Me lo dicen y no me lo creo. En acabando la tertulia de Federico ha salido el tema Gallardón. Losantos ha apostado por la pluralidad de criterios dentro del PP y ha seguido para defender las faraónicas obras del alcalde. Pedrojota, que es un zorro estadista, ha visto filón. El resto ironiza, ríe. Y es que dicen que una conversación con Rajoy aplaca la cólera de los más fieras. ¿Qué tendrá?
Habla Federico,
«A mí que la izquierda sea lo que es, que La SER sea lo que es, me da igual. Lo que no me da igual es que en el PP se vuelva a las peores costumbres de Aznar, que es «aquí no se mueve nadie», «nosotros tenemos que ser como el PSOE». Acabaríamos siendo como Polanco, y como Polanco ya está inventado, acabamos entregándole todo a Polanco. Que es que empiezan por muy mal camino. En cuanto ven que se acercan en las encuestas, otra vez quieren que esto sea un cuartel«.
Democracia interna o «disparidad de sensibilidades», que se le llamó ñoñamente. Federico está por eso, porque cada uno sea cada uno y porque cada uno plantee lo que tenga que plantear. No como en PRISA.
Marcando la diferencia, el temible líder mediático se justifica. ¿Que no me creen?
«Ayer teníamos muchas llamadas, y Mercedes no me dejará mentir: «No se meta usted tanto con Gallardón». Mire usted, para tener autoridad para pedir el voto para un partido, hay que tener autoridad para criticarlo. Porque si no esto sería La Ser Bis o La Antiser.»
Y Pedrojota, que ve lo que hay que ver y mira siempre donde hay que mirar, salta como un gamo.
«Lo que pasa es que, yo creo, Gallardón es un personaje mucho más complejo del que a veces usted presenta. Y yo creo que Gallardón como alcalde está teniendo también méritos y virtudes importantes. A mí me parece que Gallardón probablemente sea en estos momentos la mejor opción posible para alcalde de Madrid. Y eso es compatible con que alguno de sus comportamientos, sobre todo en el ámbito de la vida interna del PP (…) nos parezcan muy mal».
De nuevo Federico.
«Por una vez, y sin que sirva de precedente, voy a defender a Gallardón. La Comunidad de Madrid demuestra, lo está demostrando con Esperanza Aguirre, que el dinero que se invierte en infraestructuras se multiplica».
Lo ha dicho. Palabrita, que lo he oído con mis propias orejas. El ánimo de Pedrojota, mientras habla el presentador de la COPE, se va acercando al clímax.
«Pero vamos por el buen camino, porque la semana pasada don Federico concedió que el alcade había estado oportuno, su comportamiento había sido digno, al quitarse de en medio el día de la visita de Obiang y poner a la concejala de Medio Ambiente. Y esta semana concede que su política de obras es la adecuada y la correcta para Madrid. Pues coincidamos en que Madrid necesita que Alberto Ruiz-Gallardón, durante los próximos cuatro años se dedique en cuerpo y alma a terminar su propuesta para Madrid.»
Se acerca mayo y el silbato ya ha sonado. A Génova se le había abierto un frente inconcebible con el que nadie había contado, La COPE de Federico. Rajoy, haciéndole pasarse por allí para confesarse vis a vis, por un lado y Pedrojota, por otro, tienen que conseguir calmar a Federico. El de El Mundo ha hecho a su manera suyo el testamento del abuelo de Zetapé: «Su credo consistió siempre en su ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes.» Al menos hasta el cuarto domingo de mayo.
