Tengamos la fiesta (nacional) en paz

(PD / Época).- En reivindicación de lo español como motivo de orgullo nacional, surge la pregunta de por qué nos avergonzamos tanto de nosotros mismos. Alfonso Basallo analia la cuestión esta semana en la revista Época en su Carta del Director, que titula «Tengamos la fiesta (nacional) en paz»:

A los españoles ya se nos puede aplicar el ácido colofón que pone Indro Montanelli a su Historia de la Ciudad Eterna: un pueblo que cuando grita “aúpa Roma” alude tan sólo a un equipo de fútbol. El “¡viva España!” lo reservamos para los estadios, aunque ya ni eso, porque el deporte se está convirtiendo en otro frente de separatismo, a juzgar por el Nuremberg nacionalista del domingo en el CampNou.

Ahora que los libros escolares no enseñan un pasado común, sino 17 historias folclórico-regionales, y que la jura de la bandera ha salido de nuestras vidas (jurar o prometer se considera radical: ojo con dar la palabra, no sea que te la tomen), sólo nos quedaba la emoción del himno en las gradas o el recibimiento de héroes como Pepu Hernández.

El terrible complejo que tenemos ante el rojo y gualda, la vergüenza que sentimos de ser españoles, tiene más de un punto de similitud con el extraño odio de Occidente a sí mismo, denunciado por voces tan dispares como Fallaci, Benedicto XVI o Sarkozy. Los síntomas son los mismos: repudio del pasado, falta de fe en el futuro (y eso explica que no traigamos hijos al mundo), olvido de las raíces religiosas y culturales que han forjado nuestra identidad…

Puede leerla completa en la revista Época.

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