Pedrojota ha de rectificar y pedir disculpas

Enrique de Diego (Periodista Digital)-. Los fieles seguidores de Pedrojota, algunos, en apariencia, abducidos, ante la continua falta de resultados en la confirmación y demostración de la teoría conspiracional, se alientan con la bizarra consigna de que ‘Pedrojota descubrió el GAL’. Incluso, por si tiembla la esperanza de los más quebradizos, se remiten a un futuro lejano, ad calendas, por cuanto ‘Pedrojota tardó diez años en descubrir el GAL’. Cuán largo me lo fiáis, podría decirse.

Pedrojota ha de darse más prisa, de tiempo que le conceden los devotos, en desvelarnos no sólo el señor X de la trama, sino de la A a la Z de la conspiranoia, si no quiere caer en el más absoluto descrédito, sin más rédito que conseguir que un número elevado de sus fieles pierdan el sentido de la realidad o se desboquen por el relativismo o se vean, al menos, tras el griterío, a sumirse en un prolongado silencio meditativo.

De ese GAL 2 que incluso llegó a vestir del revés los pantalones a uno de los ‘asesinados’ (así dicen los iniciados en sus blogs, en los que a ratos juegan al ajedrez y a ratos a investigadores) en Leganés. Ese debe ser el único error –permítaseme la ironía- de unos conspiradores que no dejaron ninguna huella, porque nada se sabe de ellos.

Eso del pantalón del revés como indicio tremendamente sospechoso sé a qué Sherlock Holmes de tercera se le ha ocurrido. Demuestra lo fantasiosa y crédula que puede llegar a ser la gente. El enigma del pantalón al revés es, en principio, una chorrada, pero en ciertas sectas ha devenido en clave incontestable.

No sabremos nunca por qué el suicida se puso los pantalones del revés y sólo nos queda especular que una situación de tanto vértigo y tanta tensión, cuando se ha decidido romper el más intenso instinto de conservación, el derecho y el revés pueden no estar tan claros.

También dicen los iniciados que el cadáver de Torrontera fue profanado a fin de borrar igualmente huellas, especialmente las del explosivo. Tan execrable acto perpetrado contra los restos de un héroe, que dio la vida por nuestra libertad, parece más ritual de venganza integrista porque los suicidas no fueron enterrados en las veinticuatro horas siguientes, y mirando a La Meca, como manda la religión musulmana.

LA PROMESA

A lo mejor, en efecto, hemos de esperar diez años para que Pedrojota desvele ese GAL 2 que sus fieles creen –no sin fundamento, pues abundan en El Mundo las referencias a la patraña- que les ha prometido desentrañar. Pero lo más seguro es que nunca lo haga.

Un amigo mío, liberal de postín, dice que entonces será el mercado el que ajuste las cuentas. Previamente, me parece muy lógico que mucha gente se sienta indignada por haber levantado una sospecha tan general como infundada sobre todos y cada uno de los miembros de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado y, de paso, sobre todos y cada uno de los miembros del partido socialista (de los que tan lejano, a fuer de liberal, me siento).

La primera operación para levantar el velo ha resultado fallida: José Emilio Suárez Trashorras, el presunto proveedor de los explosivos Goma 2 Eco de Mina Conchita, ha resultado ser un personaje muy distante y distinto de José Amedo. Confidente el primero, policía, el segundo.

La entrevista a Suárez Trashorras ha sido uno de los peores lavados de cara y una de las peores manipulaciones que se recuerdan; como el libro autobiográfico del jefe de seguridad del puticlub El Horóscopo uno de los más soeces intentos de presentar a un falso héroe social.

Es abismal la distancia de esquemas entre el GAL 1 y el hipotético GAL 2 que ha prometido Pedrojota a sus fieles y de los que no ha ofrecido nombre alguno, ni la más mínima pista indiciaria.

CONSPIRANOIA GAL 2

Veamos el GAL 1: fue promovido desde el poder, con fondos públicos –los saqueados fondos reservados- y tan execrable ninguneo del Estado de Derecho se perpetró desde una pretendida superioridad moral por la que miembros del poder político se permitían asesinar-ejecutar a personas que consideraban culpables, sin ningún género de duda (con terribles errores, por añadidura), y un peligro para la estabilidad del Estado.

De hecho, en cuanto al primer dato, no es literalmente posible formar un GAL 2 desde la oposición, porque los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado son muy jerárquicos, e incluso pueden llegar a ser serviles (ahora tienen orden de no detener a etarras y la cumplen, contra la ética y el imperio de la Ley).

No sabemos con qué fondos podría haberse financiado. Y ese golpe de Estado encubierto a través de islamistas, que El Mundo puso en boca de Suárez Trashorras, precisaría de almas satánicas, negras como la pez, capaces de asesinar inocentes, conciudadanos, para conseguir un objetivo político.

Es llamativo, además, que en un ámbito tan dado a la filtración y al rumor, como la Policía española, no sepamos hasta el momento nada –de la A a la Z, pasando por la X- de esa conspiración que defienden, de manera agresiva e insultante, los conspiranoicos desde un periódico que se pretende serio y de referencia.

No, ese GAL 2 no existió nunca. Les crecerá pelo a las ranas y Pedrojota seguirá sin ofrecer lo que de él se espera. Nada tiene que ver con ello ni que se dejara de seguir y escuchar a los islamistas –la UCIE recibió orden de que su prioridad absoluta fuera peinar el recorrido de la boda de los príncipes-, ni chapuzas policiales entre el 11 y el 14 –algunas comprensibles por el tremendo vértigo del momento, marcado por el miedo a nuevas masacres, desbordados todos por la magnitud de la de Atocha-, ni que algunos policías socialistas trataran de hacer méritos y ganar medallas en un momento en el que, por las circunstancias preelectorales, se generó un ambiente virtual de vacío de poder, y real de algarada en la malhadada jornada violada de reflexión del 13 de marzo.

LA AMISTAD

Denunciar esta patraña del GAL 2 y expresar con claridad que Pedrojota ha de rectificar y pedir disculpas no es situarse del lado de Zapatero, como algunos pretenden con dialéctica chusquera y pretotalitaria, de amigo-enemigo y con un sectarismo dogmático al que nunca me plegaré, pues nada sería peor para el liberalismo patrio que hubiera degenerado en secta, como a veces parece.

No he sido nunca amigo de Zapatero, ni me he pasado dos años jaleando sus virtudes, ni he sido el primero en hacerle una entrevista a su llegada Moncloa. Bien, carezco de méritos para ello, aunque, castellano viejo, me acojo a aquello del espíritu de frontera de mis ancestros para los que ‘nadie es más que nadie’, tan democrático, o a lo de Pericles, en su Oración fúnebre, de que “todos pueden juzgar una política”.

Debe sentar mal, con todo, que –tras tan intensa amistad- Zapatero haya situado a Pedrojota como líder de la extrema derecha.

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