Juan Luís Cebrián y otras sorpresas de la “memoria histórica”

Juan Luís Cebrián y otras sorpresas de la “memoria histórica”

El segundo de los Debates de Periodista Digital se dedicó a la “Memoria Histórica” un concepto tan de moda en los últimos años, que incluso el año 2006 fue designado como “año de la memoria histórica” y el gobierno ha presentado una polémica ley al respecto que tiene ante sí un complicado trámite parlamentario.

En esta ocasión nuestros invitados han sido Pío Moa periodista, escritor e historiador, siendo ésta última faceta con la que ha logrado una mayor repercusión en la opinión pública. Su última obra es “La república que acabó en guerra civil” es una impactante recopilación de imágenes de los años republicanos publicada por la editorial Áltera. Manuel Molares do Val periodista que ha sido corresponsal de la Agencia EFE en varios países y actualmente publica crónicas en diversos periódicos y dos blogs. Y Pedro Fernández Barbadillo, periodista y escritor y bloguero en Periodista Digital. (Más sobre los invitados al debate).

El debate empezó con los contertulios posicionándose sobre el proyecto de Ley de Memoria Histórica que el gobierno presentó a las Cortes hace unas semanas, el primero en hablar fue Manuel Molares:

Yo creo que básicamente es innecesario, pero además es provocador, son dos términos que por el momento me parece que definen bien el proyecto.

El análisis de Pedro Fernández Barbadillo ha sido más profundo y, consecuentemente, todavía más crítico:

En mi opinión es un intento de establecer una nueva legitimidad política por parte del PSOE y de sus aliados del “Neofrente Popular”, de establecer una línea que separe a ellos, los buenos, del resto que serían los malos.

Y esto sólo va a contribuir a dividir aun más a la sociedad española, precisamente de la mano de un personaje que dijo que venía a acabar con la crispación.

La crítica de Pío Moa al proyecto del gobierno de Rodríguez Zapatero todavía fue más dura, aunque no por ello resultó menos razonada que la de los restantes contertulios:

En una ley totalitaria, en ningún país democrático se trata de imponer una determinada visión de la historia, que además en este caso es falsa porque parte del principio de que el Frente Popular defendía la democracia y la libertad cuando la realidad es que se trataba de una agrupación de partidos estalinistas, anarquistas, marxistas revolucionarios, racistas del PNV, golpistas de la Esquerra… Es grotesco pretender que este conglomerado de fuerzas defendía la democracia, además, bajo la protección y la dirección de Stalin. Pues una barbaridad así es lo que están intentando hacernos creer y además por ley, como en los países totalitarios.

LA II REPÚBLICA
Rápidamente el debate se convirtió en un análisis de lo que había sido esa II República que ahora quiere ser ejemplo y antecedente de nuestra actual Constitución. Manuel Molares es claro al respecto:

De entrada la legitimidad de la república era dudosa porque fue fruto de una victoria electoral que no fue tal. Además en medio de un terrible ambiente de corrupción, por ejemplo y a modo de anécdota puedo contar que en el pueblo de mis abuelos hicieron trampas con las elecciones tanto mi abuelo, que era fundador del PSOE en la zona, como el cura, que trató de hacer lo mismo con las derechas, pero las de mi abuelo fueron mejores y ganaron ellos. Todo fue una farsa y probablemente en toda España ocurrieron cosas parecidas, era un país inmoral y corrupto, ciertamente con una derecha brutal pero con una izquierda deshonesta.

Pío Moa matiza:

La legitimidad de la república provenía de que la monarquía le había entregado el poder sin resistencia ninguna a pesar de las elecciones eran municipales y las habían ganado los monárquicos. Además, en ese momento nadie se opuso de verdad al cambio de un régimen que llegó como una democracia liberal pero que rápidamente fue traicionada por las izquierdas con la quema de conventos que no fueron solo conventos sino también bibliotecas, centros de enseñanza etc. Algo brutal.

Y lo más grave del caso fue que la izquierda no condenó a los delincuentes que habían hecho aquello sino que lo legitimó considerándolo “obra del pueblo”. La derecha no respondió violentamente a la agresión pero se creó una desconfianza fundamental hacia la república y empieza a naufragar el proyecto de democracia liberal porque la izquierda no veía a la república como tal sino como su régimen, en el que la derecha no tenía derecho a gobernar aunque fuese la más votada.

Aunque tampoco los partidos de derechas eran, a juicio de nuestros contertulios, ejemplos de fe en la democracia, si bien un partido como la CEDA era “moderado y legalista”, según Pío Moa. Pedro Fernández Barbadillo señalaba con acierto que la república llegó en un momento especialmente delicado, algo que los partidarios de la “Memoria Histórica” no suelen tener en cuenta:

Tras el crack del 29, la caída de la república de Weimar, toma del poder violenta de los bolcheviques en la URSS, de la marcha sobre Roma de Mussolini… la democracia parlamentaria es un régimen que queda totalmente desprestigiado y muy poca gente acepta un sistema de este estilo sin introducir serias modificaciones. Era una época muy violenta y Europa entera estaba cuajada de dictaduras.

