A quién le importa la precariedad habiendo vocación periodística

A quién le importa la precariedad habiendo vocación periodística

Elena de Regoyos (Periodista Digital).- Se paga mal (a las mujeres peor, según la APM) trabajando jornadas interminables («uno es periodista las 24 horas del día»). Hay intrusismo, crispación y presiones del jefe, la empresa, o los políticos… Eso quien consigue un hueco en este abigarrado mercado laboral. El periodismo es, hoy, una profesión en precario, según los mismos que la ejercen. Pero nada de eso debería importar, habiendo verdadera vocación. Se puede decir más alto pero no más claro, en palabras del presidente de la APM, Fernando González Urbaneja: «Es lo que hay».

La tele se paga bien, pero es difícil mantenerse por la fluctución de su programación. Tampoco pagan mal los gabinetes de prensa, pero ahí surgen las dudas de si eso es «verdadero periodismo», estando al servicio de una empresa… El caso es que la precariedad laboral es lo que más preocupa hoy en día a esta profesión, otrora de las más prestigiosas, y que ahora también pierde autoestima.

El Informe Anual de la Profesión Periodística 2006 de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) destaca que

«casi el 68% de los encuestados cita la precariedad laboral entre los problemas más graves, y el 43% opina que en 2006 ha empeorado la situación como consecuencia de la inestabilidad, con el aumento de contratos temporales hasta casi el 12%.»

También preocupa, aunque algo menos, el intrusismo de una profesión no regulada legalmente por sus particularidades legales, dado que todo el mundo goza del Derecho a Informar y de la Libertad de Expresión.

LA POLITIZACIÓN QUE CAUSA CRISPACIÓN

Entre las demás cuestiones que minan la autoestima de quienes ejercemos esta profesión estarían, siempre según el informe de la APM, la ausencia de códigos éticos, la libertad de expresión, la organización de la profesión o los problemas relacionados con la politización e independencia en el ejercicio profesional, muy en en candelero últimamente, dada la altísima crispación mediática a la que asistimos diariamente, a cuyos «instigadores» se les podría poner nombres y apellidos sin gran dificultad. Seguro que ya suenan en su cabeza un par de nombres…

Los periodistas sienten este año que su independencia profesional se ha mermado considerablemente respecto a la del año pasado. Más de la mitad de los periodistas aseguran haber sido presionados alguna vez, principalmente por el jefe, o sino por la empresa como tal. Aunque también los hay que han recibido un toque directtamente del poder político.

UNA PROFESIÓN, CUANTO MENOS, PECULIAR

Tras tantos problemas e inconvenientes en el periodismo, planteados por los mismos que lo ejercen, llama la atención que luego sean ellos quienes exalten su profesión por encima de todas. Es lo que tiene la «vocación«, término que te venden desde que pones un pie en la Facultad, y gracias al que cuelan todo tipo de abusos laborales, como los denunciados por una profesión que vive en precario.

Vocación tiene también las mujeres que escogen éste como su profesión, u oficio, según quién lo considere. Y vaya si tienen vocación, porque si la situación general no pasa de «precaria», la de ellas es aún peor, a juzgar por el capítulo dedicado a La situación laboral de las mujeres periodistas:

«Pese a constituir el 65% de los titulados, sólo ejerce el 45,6%, cobran un 26% menos que sus compañeros varones y ocupan sólo el 24% de los puestos directivos.

Se detectan desigualdades en la «relevancia» de las áreas a que se dedican, centrándolas en sociedad y cultura, mientras que a ellos les confían economía o política.»

«El mercado periodístico está saturado», añade el estudio. Es una de las carreras con menor índice de demanda laboral y mayor número de estudiantes. Cada año miles de estudiantes la escogen como estudios superiores, y las facultades de periodismo proloferan como champiñones.

De los 60.000 licenciados en 30 años de carrera como tal, tan sólo la mitad ejerce.

NO ME LO CREO, LO HAN DICHO EN LA RADIO

Según se desprende de este informe, y como ya adelantaba Periodista Digital, la radio es el medio que sale peor parado en términos de confianza. De unos índices del 30,7% de confianza en 2005, actualmente esta cifra es de tan sólo el 22,2%. La radio esta perdiendo la más importante de las batallas del periodismo: la credibilidad.

Desde la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) responsabilizan directamente a la polarización política y a la crispación que en muchas frecuencias se ha incrementado hasta cotas casi enfermizas. El informe señala que

«La politización de los contenidos y cierta crispación mediática que, de unos meses a esta parte, se han apoderado del medio estarían en la base de ese paulatino descrédito.»

MENSAJE A LOS FUTUROS PERIODISTAS

La profesión, como colectivo, lanza un mensaje claro a los que aún están a tiempo de rectificar, a tenor de las conclusiones de este estudio. Y sería algo así como…

«Que miren en su interior y busquen esa «vocación» como si fuera la llamada de Dios, y si no la encuentran, asuman la responsabilidad y se preparen para, primero, no encontrar trabajo, y cuando lo encuentren, no saber para cuánto tiempo será.

Cobrarán menos que poco, trabajarán más que mucho y no serán libres de escribir las cosas como las hayan visto. Con suerte lo harán como las ha visto su jefe, su empresa o el anunciante que paga a la misma. Al fin y al cabo, es la mano que les dará de comer. Y si es mujer… vaya ahorrando, porque cobrará un 26% menos que sus colegas.»

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