La imagen que nos devuelve el espejo

I

Dos ONG le sacan los colores a la Xunta. La Asociación Pola Defensa da Ría (APDR) de Pontevedra le dio duro al Conselleiro de Medio Ambiente, Manuel Vázquez, por actuar hacia este colectivo ecologista con una actitud que califica de «injustificable». Para la APDR resulta «inaceptable» que haya transcurrido «más de un año» desde que los responsables del colectivo solicitaron una entrevista con el titular de Medio Ambiente de la Xunta, sin haber recibido respuesta. Se ve que nadie les avisó a estos verdes que a Vázquez lo único que lo obsesiona es el cambio climático. Nuestro Al Gore enxebre se siente predestinado a una misión divina para coserle un parche a la capa de ozono. Tanto es así que mientras la Xunta culpaba de las riadas a diestra y siniestra (al PP, a los meteorólogos, al urbanismo salvaje…), Vázquez siempre lo tuvo claro: la culpa «es del cambio climático», dijo este samurai oriundo de Kioto.

II

La otra ONG fue la asociación Esperanza-Salnés que lamentó la «escasa ayuda» prestada desde la Vicepresidencia a la asociación, que integra a niños con discapacidades, y que, según manifestó «deja a esta asociación al borde de la asfixia económica y con pocas posibilidades de subsistencia». Si fuera Adega -es decir, verdes, progres y nacionalistas- y dieran premios irónicos a modo de castigo a alcaldes del PP por su labor frente a los fuegos, Quintana no se hubiera olvidado de ellos. Pero ésta es una asociación seria que desarrolla su actividad en varios programas de apoyo en el aspecto físico, psíquico e incluso de guardería, dando apoyo incluso a familias con más de un niño discapacitado. Por tanto, lo más seguro es que no reciba un euro de Vicepresidencia. A no ser que dejen sus labores para otorgar estatuillas inútiles para complacer al poder de turno.

III

El Grupo parlamentario del BNG, como siempre, está con los problemas de la gente. ¿Los incendios, las riadas, el desempleo, las huelgas sanitarias, la ruina de los bancos marisqueros…? No, lo que les preocupa ahora es que la Xunta inste a los poderes públicos gallegos para que en los actos oficiales la interpretación del himno gallego se realice de acuerdo con lo dispuesto en la ley de símbolos de 1984. Los parlamentarios nacionalistas Bieito Lobeira y Carlos Aymerich, bien escondidos durante los fuegos y las riadas, pidieron que el himno gallego se interprete acorde a el poema de Eduardo Pondal ‘Os Pinos’ y la música de Pascual Veiga. Lo que indignó a los guardianes de la pureza gallega es que, en el Parlamento de Galicia, en un pleno extraordinario con el que la Cámara celebró el 25 aniversario de su constitución, el himno gallego sonó con un exótico toque de acordes flamencos. El BNG criticó los «continuos ataques» que «sufre la cultura gallega». (Aunque todavía la televisión no mostró a un sólo gallego indignado por esta interpretación). Pero escuchemos los reclamos de los tribalistas: «Primero fueron las bandas de estilo escocés del PPdeG y ahora la especial querencia por el flamenco del que hace gala el PSdeG». Estos narcisistas colectivos se miran en el espejo y les encanta lo que ven. Otros, más borgianos, preferimos huir de la imagen que nos devuelven los espejos.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

Lo más leído