Efectivamente, para Manuel Molares el mundo estaba dividido en dos grandes movimientos:

El totalitarismo fascista y el comunista y realmente lo que vino a darse en España fue una lucha entre ambos en el que resultó vencedor el primero, que con los años fue “desfascistandose”, si me permitís la expresión, pero si llega a triunfar el otro el país habría quedado al servicio de la URSS y de Stalin.

EL PSOE Y LA REPÚBLICA
El papel del partido socialista en el devenir de la II República ha sido también un punto de análisis importante en el debate, ya que, en palabras de Pío Moa: “era el único partido de verdad a la llegada de la república porque su colaboración con la dictadura de Primo de Rivera le había permitido crecer y organizarse”. Era fundamental, por tanto, para consolidar el régimen:

De su actitud iba a depender todo y empezó colaborando con las izquierdas republicanas pero de manera provisional, porque su intención era esperar al momento oportuno para dar el salto a la dictadura del proletariado, un salto que empezaron a dar en el 33.

Esa fue la situación que se creó: se va destruyendo la Constitución, que era más o menos democrática, con sus salvedades pero democrática, pero es traicionada constantemente por los que la han hecho que la consideran su régimen.

Además, hay terribles injerencias externas, por ejemplo, los comunistas en España eran ante todo agentes de la Unión Soviética y estaban orgullosos de serlo y hablando de todo esto hay que recordar que el Frente Popular no sólo es el que termina arruinando la democracia y la constitución sino que también hubo una represión de cuyas víctimas siempre se olvida todo el mundo y que sufrieron asesinatos, torturas. Eso sí que son los verdaderos olvidados, nadie habla de ellos.

“BUENOS Y MALOS”
Y hablando de Memoria Histórica, Manuel Molares, expresaba su preocupación por la actual generalizada “desmemoria”:

Todo esto debería ser de conocimiento común, los ciudadanos españoles deberían saber que aquella fue una época muy conflictiva en la que no hay “buenos” y probablemente tampoco “malos del todo”, quizás de esto sí, pero desde luego “buenos del todo” no. Y que 75 años después vuelva a surgir este debate y que volvamos a hablar de “buenos” y “malos” y que además se elijan unos buenos y no otros es una insensatez tremenda porque esta España actual es producto de la unión, del sexo cabría decir, entre las dos partes, vencedores y vencidos se han acostado unos con otros, este es un país descendiente de esa mezcla y ahora se vuelve a intentar dividir cuando todo parecía haber quedado superado con la Constitución del 78.

Pero, ¿desde cuando se viene produciendo este “revival” del odio, es algo que ha llegado con este gobierno, lo puso en marcha el PSOE en la época de Felipe González? Pío Moa lo recuerda perfectamente:

Durante la época de González ya se empezaba a promover pero fue tras perder las elecciones cuando el tema adquiere una dimensión tremenda y un buen ejemplo pueden ser aquellas declaraciones de unos tertulianos de la SER que hablaban “contra los asesinos de García Lorca” o la gente que decía que si ganaba la derecha se exiliaba. Esto no es casual, es el intento de recrear el ambiente de la II República, un ambiente que desde entonces no existía. Porque la transición no se hizo sobre un pacto de silencio sino sobre el acuerdo de no utilizar el pasado como arma política del presente.

Este pacto no se ha respetado, sobre todo por parte del PSOE y en mi opinión la razón es muy clara: han perdido su referente ideológico, el marxismo, y no lo han sustituido por otro que les legitimara, así que tienen que buscar su legitimidad en la historia.

EL MIEDO DEL PP A HABLAR DEL PASADO
El mensaje de deslegitimación democrática que lanza la izquierda es a juicio de nuestros contertulios claro, sencillo y extremadamente efectivo, probablemente por su misma simpleza, pero ¿cómo puede defenderse la derecha española de ese ataque, cómo zafarse de esa trampa? Para Pío Moa está claro: “Pues precisamente clarificando la Memoria Histórica, pero le tienen pánico, no quieren hacerlo”.

Manuel Molares profundiza en el argumento:

Es como si la derecha tuviera un complejo de culpa y de verdad se creyera heredera de los peores momentos del franquismo. A mi me sorprende que a nadie de la derecha se le ocurra recordarle a Zapatero, por ejemplo, que buena parte de su familia y de la de su mujer fueron “franquistas” en el sentido en el que él usa el término despreciativamente.

