La prensa rusa acusa al Rey de España de matar a un oso al que habían emborrachado

La prensa rusa acusa al Rey de España de matar a un oso al que habían emborrachado

(Agencias /PD).- El Rey Juan Carlos mató el pasado mes de agosto a un oso en cautiverio, al que le habían dado de beber vodka, según una publicación rusa. Aunque la Casa Real ha desmentido los hechos, la historia pasa a formar parte de las tristes crónicas que hablan de la relación de los animales con el poder amante de las jornadas de cacerías. Estas son algunas de ellas, que ponen los pelos de punta.

El diario moscovita ‘Kommersant’ publica una misiva que un empleado forestal envió al gobernador de Vologda, Viacheslav Posgaliov, en la que denuncia que el Rey mató a un oso en cautiverio, al que se había dado a beber alcohol, en el marco de una excursión de caza escenificada.

Mitrofan, que es el nombre del animal, estaba hasta esa época en cautiverio y era una de las atracciones de un centro turístico local. Sólo había sido liberado para la puesta en escena de la cacería.

Los asistentes a la cacería le dieron de beber al animal una mezcla de vodka con miel para embriagarlo.

«Su Alteza Real Juan Carlos mató a Mitrofan de un disparo».

La Casa Real ha desmentido la información sin añadir más detalles.

EL GUSTO POR LA CAZA DEL REY JUAN CARLOS

A finales de enero del año pasado, según publicaba el suplemento Crónica, una extraña caja custodiada por la Guardia Civil y la Policía llegaba al aeropuerto de Barajas con destino al Palacio de la Zarzuela.

Se trataba de las pieles de los osos pardos -especie protegida por la Convención de Berna de 2001- cazados por el Rey Don Juan Carlos en los Cárpatos entre el 8 y el 10 de octubre de 2004.

Atrás quedaban los ecos de aquella cacería en la que nueve osos, además de un lobo, fueron abatidos. La polémica cita cinegética en la que participó el Rey Juan Carlos saltó a la prensa rumana, con enconados debates.

En aquella ocasión, se llevó a cabo una sangrienta carnicería en la que abatió nueve osos y un lobo, especies protegidas por los convenios internacionales que Rumanía también firmó.

Según informaba el Romania Libera, la cacería que Don Juan Carlos disfrutó en la región de Covasna entre el viernes ocho de octubre y el domingo siguiente se ha convertido en Rumanía en eje del debate político a escasa distancia de las elecciones presidenciales.

LA TRISTE HISTORIA DE LOS ANIMALES Y EL PODER

Según la información que nos suministra Igor Mikhalev desde Moscu, cuando Erich Honecker y Khrushchev se juntaron para salir de caza, las liebres que esperaban a sus verdugos fueron dejadas en libertad por equivocación.

Por la mañana, cuando los líderes políticos se levantaron con la reseca de una noche en la que habían bebido generosamente, y decidieron comenzar la cacería ¡no había liebres!: ¿Qué?, se preguntaron enfadados ambos líderes mirando a sus asesores.

Entonces, un gato vagabundo de los alrededores fue apresado y puesto en la piel de una liebre muerta para satisfacer los deseos de ambas «autoridades».

Otra historia cuenta que el político alemán Walter Ulbrikht vino visitar a su amigo Khrushchev y le expresó su deseo de cazar osos. A pesar de que no hay osos en Zavidovo, Khrushchev ordenó encontrar uno. Un huntsman ingenioso encontró un viejo oso en un circo y fue enviado al amigo alemán.

En otra ocasión, tranquilizantes fueron inyectados en otro de circo, encadenado a un árbol, en espera del principio de una jornada de caza. Y llegó Ceaucescu que usó una plataforma de madera pequeña adornada con alfombras y una tabla con bebidas alcohólicas.

Primero los huntsmen azotaron al animal, y cuando comenzó a demostrar su debilidad, el líder entró en acción. Con su arma de vista óptica le apuntó en los lugares más sensibles: nariz, oídos, y ojos.

Después, Ceaucescu bajó de la plataforma y se acercó al oso agónico dándole el último tiro al animal en la boca semi abierta.

En otra oportunidad, un animal se arrancó una pata que estaba atada con una cadena en un árbol, junto a la plataforma de Ceaucescu. La seguridad personal del líder no supo reaccionar y el oso desesperado de dolor casi consigue llegar hasta su torturador.

Dicen que el terror paralizador pudo con Ceaucescu, que comenzó a sudar con un olor algo fétido.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído