(PD).- France 2 ha pedido a Béatrice Schonberg que deje de presentar los telediarios de su cadena. ¿No tiene la audiencia esperada?, ¿no es buena profesional?,… No. Su pecado es el amor. La presentadora del segundo canal de la televisión pública gala es la esposa de Jean-Louis Borloo, uno de los pesos pesados del Gobierno francés. Es cuando lo profesional es incompatible con la vida privada. Letizia Ortiz a la francesa.
La dirección de la cadena le ha pedido a la periodista que deje de aparecer en la pequeña pantalla cuando los dos principales candidatos a las elecciones presidenciales de 2007 hayan sido designados por sus respectivos partidos. La mujer del ministro de Cohesión Social podrá volver a presentar después de las elecciones, salvo si gana la derecha y su marido es nombrado -como se rumorea- primer ministro. Todo, con tal de no dañar la credibilidad del servicio público.
Quizás nadie pondrá en tela de juicio la credibilidad de France 2, pero la drástica decisión está provocando encontronazos en el panorama político francés.
El pasado viernes, 52 diputados del partido del Gobierno, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), firmaron un comunicado conjunto denunciando la decisión de France 2, ya que no veían «por qué el hecho de estar casada con un político y ministro puede poner en duda la honestidad profesional de la periodista«.
Este martes, el portavoz del Gobierno, Jean-Francois Copé, trató de quitar hierro al asunto, asegurando que la iniciativa de los 52 diputados de la UMP no es del agrado del Ejecutivo, y que no está «seguro» de que la acción beneficie a la periodista.
Desde France 2 también se critica el comunicado de los 52 diputados. La Sociedad de Periodistas de la cadena habla de «injerencia política«. Y, mientras, Schonberg observa el torbellino callada.
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