Él y buena parte de los cuadros dirigentes actuales del PSOE son el producto típico de la España actual: una mezcla de familias de vencedores y de vencidos. Por ejemplo, los cuadros medios de la última etapa aznarista tenían más descendientes de perdedores que los actuales de Zapatero.

Esto debería clarificarse, pero debería hacerlo la derecha, no es nuestro papel como escritores, periodistas o historiadores, la derecha tiene que defenderse.

Una opinión que comparte Pedro Fernández Barbadillo:

Además es necesaria esa defensa por parte de la derecha porque la izquierda y los nacionalistas están creando un ambiente de crispación irrespirable que no creo que nos vaya a llevar a ningún desastre, pero sí es cierto que hay muchos ambientes, universidades, ciertos pueblos… en los que no puedes manifestar libremente tus ideas. Es decir, que el problema de falta de libertad del País Vasco se está extendiendo a Cataluña, obviamente, pero también a muchas partes de España como Galicia, algunas partes de Andalucía.

Defender la verdad histórica y desenmascarar a los manipuladores es trabajar en pro de la paz social.

DESCENDIENTES DEL FRANQUISMO
Y es que, como bien apunta Pío Moa, puesto que en España había muy pocos antifranquistas quién más quién menos descendemos de franquistas o, como mucho, de personas que se mantenían al margen de la política. Algunos son especialmente llamativos:

El caso de Juan Luís Cebrián, por ejemplo, es paradigmático: él viene de una familia falangista muy influyente gracias a lo cual hace una carrera muy rápida en la prensa del movimiento y llega a dirigir los informativos de TVE. Funda El País y lo dirige por delegación de Manuel Fraga pero poco a poco se convierte en un antifranquista furibundo y uno de los principales impulsores de esta visión de la historia y de la política actual, de hecho en gran medida es inspirador del PSOE.

Cebrián es un buen ejemplo, pero desde luego no es el único, como bien nos dice Manuel Molares:

Esto tiene una capacidad de atracción que ha arrastrado consigo a un grupo enorme de personajes con una historia dudosa y que ahora se convierten en adalides de una supuesta Memoria Histórica: franquistas, hijos de franquistas, becados por el franquismo que ocupan cargos tan importantes como la fiscalía general del estado o son miembros incluso del gobierno.

LA VERDADERA LECCIÓN DE LA HISTORIA
Como nos contaba Manuel Molares, muchas de las personas asesinadas en su pueblo no eran de derechas ni de izquierdas, sino gente común que en muchas ocasiones fue víctima de rencillas personales, deudas por saldar… y eso pasó en los dos bandos:

La gran lección que la historia nos da es que cuando se pierde el imperio de la ley no importa que seas de derechas o de izquierdas, que estés en un lado o en otro, siempre habrá alguien que esté dispuesto a asesinarte.

En este sentido, a Pío Moa nos cuenta que le preocupa el ambiente violento que se respira en los comentarios de muchos blogs, en los que resguardándose en un falso anonimato la gente emite opiniones que en su fondo y en su forma resultan violentísimas. Para Moa eso marca una preocupante tendencia social: “ahora se manifiestan de esa forma, pero es el tipo de odio que cuando cae la ley resulta brutal”.

¿Quizá una ley que tratase de recuperar la memoria histórica pero desde un punto de vista sincero podría ser una forma de contribuir a solucionar este ambiente de crispación y enfrentamiento? No lo creen así nuestros contertulios, tal y como lo expresa Pío Moa: “No es misión del estado o de los diputados decidir cómo es la historia. Eso no cabe en la cabeza de nadie, ni en un sentido ni en otro.” Y es que como lo explica Pedro Fernández Barbadillo:

Además parece que hay unos muertos que valen más que otros y, para eso, creo que es mejor que no nos ha hagan hablar de ningún muerto y que luego sean los historiadores y los ensayistas los que traten estos temas.

Eso no debe confundir y hay aspectos de lo que hoy se nos está tratando de vender como “Memoria Histórica” y son aquellas personas que quieren encontrar a sus muertos y darles una tumba digna, Manuel Molares expresa el sentimiento de todos al respecto:

Eso está muy bien y debe hacerse e incluso pueden darse ayudas estatales si son necesarias, pero es una labor que deben desarrollar pequeños grupos no ideologizados, sabiendo que los muertos proceden de los dos lados y que en ambos se podía hacer. Hay quien dice que Franco ya honró a los de su bando, pero esto no es cierto, hay todavía miles de muertos en zona republicana de los cuales nunca más se supo y que reposan en las cunetas igual que en el otro lado.

Sin duda una reflexión valiosa para terminar un debate en que se ha resaltado desde el principio la necesidad de recuperar la memoria histórica, sí, pero la de verdad y no la impuesta por los políticos o los gobernantes. Solo nos queda agradecer a nuestros contertulios su presencia en este segundo Debate de Periodista Digital y sus interesantísimas reflexiones.

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