La Generalitat reduce todavía más la enseñanza del castellano en Cataluña

(PD).- Pese a todo, «Catalunya is Spain». Las embestidas diarias de la Generalitat a todo lo que tenga que ver con lo español son palmarias. Sobre todo al idioma. Estas arremetidas políticas para cambiar las costumbres de la sociedad catalana y llevársela al huerto nacionalista no provienen sólo de Artur Mas o de Carod. El charnego Montilla quiere aterrizar en Cataluña con el beneplácito de los nacionalistas y para eso nada mejor que atacar a lo español. Montilla, el cordobés.

Con el PSC a la cabeza de la Consejería de Educación, se anula el derecho de los progenitores a escoger el idioma de enseñanza que recibirán sus hijos y los porcentajes de uso del idioma se presentan alarmantes: las «estructuras lingüísticas comunes», que se impartirán exclusivamente en catalán, ascienden al 90% cayendo hasta un ridículo 10% la enseñaza en castellano.

El Mundo abre portada con ello y critica esta medida en su editorial(€), del que dice:

«…es un nuevo y peligroso síntoma del imparable retroceso que sufre el castellano en Cataluña desde la llegada del tripartito al poder».

Lo relevante del asunto es que la consejería implicada ya no está en manos de Esquerra:

«…Lejos de dar marcha atrás en los excesos de la gestión de los independentistas, el partido de Montilla ha decidido ir más allá en su política de hostigamiento al castellano en la escuela y rebañar para el catalán hasta la última hora lectiva del programa».

El presidente de Convivencia Cívica Catalana, Francisco Caja, ha denunciado estas medidas «coactivas» que la Generalidad implantará este curso para «imponer la enseñanza sólo en catalán». Libertad Digital ha recogido unas declaraciones en las que Caja acusa al Gobierno catalán «de izquierda» de «agravar la desigualdad social» por el alto fracaso escolar que sufren los castellanohablantes. De Zapatero, ha dicho que «sabe perfectamente que las cosas son así» y «consiente esta situación«.

La Generalidad de Cataluña está instando a los profesores a enseñar a los estudiantes catalanes de seis a ocho años en catalán asignaturas que en tiempos de ERC se podían explicar en castellano, como recoge el digital, por lo que los hispanohablantes que voten a Montilla tendrán un problemilla:

«…No sólo porque el perverso sistema de inmersión lingüística que puso en pie el pujolismo se haya endurecido hasta el paroxismo con el actual Gobierno sino porque el flamante Estatuto catalán -pactado por Zapatero y Mas en La Moncloa con la anuencia del todavía ministro de Industria– consagra el catalán `como lengua vehicular y de aprendizaje en la enseñanza universitaria y en la no universitaria´».

El Mundo apunta que es casi un sarcasmo que la Diada de 2006:

«… abogue por un impulso de la lengua catalana» como si fuera ese idioma y no el castellano el que se intenta por todos los medios exterminar de cualquier ámbito de la vida pública».

Los ciudadanos catalanes viven bajo el gobierno de una «Generalitat opresora» que, como recuerda Enrique de Diego, es:

«Una sociedad, aparentemente, moderna y avanzada como la catalana asiste en silencio -con meritorias excepciones- a un vasto proceso de conculcación de la libertad personal, que recuerda a la dictadura benévola que describiera Alexis de Tocqueville, compatible con los formalismos democráticos.

Todo se hace en nombre del nacionalismo, convertido en una especie de pulsión pseudorreligiosa.

La libertad de enseñanza ha desaparecido de hecho del modelo educativo catalán. Los padres han visto expropiado, por la Generalitat, su derecho a decidir sobre la educación de sus hijos».

La imposición del idioma catalán es una forma de despostismo de la Generalitat y el nuevo Estatuto no hace sino empeorar las cosas:

«La Generalitat ha universalizado la inmersión lingüística. De los formularios de preinscripción y matrícula del alumnado se ha eliminado la casilla en la que se interrogaba sobre la lengua habitual.

No hay capacidad de elección. Ni tan siquiera se ofrece de manera formal. Toda la enseñanza es en catalán. Ni tan siquiera existe asignatura de castellano, como se refleja en el horario escolar que se reproduce. A pesar de que, de manera retórica, se establece que nadie podrá ser discriminado por cuestiones lingüísticas, tal criterio es papel mojado».

Y algo muy similar ocurre en el País Vasco:

«casi dos tercios de los alumnos están matriculados en colegios que -salvo la asignatura de Castellano- imparten todas sus clases en Euskera».

El Mundo critica que:

«Es lamentable que justo ahora, cuando el español vive la mayor expansión de su historia y millones de personas en todo el mundo lo estudian para mejorar su futuro, las élites políticas de estas dos comunidades autónomas -estimuladas por la política irresponsable de Zapatero- se empeñen en encastillarse en sus propios prejuicios y en mermar las posibilidades profesionales de sus futuros votantes».


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