(PD / Época).- Mientras los soldados españoles permanecen desplegados por medio mundo, en terreno nacional nos faltan activos. Francia destina soldados a patrullar las costas de Senegal para interceptar cayucos. Pero el ministro de Defensa español se ha negado a seguir el ejemplo.
Con el envío de 1.100 soldados a Líbano, el número de tropas desplazadas se elevará a 3.000, justo el máximo permitido por el Parlamento y el Gobierno en diciembre pasado, con un presupuesto para este año que ha sido de 504 millones de euros (cada contribuyente pagamos al año 28, 75 euros por este concepto). Son datos recogidos por Ana del Paso en la revista Época
Sin embargo, no son pocas las voces, entre los militares, que aseguran a este semanario que las Fuerzas Armadas desempeñarían un gran papel para atender misiones domésticas, como colaborar en el control de fronteras o la interceptación de pateras y cayucos en el Estrecho y en Canarias. A esto último se negó el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, al oponerse a que los buques de la Armada interceptasen barcos de ilegales que se dirigiesen a las costas españolas.
Algo que, sin embargo, sí hace Francia, que ha enviado una fragata a patrullar las costas senegalesas. España tiene una patrullera de la Guardia Civil en las costas de Mauritania en la que van embarcados gendarmes de ese país.
Fuentes del Estado Mayor de la Defensa aseguran a ÉPOCA que el número de efectivos desplegados
“es suficiente y no podemos atender más peticiones, aunque hay misiones que concluirán antes de que acabe el año”.
Pero lo que no es posible, según fuentes militares y de expertos civiles en la materia, es mantener el actual nivel de proyección exterior y, al mismo tiempo,
“atender las necesidades internas en las situaciones en las que la actuación de las Fuerzas Armadas es requerida”.
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