«El comunicado de ETA: una bombilla en la cloaca»

(PD / Época).- ¡Cuántas cosas revela el comunicado de ETA! Demasiadas. Veamos la primera. ¿Le han dejado perplejo, confuso, desconfiado, inseguro las declaraciones de Zapatero, Blanco, Moraleda, Rubalcaba, De la Vega, Patxi López, López Garrido o Peces-Barba? ¿Las percibe nerviosas, contradictorias, ambiguas y, sobre todo, manipuladoras y falsas? Deje de estar a oscuras.

Así comienza la carta del vicepresidente de Época, Pedro-Juan Viladrich, en la revista de esta semana. Y sigue así:

Ponga una luz en esta cloaca. Lea el comunicado de ETA. Hoy por hoy -el colmo de la paradoja y de la indignidad en una democracia- la mejor bombilla es ETA. Resulta que, si un ciudadano quiere saber “la verdad verdadera” sobre el mal llamado proceso de paz, la fuente más cruda y diáfana es ETA. O sea, que el tal proceso es una negociación política. Lo ha sido siempre, desde una fecha inicial que todavía no se nos ha revelado. Y lo ha seguido siendo desde el día del atentado en la T4 hasta, al menos, el 9 de enero, día del comunicado. ETA cree que es perfectamente compatible el bombazo –y los que fueren necesarios- con el mantenimiento de la “permanente negociación”, que en eso consiste el alto el fuego.

Esta rareza lógica sería una locura, salvo que ETA esté habituada a charlar y conservar la charla con representantes del PSOE desde antes de las elecciones de marzo de 2004, durante el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, incluso mientras cayeron asesinados algunos prohombres del socialismo. Con estos antecedentes, no es extraño que a Batasuna y a ETA les parezca normal seguir como hasta ahora, manteniendo el proceso de negociación y engrasándolo con atentados.Que se haga oficial o clandestinamente, que se finja y se engañe, es detalle accidental.

¡Ay, Dios mío! Y las actas de todo eso las tiene ETA.

El comunicado deja patente que la banda está enfadada porque el presidente Rodríguez no acaba de cumplir con sus “compromisos”. El proceso no procesa según lo acordado. ¿Cuáles han sido estos acuerdos, estas bases, “eso convenido entre ambas partes”, en cuyo nombre ETA declaró el alto el fuego permanente, eso que el presidente Rodríguez no acaba de cumplir, eso que produce la desconfianza, el cabreo y la media tonelada de aviso de ETA? Lea el lector el comunicado.

Ya no es “solamente” el enorme error -sin previo, formal y definitivo abandono de las armas y condena de cualquier forma de violencia- de comprometer expectativas sobre la legalización de Batasuna; la aceptación de dos mesas públicas de negociación política, ajenas a la representación democrática y parlamentaria; el acercamiento de los presos al País Vasco; la purga del socialismo vasco; el aislamiento político total del Partido Popular; los juegos interpretativos y ayudas del fiscal general del Estado; las flojeras policiales y judiciales; la inclusión de Navarra, y la autodeterminación en el paquete de la charla. El comunicado revela más, mucho más.

Enciende la bombilla sobre el fondo de la cloaca, iluminando de pasada la entrevista de Perpiñán, el empecinamiento -“lo que sea y como sea”, aunque sea inconstitucional- con el nuevo Estatuto de Cataluña, la ocasión histórica, el “conmigo o nunca”. ETA dice que se le había seducido con “la segunda reforma del Estado”, urge a las que llama “fuerzas democráticas” a tener los huevos de hacerla y, con gran cabreo y lógica, añade la amenaza: mientras no se desmonte el actual régimen constitucional del Estado español, ETA tiene toda la determinación de seguir la lucha armada.

Lea el artículo completo en la revista Época.

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