Desde el «Pollo del Pinar» no había habido en España un Fiscal General del Estado tan descaradamente sectario. Jesús Cardenal aceptó ir a Fortuny 4 sólo por su obsesión de poner a ETA contra las cuerdas, mientras al remake, en malo, de Eligio Hernández, Cándido Conde Pumpido, lo pusieron para dar un volantazo y dejar en paz a ETA, y, a la vez, poner de los nervios todo lo que pueda a los del PP. Y, claro…
En esta ocasión no ha sido el motivo la banda terrorista. Telde, el ayuntamiento corrupto del PP, ha servido para alterar de tal manera al líder popular, José Manuel Soria, que se ha puesto a largar, y de qué manera. Bueno, Telde y el fiscal. Ahí estaban los micrófonos de la cadena SER:
«El Partido Socialista cuando ha gobernado si ha tenido que matar, ha matado. Y usted me podrá decir: Hombre pero es que mató a terroristas, a Lasa y Zabala. Si, pero en un Estado de Derecho no se puede matar por un Gobierno ni a los terroristas. No lo digo yo eso, lo dice el Tribunal Supremo. Y el PSOE cuando ha gobernado y ha tenido que secuestrar ha secuestrado.»
El aznar isleño prologa duro para terminar mordiendo a Conde Pumpido:
«Yo no tengo ninguna duda, pero ninguna, del uso que hace el Gobierno socialista del aparato del Estado contra sus adversarios y en beneficio propio. Pero, ¿qué cree usted, que el Fiscal General del Estado actúa de manera independiente e imparcial?»
El ladrillo es un tema peliagudo y entre todos los casos también está el de Telde. ¡Que paguen!. Pero, sin duda, eso no quita para ver como este Fiscal no es más que una pieza clave en la estrategia diseñada por este Gobierno. El nuevo Fiscal del Estado nos ha elevado a la corteza del cerebro el magnicidio del Guerra con Montesquieu. José Manuel Soria se pone como una gárgola porque no entiende como Cándido puede ir a Fortuny vestido de enterrador. Sin disimulo.
