Periodista Digital.- Jesús Caldera no encuentra el momento de enfrentarse a la prensa. Parecía que por fin lo iba a hacer en Potsdam -Alemania-, donde tenía concertada una rueda de prensa, pero acabó escondiendo la cabeza cual avestruz, y anuló tan temido encuentro. Los periodistas tuvieron que comerse sus preguntas sobre el escándalo de inmigración con patatas.
Cuentan en El Semanal Digital, que
Caldera había comprometido su asistencia a dicho encuentro con periodistas, pero lo suspendió apenas horas antes, alegando «problemas de agenda», teniendo, además, que regresar a Madrid.
Al final se acogió a la solución más fácil, hablando sólo para TVE y la agencia EFE, que es como quedarse en el salón de casa, a salvo de preguntas incómodas. Se trata de una práctica más que habitual en estos casos.
La pena es que después, a ojos de los españoles, el Ministro de Trabajo ha dado la cara, ha hablado «por la tele», «públicamente», cuando lo cierto es que no ha tenido el coraje de enfrentarse a todo el abanico de medios que le hubieran puesto, quizás, en una incómoda situación haciéndole contestar a un problema que le tiene realmente desbordado.
