Elena de Regoyos (Periodista Digital).- Nueva escaramuza en la gran guerra mediática que agita nuestro país. Esta vez se libró en las ondas, y de nuevo fue Luis del Olmo quien, recuperando su estilo y dejando de lado el insulto fácil, volvió a llamar talibán de sacristía a su rival matutino Federico Jiménez Losantos.
La semana pasada se disculpaba el director de Protagonistas, en Punto Radio, con Federico Jiménez Losantos por haber dicho en televisión que «le subiría a los altares y luego le pondría una bomba». Dicho esto, el locutor reconoció haberse equivocado y lo hizo saber a sus oyentes, y al mismo Losantos:
«Metí la pata, que se me calentó la boca. Estas cosas no se dicen ni en broma. Lo siento de verdad, no volverá a suceder».
Sin embargo, ya en aquella disculpa dejó claro también que «las opiniones de Jiménez Losantos son contrarias a las mías, naturalmente, y seguirán siendo así». Por lo que este lunes, desde su programa en Punto Radio, volvía a criticar el empeño de Pedrojota y Losantos en ver fantasmas donde no hay más que sábanas, cargó contra «la España del disparate» y con el hecho de que «sigan los enfrentamientos con tal de que mejoren sus particulares cuentas de resultados económicos»:
Después de que el perito principal de la policía científica confesase al juez Baltasar Garzón que “la teoría del ácido bórico”, con la que se pretendía relacionar a ETA con los terroristas islámicos del 11M, era “una elucubración”… y una vez desmontada la trama de falsedades que Pedrojota y compañía le pusieron en bandeja a un ingenuo (o no tan ingenuo Mariano Rajoy…) “no se habla de otra cosa”- como diría Ansón– de cuál será la siguiente patraña, el próximo folletín, la inmediata fantasía para echar leña al fuego de la conspiración… Permítasenos que humildemente y sin meternos en corral ajeno, demos algunas ideas descabelladas, pero manipulables:
– Por ejemplo: en el piso en que se suicidaron los terroristas de Al Qaeda se encontró, entre los escombros, un disco de música popular española, en la que figuraba “Desde Santurce a Bilbao”, prueba fehaciente de que los asesinos tenían afinidad con las tradiciones de Euskadi.
– Por ejemplo: un etarra encarcelado en una prisión canaria solicitó en la biblioteca del centro un ejemplar del Corán, de lo que se deduce un creciente interés de los talibanes vascos por establecer relaciones ideológicas entre el profeta Mahoma y el nacionalismo excluyente de Sabino Arana.
– Por ejemplo, y continuando con las ideas descabelladas: junto a los botes de ácido bórico hallados en residencias de terroristas de ETA y Al Qaeda (coincidencia que se intentó “colar” como prueba de complicidad) también aparecieron, en ambos domicilios, tubos de aspirinas, sendos quitamanchas de la misma marca, y el último libro de Jiménez Losantos titulado “España rota y la teología del huevo y la castaña”, encuadernado en piel de camello.
Porque, amigos, la España del disparate ha aparecido en escena, con guionistas a los que parece no interesarles la solución de los problemas, sino que la ceremonia macabra continúe, y que no pare la música gregoriana de las ondas del medio, y que sigan los enfrentamientos con tal de que mejoren sus particulares cuentas de resultados económicos, que no morales…
Ayer en Sevilla, personas que nos merecen todos los respetos, y especialmente las víctimas del terrorismo, se manifestaban en libertad contra las negociaciones del Gobierno con ETA para intentar el fin de la banda criminal. Y su lema o eslogan era “En nuestro nombre, no”. Si leen los editoriales de Pedrojota y escuchan las arengas del talibán de sacristía, Jiménez Losantos, y además con buena fe se creen esa doctrina… digamos que hasta son coherentes rechazando ese diálogo. Pero ocurre que una buena parte de lo que leen y escuchan, tal como ha quedado demostrado, es mentira, y ellos, esas personas de impecable voluntad, no tienen la culpa del engaño, no tienen arte ni parte en la manipulación…
Pero, en fin, lo más grave es que el líder de la oposición, Mariano Rajoy, también se deje llevar por esas teorías, con el agravante de que él- Rajoy- y sus cercanos Acebes, Zaplana, etcétera, saben, porque están obligados a saberlo, que lo del ácido bórico o lo de la implicación de ETA en el 11M es una pura falsedad. Pero parece que no se quieren enterar, que les va bien con el folletín, que esperan sacarle rendimientos electorales a la patraña desarticulada y puesta en evidencia. ¿Por qué no hacemos todos los españoles, incluidos políticos, jueces, policías, periodistas… un esfuerzo por ponerlos del lado de la verdad… y también ese ejercicio tan saludable de reconocer los errores?.
Dice un viejo proverbio periodístico que “no permitas que la verdad te estropee un buen reportaje”. La versión de ahora mismo bien podría ser esta: “no permitas que la verdad te estropee un buen negocio”.
