El Rey contra Zapatero

Zapatero en menos de tres años ha echado por tierra la inmensa obra de la Transición, levantada en gran parte por Juan Carlos I. El discurso del Rey emitido el día de Noche Buena ha supuesto un desmarque completo de la más alta Institución del Estado de la política puerca del poder Ejecutivo respecto a ETA. Y de más. Al Rey no le hacía gracia el desabrido Aznar, y el 14 sonrió. Casi tres años después, a su Majestad ZP ya no le hace ni pizca de gracia. Por su bien.

«Como ya dije hace un año, España es una gran Nación de la que todos podemos sentirnos orgullosos.»

Mentira. Tras la aprobación del nuevo Estatuto de Cataluña España se constituye en dos Naciones. Dice el Preámbulo de la Ley Fundamental que rige una parte de España: «El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Cataluña como nación

Sabiendo que los Estatutos de Autonomía forman parte del acervo constitucional, o sea son parte de las principales normas que rigen nuestro Estado de Derecho, en puridad España se constituye hoy por hoy en dos naciones, sin tener en cuenta la chapuza andaluza.

Mientras no se modifique la Constitución y se reconvierta a España en la única Nación española, garantía de los derechos y las libertades de todos y cada uno de los ciudadanos que viven en territorio español, el Rey está obligado por la trágica broma de Zapatero a utilizar el término no jurídico de «gran Nación», o cualquier otra ocurriencia de Aza y compañía, para obviar alegalmente que España hoy está constituída por dos naciones.

CONTRA LA MEMORIA HISTÓRICA DE MEDIA ESPAÑA

«Las claves de nuestra modernización han sido la reconciliación, la concordia, la generosidad y la común voluntad de construir una España democrática, moderna, unida y respetuosa de su rica diversidad, en torno a una Constitución de todos y para todos, producto del más amplio consenso entre españoles.

Esa voluntad de consenso, que en su día hizo posible la Transición, ha sido también el fundamento de nuestros principales logros.»

Agua. Durante treinta años el clima revanchista en España había ido in drecescendo gracias a la labor de unos políticos, más o menos honorables, que legislaban para mejorar en la medida de sus posibilidades el futuro de los españoles. Una ingente obra de malabarismo político elebada sobre la Transición y continuada por todos y cada uno de los presidentes democráticos. Excepto Zapatero.

JUNTO A RAJOY EN LA NEGOCIACIÓN CON ETA

Pero el tema mollar es «el proceso». Después de la exitosa política contra el terrorismo etarra llevada a cabo por los diferentes gobiernos Aznar, siguiendo todos sus ministros del Interior la senda marcada por Jaime Mayor Oreja, Zapatero decidió meternos al nido para decirle a la serpiente que se tragara el veneno y que a cambio le dariámos ratones. Y todo olvidado, claro. Don Juan Carlos, calibrando hasta las comas, le ha dicho:

«Por ello, en democracia, la única respuesta a la extorsión, la coacción y la violencia es la que resulta de la primacía de la Ley y del Estado de Derecho.»

Más agua. El Rey, además, hace un llamamiento claro al PSOE para que vuelva a la Ley contra el Terrorismo:

«Y todas las instituciones y fuerzas democráticas tenemos el deber y la responsabilidad de lograr la unidad y la cohesión para desplegar todos los esfuerzos que nos permitan alcanzar, juntos, el objetivo irrenunciable de poner fin al terrorismo, dentro del pleno respeto a nuestra Constitución.»

EL REY CON LAS VÍCTIMAS, O SEA CONTRA PECES-BARBA

«De la profunda crueldad del terrorismo dan testimonio la muerte y el sufrimiento de tantas víctimas, así como el dolor de sus familias, a quienes debemos nuestro respeto, afecto, apoyo y solidaridad.»

Zapatero puso en marcha, para que no le entorpecieran su negocio con la ETA, una política que consistía en dividir a las víctimas y así conseguir acallarlas. De Victoria de Samotracia colocó al padre constitucional Gregorio Peces-Barba que se ha encargado de denigrar, insultar, vejar, maltratar, molestar, perseguir a la inmensa mayoría de las víctimas del terrorismo que sienten náuseas de ver cómo su gobierno se entretiene con los que les han echado sus vidas y las de sus familias a perder.

El Rey, en cambio, está decentemente con los muertos y los mutilados en cuerpo y alma por el terrorismo.

EL REY CONTRA CALDERA Y SU «EFECTO LLAMADA»

Europa ha dado a luz un mecanismo jurídico para que a ningún país se le vuelva a encender la luz y haga una regulización masiva al estilo Caldera. El Rey, en todo el baturrillo de temas que trató en su discurso, hizo también mención a la tragedia que supone para los inmigrantes el «efecto llamada».

«Junto a ello, tenemos que actuar con rigor y solidaridad para detener el doloroso drama de muerte y explotación que implica el tráfico de seres humanos y la inmigración ilegal.»

Cuanta Pilar Cernuda en Onda Cero que «el discurso del Rey se grabó la mañana del 21, es decir, 24 horas antes de que se celebrara el encuentro entre Zapatero y Mariano Rajoy«.

«Y hay una fotografía a la izquierda que a mí me llamó la atención porque era el Rey saludando a gente. Pues era una de las fotografías que le hicieron en su último viaje a Canarias hace unas semanas y se realizó en la Gomera.»

El jefe del Estado español se ha marcado un discurso peliagudo que, tras los espumosos de años anteriores, no ha defraudado. Escoceduras habrá causado en Moncloa y en Ferraz el mensaje. Incluso por la estética. O no. A buen seguro Zapatero preferirá la carta a los Reyes Magos de sus hijas. Paz, amor, diálogo, entendimiento, …Nada.

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