo, eludiendo el detalle de que Franco murió en la cama hace más de 30 años, no hará buena una República que, como Félix Schlayer escribía en caliente, «degeneró en tragedia el intento de instaurar una democracia burguesa». Los republicanos latentes, que los hay, lucirían más en la ensoñación de una III República que en el intento imposible de devolverle su dignidad a la pasada».


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