(PD).- El periodismo es el cuarto poder. Es por todos conocida la fuerza que tienen los medios de comunicación para mover a la opinión pública, por lo que el periodismo escrito tiene la obligación de informar con argumentos. La televisión puede llevar a equívocos y el público puede verse envuelto en el impacto emocional de unas imágenes que muestran a un supuesto terrorista clamando su inocencia. La columna de Arcadi Espada en ABC trata sobre la televisión y la inocencia de los acusados por los atentados del 11-M.
Algunos de los procesados por la matanza de Madrid se declaran inocentes y condenan la violencia terrorista. La noticia parece coger por sorpresa a los periódicos, que se ven obligados a un extraño ejercicio. Dan cuenta de las palabras de los presuntos terroristas, pero enseguida añaden que están mintiendo.
De éste dice que es un ejercicio de un gran atrevimiento.
«(Con respecto al El Egipcio) es interesante observar el proceso que lleva al periodismo a una condena tan tajante, él, que suele ser tan escrupuloso con la versión profiláctica de los hechos y tan tendente a presentar en equilibrio informativo una verdad y una mentira«.
Poderosa Opinión Pública
«En cualquier época los acusados se han declarado inocentes, pero la trascendencia de esa declaración era irrisoria comparada con la que tiene hoy. