Elena de Regoyos (Periodista Digital).- Estos días los periodistas parlamentarios deben estar disfrutando ya de la magnífica cesta con que el Congreso les felicita la Navidad. Paletilla incluida. Pero no sólo en estas fechas se mima a la prensa. Viajes, coches, vinos, videojuegos y demás caprichos irresistibles se reciben en las redacciones durante todo el año. ¿A cambio de qué?
Los periodistas no pagan la entrada del cine porque van gratis a los pases de prensa, no compran libros porque los reciben directamente de las editoriales y, sólo un detalle más entre tantos mencionables, viajan por el mundo entero a cuenta de las empresas que más intereses tengan. Incluido el Gobierno, que viaja siempre con un séuito de periodistas invitados para «promocionar» sus actos dentro y fuera de España.
Y es que sería conveniente que la prensa se juzgara a sí misma y sus hábitos o «deslices» del mismo modo que lo hace con aquel político que gastó dinero público en brillantina para el pelo o Pilar Miró cuando, presionada por los medios tras descubrirse que compró trajes con dinero de RTVE, tuvo que dejar su cargo de directora del mismo. O todo es reprochable, o manga ancha y a disfrutar.
CÓDIGOS DEONTOLÓGICOS
Un lector chileno nos contaba en una carta cómo allí está establecido una especie de código ético por el que los periodistas no deben aceptar dinero, viajes o regalos de cualquiera que con ello pretenda influir en su modo de enfocar las noticias.
No es el único caso, varios medios estadounidenses prohiben terminantemente a sus empleados aceptar regalos por valor de más de un mínimo fijado por el periódico. Este mínimo no suele estar por encima de lo que cuesta una libreta y un bolígrafo, o regalos del estilo.
LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA SE DESHACE EN REGALOS
En España, no obstante, las redacciones son agasajadas diariamente con todo tipo de regalos. Unas secciones más que otras, cierto es: por poner un ejemplo, y según experiencia personal de la que firma, la industria farmacéutica gasta dinero a raudales en la prensa que luego escribirá de ella.
¿Cómo qué? Como conseguir que los Universal Studios de Miami cierren sus puertas al público habitual para hacer una fiesta privada para sus invitados de la prensa española, con buffet de comida (que después pasó a postres y luego a copas) montado en elegantes mesas por todas las «calles» del parque, libre acceso a las atracciones y, lo que es mejor, sin ninguna cola, claro, debido al escaso número de personas «invitadas», en comparación con el aforo del parque. Esos mismos periodistas fueron llevados, todo gratis, a Disney World, al concierto de una canta famosa y a cenar a los restaurantes más lujosos.
PRENSA ECONÓMICA Y DE MOTOR
Sin embargo, la que seguramente se lleve la palma sea la prensa económica. Amén de la del motor, que ofrece a los redactore de las revistas probar un lujazo de coches y motos recién salidos de fábrica.
Estos días se habla mucho de Air Madrid. Cuando la compañía de Herminio Gil comenzó a operar, invitó a buen número de redactores de economía de medios españoles a su vuelo inaugural a Buenos Aires. Ahí es nada.
Fernando Rayón, director de la Gaceta de los Negocios, matiza este dato y salva la cara de algún compañero:
«En la Gaceta de los Negocios no hay ninguna norma establecida oficialmente, pero cada indivíduo establece sus propios límites. Sé que todos los años se devuelven regalos. También es cierto que se han llegado a recibir incluso sobres con dinero, y no son precisamente las grandes empresas las que los envían. Eso está terminantemente prohibido aceptarlo.
Un director adjunto devolvió un televisor, y se ha devuelto también una nevera y muchos relojes. Móviles y blackberries llegan permanentemente. Y cuando lo devuelves ganas en respeto, te suelen llamar pidiendo disculpas.
Sería una iniciativa muy conveniente establecer límites en este sentido.»
EL EJEMPLO EN CASA: EL PAÍS Y EFE
De existir en España algún medio que lleve, en cierta medida, a la práctica esta limitación a la hora de recibir regalos sería El País. Puestos en contacto con su redacción, confirman a Periodista Digital que desde hace años no se acepta ni una sóla invitación de viajes ya que, por política de empresa, «cuando un viaje interesa informativamente el propio periódico paga los gastos».
No está tan marcada la política respecto a regalos tangibles, aunque sí que se sabe en la redacción que no conviene aceptar regalos que se sepan «excesivos«. Y si alguien lo acepta «habría problemas».
En opinión de Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa,
«sería muy positivo que los medios limitaran esta cuestión en sus redacciones, yo siempre me he manifetado partidario de este tipo de cuestiones, como del distanciamiento de las fuentes».
La estatal Agencia EFE también se muestra estricta a este respecto:
Artículo 17 del Estatuto de Redacción de la Agencia EFE, aprobado en mayo:
«Los periodistas de EFE no pueden aceptar regalos, dinero ni compensaciones por el desempeño de su trabajo. Excepcionalmente, por cortesía, podrán admitir artículos cuyo valor, orientativamente, no exceda de 30 euros. Los materiales suministrados para la elaboración de la información no se consideran regalos.»
MORALEJA
Y es que la de periodista nunca ha sido una profesión especialmente lucrativa, desde el punto de vista de nómina, pero siempre ha existido el consuelo de «cobrar en especias». La pregunta, de muy fácil respuesta, es hasta qué punto esto resulta ético. Otro capítulo merecería lo que tiene de ético el sueldo medio de los periodistas.
