Galicia, sociedad tribal

I

La secretaria xeral de Política Lingüística, Marisol López, lanzó una invitación a todo el profesorado de la comunidad para que se involucre «de forma activa» en la normalización del uso del gallego en las escuelas. Es una forma simpática de avisarles a los profesores díscolos que todavía no abandonaron el castellano que se los perseguirá sectariamente como ya se viene haciendo en Ferrol o Pontevedra con amenaza de expediente disciplinario. Por otra parte, su mentor ideológico, el BNG, arrancó al año pidiendo calles, muñecas y hasta nombres y apellidos en gallego. Eso demuestra que a los nacionalistas los intereses de la gente les importan muy poco siempre y cuando no embistan con los suyos. Su trato hacia quienes no piensan como ellos me hace acordar al analogismo que hacía Ortega sobre la crueldad socializante de las termitas con ciertos de sus congéneres, a los cuales ceban para luego chuparles la sangre.

II

Una de los ejes principales del plan de gobierno del bipartito ha sido su lucha contra el «urbanismo salvaje», ya saben, cualquier casa construida frente al mar que no sea de ellos. Pues vaya sorpresa al escuchar al secretario general del PSdeG de Traballo, Ricardo Varela, avalando la gestión del alcalde de Foz, Xosé María García Rivera, convencido de que revalidará su mandato como cabeza de lista de esta formación en las elecciones municipales de mayo. Así como Zapatero llama «accidentes trágicos» a los atentados mortales de ETA, Varela llama «defecto administrativo» a que la Xunta de Galicia reclame al Ayuntamiento de Foz la anulación de 40 solicitudes de licencias municipales para la construcción de unas 1.350 viviendas, que fueron otorgardas todas en una misma tarde. Más sincero, al menos, fue el mismos alcalde socialista de aquella localidad quien admitió, en declaraciones a Europa Press, que pudo haber «un error involuntario» en la concesión de licencias del 29 de marzo de 2006, cinco días después de que el pleno aprobase la suspensión de estos permisos. Si se trata de normalizar podrían comenzar con la retórica de San Caetano, porque esos eufemismos son casi fenómenos paranormales.

III

El conselleiro de Economía e Facenda, José Ramón Fernández Antonio, anunció un ampuloso Plan de Reequilibrio Territorial 2007-2010 recordando que una de las máximas prioridades de la Xunta es la definición y ejecución de una auténtica política de reequilibrio territorial para esta comunidad. Para tal fin gastarán nada más y nada menos que 225 millones de euros de nuestros bolsillos y del de algún alemán de Baden Baden que no sabe ni dónde queda Galicia. Aunque se sabe el monto no se tiene ni idea de cómo se logrará cumplir ese objetivo. Es sorprendente que esta administración -desbordada en todo sentidos por las riadas, los incendios, la crisis sanitaria y la fuga de capitales- se plantee con nuestro dinero metas tan irreales e inalcanzables. Al final estos intentos de control demográfico de inspiración maoísta no son más que una voluntad oscura por controlarlo todo. Así como tener hijos en China requiere de una autorización, próximamente lloverá maná del cielo en las más paupérrimas aldeas rurales gallegas para que los jóvenes no emigren. Y si eso fracasa, les pedirán visados para venir a la ciudad. Todo para abastecer el sueño de unos burgueses con mucho tiempo libre a los que les encanta la vida rural de fin de semana.

IV

El BNG reclamó al Gobierno central explicaciones sobre las declaraciones de Pescanova en las que la empresa apunta «dificultades» planteadas por la Administración gallega y estatal para la creación de una piscifactoría destinada a la producción de rodaballo en Cabo Touriñán (A Coruña), tras el acuerdo alcanzado entre el Ejecutivo portugués y la empresa gallega. Ahora se desmarcan como si ellos no gobernaran pero mientras algunos denuncíabamos hace un año que el Concello de Muxía llevaba recogidas más de 3.000 firmas en su campaña de apoyo a la construcción de la piscifactoría de Pescanova en Touriñán ellos ni aparecieron; es más, mandaron a sus primos ecologistas de Adega para reventar el proyecto. Así es la nueva Galicia con sus zonas sensibles, su bendita sostenibilidad. En la historia de la humanidad, la norma es el páramo, la pobreza, el andar descalzos por el monte. Ese paisaje idílico es el que quiere preservar el bipartito. Desde este humilde espacio defendemos el progreso, la innovación, esa rareza llamada desarrollo que surge del avance tecnológico propio de las sociedades que no se pasan el día mirándose el ómbligo y construyéndose Ciudades de la Cultura en su honor. Por más bilones de euros que inviertan en I+D, Galicia no saldrá del subdesarrollo tecnológico mientras siga siendo rehén del integrismo nacionalista.

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Autor

Luis Balcarce

De 2007 a 2021 fue Jefe de Redacción de Periodista Digital, uno de los diez digitales más leídos de España.

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