(PD / Agencias).- La aprobación de la Ley de la Memoria Histórica ha llevado a las páginas de los periódicos multitud de esquelas que recuerdan a las víctimas de aquel negro periodo. Hace 20 años se cumplía el 50 aniversario del inicio de la Guerra Civil y en aquel año los periódicos no se hicieron eco de aquellas esquelas. Ahora un aluvión de recuerdos gráficos, que vienen a costar desde los 100 a los 12.000 euros, llena la prensa escrita. ¿Son los familiares o hay alguna asociación que costea estos caros recordatorios?
Desde hace dos semanas y con motivo de la aprobación de la Ley de la Memoria histórica las esquelas de los fallecidos en la Guerra Civil española salpican las páginas de los diarios nacionales después de que el debate abierto el Gobierno para la recuperación de la memoria haya traspasado los muros del Parlamento.
Esquelas pagadas por los familiares
Las críticas al posible revanchismo que se escondería tras el impulso a la citada ley se vieron arropadas con la aparición en el diario ABC de esquelas pagadas por familiares de víctimas del lado nacional. El 17 de julio, víspera del aniversario del alzamiento contra la República, las hijas y nietos de tres oficiales leales al Gobierno del Frente Popular hicieron lo propio en El País. Aquella esquela ocupaba media página en la sección de necrológicas.
Tono reivindicativo
Datada en Caracas, la esquela destila inconformidad con el modo en el que se llevó a cabo la Transición:
«In Memóriam de Virgilio Leret Ruiz, comandante de la base de hidroaviones del Atalayón de Melilla, y de los alféreces Armando González Corral y Luis Calvo Calavia, suboficiales, clases y tropas bajo su mando, que el 17 de julio de 1936 libraron la primera batalla de la Guerra Civil, en defensa de la Constitución y del gobierno legítimo de la República contra las fuerzas regulares indígenas al mando del comandante Mohamed Ben Mizziam. Estas víctimas del terrorismo franquista fueron asesinadas, después de su rendición, al amanecer del 18 de julio de 1936, sin que hasta la fecha se conozca el paradero de sus restos. Como producto de un ‘pacto de silencio’ inaceptable en cualquier sociedad democrática, España sigue estando en deuda con la justicia, la verdad y la memoria de las víctimas de esos grupos sediciosos».
Héroes de guerra
Virgilio Leret combatió en Xauen y Alhucemas y su nombre aparece en las enciclopedias como héroe de guerra, pero no es el único hombre de nombre reconocido. En el centenar de esquelas reivindicadoras de memoria que publican estos días los periódicos hay otras personalidades relevantes.
El pasado 22 de agosto el diario ABC publicó una ‘papeleta’ en recuerdo del conde de Santa Engracia, Francisco Javier Jiménez de la Puente Pérez de Vargas y González Landín «vilmente asesinado en Madrid«.
Las paginas de El País recogían también el 6 de agosto una esquela dedicada por el eurodiputado socialista Luis Yáñez-Barnuevo y sus familiares a dos parientes que murieron asesinados «por las fuerzas de ocupación franquistas».
La más impactante, en El Mundo
Asimismo El Mundo publicó el pasado 25 de agosto una esquela en la que la sobrina de un sacerdote desaparecido en la «terrorífica checa de Fomento», de 85 años, relataba con la vida de su «delatora«, Gregoria G. G., juzgada por proceso sumarísimo terminada la guerra, sentenciada a 30 años de reclusión mayor, indultada nueve años después y muerta en 1998 que «se puede comprobar en el archivo histórico nacional, causa general, legajos 1.502 al 1.563″.
Caro recuerdo
Los familiares continúan llamando a los diarios nacionales para preguntar si hay ofertas gratuitas para descendientes de víctimas de la barbarie (de las «hordas rojas», de los «marxistas» o de los «terroristas franquistas», según de quién se trate) y se echan atrás al conocer los precios de publicación del «recuerdo histórico, pues el centímetro de papel de difusión nacional es caro: las esquelas más pequeñas que apenas se ven cuestan unos 100 y la página entera asciende a 12.000 euros y esto depende del diario en cuestión y del día de la semana en el que se desee publicar.
Las esquelas van firmadas por familiares pero el aluvión de esquelas puede hacer pensar que detrás de este nada eónómico recordatorio de los fallecidos hay alguna asociación.
