La Moncloa culpa a Moraleda de la metedura de pata de ZP en Le Figaro


(PD/Agencias).- Las carencias del secretario de Estado de Comunicación han vuelto a evidenciarse. Al gazapo comprometedor en el periódico francés se unió el «affaire» de la reunión Obiang-Rajoy.

Afirma Elsemanaldigital que la política informativa del Gobierno Zapatero tuvo la semana pasada y en el plazo de apenas veinticuatro horas dos ejemplos inequívocos de lo que suele llamarse «propaganda en estado puro».

Fue, en primer lugar, la confirmación de cómo desde el Ejecutivo se corta y pega lo que no interesa y, por otra, se retuerce la información desde intereses partidistas.

Dos errores seguidos

El primer ejemplo fue el adelanto por parte del diario francés Le Figaro en su página web de una entrevista con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En ella, aparecía una afirmación del presidente en estos términos:

«Nosotros hemos cumplido nuestra parte del contrato. Ahora le toca a ETA cumplir la suya».

La Moncloa, ante la que se le venía encima, exigió al periódico que retirase la frase de Zapatero. El diario galo aceptaba -a pesar de que la entrevistadora se ha reafirmado, según asevera Elsemanaldigital.com-, y además lo achacaba a un error propio.

En cualquier caso, el problema estuvo en La Moncloa, puesto que cuando se realiza una entrevista con el presidente del Gobierno para un medio de comunicación escrito, luego desde el diario se envía la trascripción de la entrevista a Presidencia para ser corregida.

Por tanto, en esta ocasión, La Moncloa llegó a dar por buena esa frase delatora del jefe del Ejecutivo. Y de hecho, la responsabilidad del fallo apuntó a Gabriela Cañas, la directora de Comunicación Internacional, y a su superior, el propio secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda.

Esa misma tarde llegó el segundo error. Moraleda se tiró a la piscina sin agua y filtró a los periodistas –»en su estilo habitual, más por contar chismes que otra cosa», señalan voces de La Moncloa- que el Gobierno no había pedido al presidente del PP, Mariano Rajoy, que se entrevistase con el dictador guineano, Teodoro Obiang, tal y como aseguraba el principal partido de la oposición.

Algo que poco después se descubría que era falso porque un portavoz de la Oficina de Información Diplomática aseguraba que el propio secretario de Estado de Exteriores, Bernardino León, había llamado a Génova para que el gallego le recibiera.

Muy cuestionado

Un capítulo más de «filtraciones Moraleda», que buscó un agujero para esconder la cabeza y que fue comentado, y mucho, por los periodistas en la Cumbre hispano-francesa celebrada el jueves en Gerona.

El secretario de Estado de Comunicación siempre se ha caracterizado por estar cerca de los informadores, por hacer sentir su aliento en sus pescuezos, pero aquel día, según cuentan numerosos asistentes a este diario, no se le pudo ver. No se acercó ni siquiera por el centro de prensa.

Un gesto que evidentemente fue interpretado por los presentes como un distanciamiento estudiado tras su doble metedura de pata, dos errores de bulto en apenas veinticuatro horas.

El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, no está pasando desde luego por sus mejores horas. Y es que la política informativa en La Moncloa destila escasa profesionalidad. Pero ni extraña, ni sorprende.

Moraleda es fiel a sí mismo. Otra cosa, señalan fuentes socialistas consultadas, es si el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, «debe permitirse el lujo de mantenerle: la experiencia dice que sus resultados son un desastre».

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