Felipe Valdés (Periodista Digital).- A muchos periodistas catalanes se les han puesto los pelos de punta cuando han sabido que ERC se va a hacer con el control de los medios de comunicación de la Generalitat. Él es quien tiene la fuerza, y lo que más le interesa es que quien más duro le dio en la última legislatura, la prensa, sea ahora quien más le mime… por la cuenta que les traerá. Medios que se porten como cuando se hundió el Carmelo, y si no… CAC.
Tras el reparto, ha ERC, además de la vicepresidencia del ejecutivo para Josep Lluís Carod-Rovira, le ha correspondido Gobernación, Cultura (con las competencias de Sociedad de la Información), Comercio y Turismo, y Bienestar y Familia.
Es normal que cunda el pánico ya que, además de los medios públicos, también algunos privados están en manos del Govern, como es el caso del diario Avui, del que el presidente del PP de Barcelona, Alberto Fernández, lanzaba la siguiente acusación el pasado mes de enero:
“Que nos hablen también de la relación entre la Generalitat y el diario Avui, que hasta hace unos pocos meses mantenía multimillonarias deudas con Hacienda y con la Seguridad Social. ¿Qué ha pasado? ¿Se las han condonada? Además, la Generalitat participa en el 20% de su accionariado a través del Instituto Catalán de Finanzas. ¿Qué papel juega la Generalitat en este periódico?”.
Y es que, hablando de las subvenciones de la Generalitat, es importante recordar que en 2005 destinó 11´5 millones de euros a los medios de comunicación. Las críticas a estas ayudas son frecuentes desde que en mayo de 2004 se filtró un informe que ponía de manifiesto el muy distinto trato que el gobierno de CIU dispensaba a medios como La Vanguardia. Este periódico, además de ser el más subvencionado, era el que mayor número de suscripciones tenía por parte de la Generalitat: 17.500 ejemplares, el 10% de sus ventas, frente a los 125 que la Generalitat adquiría de El Periódico.
Mientras que grupos como Godó y el periódico Avui recibieron en 2003 12´5 y 6 millones de euros respectivamente, el Grupo Zeta, editor de El Periódico de Catalunya, solo recibía 2´5 millones de euros. Y eso, a pesar de ser el diario de mayor difusión.
Con estas ayudas, no es de extrañar que los medios de comunicación catalanes callen ante noticias de trascendencia nacional, como ocurrió con el derrumbe del barrio del Carmel, tema obviado por los medios catalanes y que, sin embargo, abría los informativos nacionales por su enorme interés. Otro claro ejemplo del silencio de la prensa catalana -pública o no- ante temas que perjudican al Govern, es el boicot del que ha sido objeto durante la campaña electoral el partido Ciutadans, que no encontró en los medios la herramienta de difusión que sí fueron para el resto de partidos.
Ante esta perspectiva, la primera voz de alarma la ha lanzado el Sindicato de Periodistas de Cataluña, que ha pedido que
«Los medios de comunicación públicos no aparezcan nuevamente como objeto de negociación, al mismo nivel que una u otra conselleria, como si formaran parte del Gobierno».
El presidente de este sindicato, Dardo Gómez, explicó a Periodista Digital que no importa tanto que el control de los medios lo ejerza ERC o cualquier otro partido, sino que lo que de verdad es importante es que el gobierno que sea se apropie de los medios públicos como si de una consejería más se tratara.
En un comunicado, el sindicato muestra también su
«sorpresa y preocupación ante la información de que ERC exige en las negociaciones postelectorales el control de la gestión de los medios de comunicación de la Generalitat».
No es de extrañar que sea este fuerte con el que se quiere hacer Carod Rovira, mucho más goloso que cualquier otro, ya que de él depende su imagen ante los electores que son, al fin y al cabo, quienes le ponen donde ahora está.
Sobre el polémico nombramiento, Enrique de Diego, director del programa A Fondo de Intereconomía se muestra muy pesimista.
