Miguel Pato (Periodista Digital)-. Las agresiones a líderes del Partido Popular en Cataluña se han convertido en una triste monotonía en aquella región de la mano de grupos independentitas radicales. Todo empezó con la visita de Rajoy a un mercado en Hospitalet; después llegaron las agresiones en mítines de Granollers y Mataró. La última secuela, el martes en Martorell la prensa ha dado buena cuenta de lo sucedido.
Por descontado en los editoriales se condena expresa y enérgicamente el ataque contra Piqué y Acebes ocurrido en Martorell. Pero el hecho fundamental de que los responsables de las agresiones hayan sido miembros importantes de las Juventudes Socialistas de Cataluña llena de matices las buenas intenciones de los editoriales.
Se habla de excusas. En ACB subrayan que ya no es un hecho aislado que encuentra su germen en el famoso pacto rubricado por la clase política catalana para aislar “democráticamente” al PP de los asuntos que se debatan en aquella región.
En El Mundo refuerzan esta idea al señalar que cualquier excusa es válida para atentar contra la identidad y la libertad de expresión de representantes democráticos y recuerda aquella frase de Rodrigo Rato: “¿Por qué nos odian tanto?”
En el editorial de ABC explican sin paliativos las razones de lo sucedido:
Tanto esfuerzo en señalar al PP como «enemigo de Cataluña» no podía dejar de tener su reflejo en ciertos sectores sociales, dispuestos a pasar de las gravísimas palabras de los políticos -suscritas en el Pacto del Tinell- a la violencia de los hechos consumados.
Tales actos muestran hasta qué punto los discursos políticos que abogan por marginar a una formación democrática como el PP, que califican a los discrepantes del régimen nacionalista como anticatalanes y que, de forma cínica, condenan pero justifican las agresiones, calan en los extremistas, que se consideran legitimados para traducir en violencia las consignas incendiarias contra el PP.
En la opinión de El Mundo son, igualmente tajantes:
El mensaje de que el PP es un enemigo de Cataluña ha calado en buena parte de la opinión pública de esta comunidad, al punto que ha sido aislado por el resto de partidos con mucho más ahínco del que se ha puesto en la condena de sus agresores.
LA IMPLICACIÓN DEL PSOE
Otro de los temas en el que coinciden los editoriales es en señalar la importancia de que hayan sido miembros del PSC los responsables de las acciones. A esto se suma la pronta reacción de Montilla y de la Mesa del Parlamento Catalán para condenar los hechos. Una reacción, si bien calificada como “encomiable” en ABC, este medio matiza que
Todos llegan tarde y mal. Llegan tarde porque hay un daño grave y estructural a la convivencia política en Cataluña desde que el socialismo se alió con el nacionalismo más extremista para impulsar un proceso de limpieza ideológica en la sociedad catalana, centrado en la expulsión del PP de la vida política.
Y llegan mal porque la mayoría de esas condenas suena hueca, sobre todo en aquellos que, a renglón seguido, culpan al PP de la violencia que sufren y se lamentan de las agresiones sólo por el beneficio electoral que pueden obtener los populares.
Por su parte El País en mas complaciente con Montilla al afirmar que la depuración de responsabilidades
Es un avance respecto a otras ocasiones que el PSC haya anunciado la expulsión del responsable de su organización juvenil en esa localidad, que además de participar en la algarada, sí intentó justificarla con un argumento antidemocrático: que era «una vergüenza que venga una persona como Acebes, que desprecia a Cataluña».
Y el diario de Polanco remata con:
El PP no es un partido fascista, ni de extrema derecha. Habrá personas en su seno que lo sean, e incluso será fácil identificar actitudes o actuaciones concretas del partido en cuanto tal o de algunos de sus dirigentes que sean antidemocráticas. Sin embargo, lo mismo podría decirse de actitudes y actuaciones concretas de otros partidos en los últimos 25 años.
