La nueva publicidad rezuma testosterona en EEUU

(Teresa Bouza/Agencia EFE).- «Soy un hombre, óyeme rugir» es la impactante primera frase de un anuncio televisivo de hamburguesas en Estados Unidos y, también, el reflejo de una nueva tendencia publicitaria y editorial que celebra una masculinidad alta en testosterona.

Anuncios como el del hombre que ruge, de Burger King, o el protagonizado por el veterano actor Burt Reynolds y sus musculosos compañeros «de la mesa cuadrada», que discuten las leyes que rigen el mundo masculino, entre trago y trago de cerveza Miller, han sido algunos de los más sonados de los últimos meses.

Esas leyes -como la que dicta cuánto tiempo tiene que pasar antes de acostarse con la ex novia de un amigo- son redactadas por un guionista y transmitidas al público.

Los fabricantes de los vehículos Hammer también exhortan a los hombres, concretamente a uno que hace la compra en el supermercado, a que se dejen de tonterías y «recuperen la virilidad».

En el terreno editorial lo más caliente del verano estadounidense es ‘fratire’, una corriente literaria alta en testosterona que defiende los excesos alcohólicos y sexuales y que cuenta entre sus filas a personajes como Tucker Max, autor del superventas ‘I Hope They Serve Beer in Hell’ (‘Espero que vendan cerveza en el infierno’) y cuya página web ha superado ya los 200 millones de visitas.

George Ouzounian y su exitoso ‘Alphabet of Manliness’ (‘Alfabeto de la Masculinidad’) es otro de los integrantes del género, al igual que Frank Kelly y su ‘The Modern Drunkard’ (‘El borracho moderno’).

En el más serio mundo académico, Harvey Mansfield, profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard, sacó a la venta este año ‘Manliness’ (Masculinidad), en el que invita al género masculino a reafirmar su poder e identidad.

Mansfield sostiene que los hombres necesitan recuperar viejas virtudes, como la firmeza de carácter y la seguridad en sí mismos, y no tener miedo a hacer gala de ellas en público. El académico dice que la mayoría de mujeres prefiere ese tipo de actitud.

Para Rose Cameron, vicepresidenta de la agencia de publicidad Leo Burnett, el fenómeno demuestra la crisis de identidad masculina.

«Lo que vemos ahora es una búsqueda activa de una nueva definición de lo que significa ser hombre», ha declarado Cameron. En su opinión, «la era postindustrial y el feminismo echaron por tierra el papel tradicional del hombre que se despertó un buen día preguntándose: ¿Y ahora qué?».

Se trata de una «crisis mundial», según la ejecutiva, quien señala que los estudios globales realizados por su agencia muestran tres patrones típicos de comportamiento masculino.

El primer grupo define su identidad en función de la mujer: «Son los ‘metrosexuales’, hombres sensibles, a los que preocupa la moda y la estética».

Una segunda categoría abarca a los que definen su identidad en función de «un rol más amplio», como la familia y el trabajo.

El tercer grupo, y el más ruidoso (los ‘retrosexual’), se define directamente en oposición a la mujer.

A ellos van dirigidos anuncios como ‘Manthem’, de Burger King, en el que el protagonista, un joven hambriento ofendido con la minúscula porción que le sirven en un restaurante, deja plantada a su horrorizada novia al grito de «óyeme rugir, soy un hombre».

Pronto consigue lo que quiere: una Texas Double Whopper. Hamburguesa en mano, se echa a la calle, donde una legión de hombres lo acompañan armados con pancartas que proclaman su virilidad.

Cameron señala que el fenómeno recibe mucha atención, pero insiste en que es una corriente minoritaria y asegura que lo que se ve cada vez más son hombres comprometidos con su familia que asumen tareas tradicionalmente asignadas a la mujer.

Timothy Shary, un experto en cine de la Universidad Clark (Massachusetts) dice que Hollywood todavía no se ha sumado a la moda del ‘macho man’.

«En los últimos cinco o 10 años, Hollywood, ha cambiado los actores fuertes físicamente, un tanto brutales y reprimidos emocionalmente por otros más sensibles, capaces de expresar sus emociones», ha declarado Shary, quien señala que la pregunta ahora es si habrá una vuelta atrás.

«Sería retrógrado. El hombre puede ser fuerte y conseguir grandes cosas sin perder su madurez emocional», ha insistido.

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