«Hay que esperar lo peor. Carod Rovira es un sectario compulsivo y por tanto, si de por sí soy contrario a los medios públicos porque representan a la manipulación grosera del poder político, va a elevar a la máxima potencia un clima totalitario lindando con la corrupción.
Para saber a qué nos enfrentamos hay que recordar que en ERC se quedan con parte del sueldo de sus cargos. En definitva, la libertad en Cataluña está en grave riesgo.»
No mucho más optimista se muestra José Antonio Vera, director de Publicaciones de La Razón.
«Con la experiencia que tenemos con Carod se producirá un escoramiento muy nacionalista. Se marginará la cultura española y el bilingüismo.
Asimismo con precedentes como el CAC, se llevará a cabo una purga de personas que nada tengan que ver con el ultranacionalismo. Por ello hay que estar vigilante para evitar un escoramiento hacia el nacionalismo radical en los medios catalanes públicos.»
Isabel San Sebastián, analista política de El Mundo, tampoco se muestra agradada con el nombramiento.
«Me parece espeluznante, pero de ERC o cualquiera. Me parece que esa pretensión que se ha instaurado ahora en algunos Estatutos de Autonomía de controlar los medios de comunicación me parece de un retroceso bestial respecto a la Constitución de 1978.
Y además, que lo haga un partido como ERC que no se caracteriza precisamente por sus comportamientos democráticos, como bien demostró Carod cuando se fue a entrevistarse en secreto con ETA, pues me resulta espeluznante.»
Si cabe, todavía más duro se muestra Román Cendoya, analista político de diversos medios y bloguero de PD.
«Es un drama. Que el partido que cobra el impuesto revolucionario a los funcionarios de la Administración, un partido que tiene una visión totalitaria, se haga cargo de los medios de comunicación es muy malo para todos. Y el problema que estamos teniendo es que en España las libertades cada día están siendo más recortadas.
Precisamente en los territorios donde el nacionalismo tiene mayor peso, como es el caso de Cataluña, pues estamos viendo como las libertades se agotan. Y un contrapoder importantísimo para evitar los estados totalitarios es el de los medios de comunicación, y precisamente por lo importante que es, vemos con los que no tienen ningún carácter democrático se quieren apoderar de ellos.
Y hay que añadir una cosa. Este es el resultado de las políticas de Estado de un tal José Luis Rodríguez Zapatero.»
De esta cuestión, opina Ramón Pi, de la Gaceta de los Negocios, que
«El riesgo para la libertad de expresión reside en la existencia misma de los medios públicos y quien los gestione es secundario, pero si es Ezquerra la encargada el asunto es inquietante y seguiría siendo inquietante aunque fuera la única posible».
Por su parte, el periodista catalán Albert Montagut , del diario ADN, opina lo siguiente:
«El nuevo tripartito nace con las lecciones muy bien aprendidas, al menos ellos lo dicen y es lo que espera la ciudadanía. Si Ezquerra controlase los medios públicos no me asustaría: cuando lo intentaron de forma negativa aquello quedó al descubierto así que no creo que lo vuelvan a intentar. Esté el partido que esté hay que estar alerta para defender la libertad de expresión».
Una opinión muy distinta es la de Enric Sopena, director de El Plural:
«Ahora se ha puesto de moda el tópico de que no se respeta la libertad de expresión en Cataluña y no es real. Estos problemas están en todas partes pero hay que denunciarlos con datos, no con presunciones. Si Ezquerra controla los medios no hay peligro: el Gobierno tiene que compartir responsabilidades. Con respecto a si afectará en algo al CAC, no, porque el equipo del CAC no cambia con el cambio de Gobierno. Una cosa no tiene que ver con la otra. No hay que hablar de censura, sino de errores, y no se puede hablar sólo de Cataluña y cerrar los ojos ante lo que pasa en Telemadrid».
—–
ENLACES RELACIONADOS:
– El PP quiere que el CAC investigue las subvenciones de la Generalitat a los medios
– El Tripartido compra con 10 millones de euros el silencio de los medios de comunicación
