(PD).- El seguir siendo la más sintonizada pronto va a dejar de consolar a la cadena SER, que va de mal en peor. Desde que Iñaki Gabilondo les dejara por la tele las cosas no han vuelto a ser lo que eran. Ahora está de moda escuchar a Losantos en la competencia, para reafirmarse o para indignarse, tanto da. Pero manda lo que él diga, y en la emisora de PRISA lo saben.
Se comenta que en Gran Vía 32 los ánimos no andan bien. Muchos cambios en poco tiempo, y los resultados no acompañan. El último EGM levantó la liebre, y desde la COPE y El Mundo, siempre de la mano, saltaron chispas. También Carlos Herrera en Onda Cero mostró su indignación por lo que decía ser un descarado inflamiento de cifras en favor de la SER.
Pues la que viene promete ser otra polémica oleada del EGM. Según EL Semanal Digital, que de nuevo los datos van a tratar de «salvar» –salvar entre comillas, puesto que sigue siendo la líder de audiencia aupada por sus postes- la cara a la Cadena SER. Sin embargo, la situación interna de la emisora de Jesús de Polanco dista de ser la mejor de las posibles.
GABILONDO, DÓNDE ESTÁS GABILONDO…
Se comenta, por ejemplo, aquello de «otros tiempos siempre fueron mejores». La salida en su día de Iñaki Gabilondo del magazine Hoy por Hoy, al frente del cual llevaba desde el año 1986, aún se deja sentir, a lo que se ha añadido en esta temporada la retirada involuntaria de Carlos Llamas del informativo Hora 25.
Partiendo de cero, la nueva SER con Carles Francino, antiguo hombre de la cadena, al frente del programa insignia de la casa, considerado antaño por muchos como el cañón Bertha de PRISA, está lejos de recuperar la influencia en la opinión pública del periodista vasco. La desazón de los periodistas de la casa se completa con Rodolfo Irago, jefe de informativos de la cadena, nombrado en su momento dentro del reajuste de cargos con la salida de Antonio García Ferreras en dirección al Real Madrid.
«La capacidad de la cadena para crear opinión ha quedado mermada y eso se nota, se ve y se siente», se lamentan los consultados. En todo caso, la actualidad sigue en marcha y la emisora sigue adelante a veces con prácticas nada claras que ahondan en una peligrosa pérdida de credibilidad. Entretanto, en el exterior parece que la vida de la SER sigue adelante sin mayores novedades y en las partes nobles del edificio de Gran Vía 32 dejan hacer.
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