Elena de Regoyos (Periodista Digital).- Ya no sabe dónde hurgar la prensa del corazón, o la sensacionalista, que para el caso lo mismo da. Cansados de embarazos reales, juergas hollywoodienses e infidelidades artísticas, los periodistas del género han dirigido sus miradas a la Santa Sede. Nada más y nada menos que a la que fuera novia del secretario personal del Papa, antes de que la dejara por los hábitos. ¿Su pecado? Ser guapo y haber preferido a Dios. Creo que Cantizano ya le está preparando el polígrafo.
La revista italiana Grazia revela en su próximo número los secretos de juventud de Georg Gaenswein, el secretario personal del papa Benedicto XVI, entre los que aparece una novia con la que mantuvo una relación de tres años y a quien dejó para entrar en el seminario.
Gaenswein, de 50 años, es atlético y atractivo, ya había protagonizado la portada de otra revista del corazón con las fotos que le retrataban en pantalones cortos jugando a tenis.
JUGABA AL FÚTBOL, BEBÍA CERVEZA, TOCABA EN UN GRUPO Y SALÍA CON CHICAS
En este nuevo artículo sobre el hombre más «admirado» de la Santa Sede, se revelan los secretos de su adolescencia, cuando era un chico normal de la localidad de Riedern am Wald, en la Selva Negra, jugaba al fútbol, tocaba en un grupo, bebía cerveza y salía con chicas.
Pero lo más jugoso está reservado para la que entonces era su novia, Gaby Schtzle, con quien estuvo tres años y que dejó para entrar en el seminario de Friburgo. Gaby, que ahora está casada, recuerda que «lloró tanto» cuando George la dejó para vestir los hábitos.
Y hay más, porque este apuesto sacerdote era todo un personaje. Uno de sus amigos de juventud, Albert Baumaister, cuenta que Gaenswein era un buen jugador de fútbol, «tenía futuro» y era un chico simpático y ocurrente que en una ocasión fue expulsado de un partido de fútbol y cuando el árbitro, tras sacarle una tarjeta amarilla, le preguntó su nombre y él contesto: «Franz Beckenbauer», como el gran jugador alemán.
