¿Alianza con la civilización islamista?

¿Alianza con la civilización islamista?

(PD).- Frente a las opiniones, los datos son irrefutables: el islam provoca miles de muertes al año. 78 millones de cristianos, perseguidos en 26 países musulmanes, por ejemplo. Además, mujeres adúlteras son lapidadas por unas leyes despiadadas. Decenas de homosexuales son sacrificados por practicar unas prácticas sexuales que se consideran pecaminosas… Estos son los datos contantes y sonantes de una civilización a la que Zapatero se ha empeñado en aliar a Occidente. ¿Preparados para la Alianza de Civilizaciones?

La Junta Islámica de España considera que el discurso del Papa Benedicto XVI revela una profunda ignorancia del islam”. Aunque eso, claro está -y si no, a los hechos-, depende de quién interprete la religión islámica.

Según el Informe 2006 sobre Libertad Religiosa Internacional, en Arabia Saudí no sólo se prohibe la propagación de enseñanzas de otras religiones, sino también de interpretaciones del islam que no estén de acuerdo con la oficialmente aceptada, el Hanbali.

Las leyes que derivan de esta rama discriminan explícitamente a cristianos, judíos e hindúes. Por ejemplo, mientras un hombre musulmán recibe el 100% de la indemnización correspondiente tras ganar un juicio, un cristiano sólo percibe el 50%.

Esta es la información que dan Idioia Sota y Félix Cerezo en la revista Época.

Pero esto es pecata minuta al lado de los arrestos de cristianos que registra el informe. O los casos de imanes que han elevado oraciones, durante el último año, para que murieran los judíos y cristianos en este país.

Sin las interpretaciones radicales del islam, probablemente en Afganistán no existiría una comunidad de entre 500 y 8.000 cristianos que vive su religión con absoluto secretismo.

Seguramente, no se leerían noticias como el asesinato a palos, en noviembre de 2005 en Irán, de un hombre que se había convertido al cristianismo hacía 10 años y la represión y maltratos a que se han visto sometidos otros cristianos en aquel país; además de los 10 arrestos registrados.

En octubre de 2005, un musulmán atacó a varios seguidores de Cristo en la puerta de una iglesia en Egipto, porque según él, “habían ofendido al islam”. En abril, algunos pirómanos quemaron una iglesia cristiana.

Y en Marruecos, la comunidad de cristianos expatriados -católicos y protestantes-, que suman unos 25.000 fieles en Casablanca y Rabat, goza de libertad de culto, aunque sufren cierto ostracismo social. El Gobierno prohibe también la distribución de material cristiano, las reuniones de fieles de las Iglesias católica y protestante, y predicar estas religiones.

Aunque los abanderados de la guerra contra el kafir, el infiel, son una minoría frente a los 1.300 millones de musulmanes del mundo, llevan la voz cantante.

En total, según el periodista Antonio Socc en su libro Los nuevos perseguidos, 78 millones de cristianos son rehenes en 26 países musulmanes.

Sin embargo, las versiones radicales del islam no se quedan ahí. También a sus fieles procuran imponerles la fe a golpe de espada. Amnistía Internacional recoge en un informe los países en los que se han dictado sentencias de lapidación y castigos corporales que constituyen penas crueles, inhumanas o degradantes, entre 2000 y 2002. Así, Afganistán condenó a 30 personas (20 de ellas, mujeres) a penas de flagelación.

En Arabia Saudí, se tuvo noticias de 34 casos de amputación. Y, en 2000, se extirpó el ojo izquierdo a un egipcio acusado de echar ácido sobre un compatriota y causarle daños precisamente en el ojo izquierdo.

En Emiratos Árabes Unidos, se impuso la flagelación a 18 personas. Once de ellas eran extranjeras.

Las autoridades iraquíes aprobaron a mediados de 2000 la aplicación de penas de amputación de la lengua por calumnias u observaciones ofensivas sobre el presidente o su familia. Además, comenzaron a castigarse con pena de muerte la prostitución, la homosexualidad, el incesto y la violación. Y así, Pakistán, Nigeria, Somalia, Sudán, Yemen, Irán

Precisamente en Irán, los grupos feministas denuncian que, en estos momentos, seis mujeres permanecen a la espera de morir apedreadas en diferentes cárceles del país.

Por el momento, la presión internacional y las quejas de algunos parlamentarios están consiguiendo congelar las sentencias, pero nunca revocarlas. En el caso de Ashraf Kolhari, los jueces no han esperado a que cumpla los 15 años de condena para firmar la sentencia de muerte, tal y como marca la ley. “Apenas han pasado cinco años y ya quieren lapidarla. Que esperen a que cumpla su pena íntegra”, reclama Shadi Sahr, abogada que defiende de manera voluntaria a Kolhari.

El Código Penal iraní es muy específico con respecto al modo en que se debe llevar a cabo la lapidación. En su artículo 102, explica que los hombres deben ser enterrados hasta la cintura y las mujeres, hasta el pecho. Y en su artículo 104, determina que las piedras no han de ser tan grandes como para matar a la persona de uno o dos golpes, ni tan pequeñas como para no poder ser llamadas piedras.

Se ve que tenía razón Said Raja’i- Korassani, delegado permanente de Irán en la ONU, cuando decía en 1985: “El concepto de derechos humanos es una invención judeocristiana, y es inadmisible para el islam.»

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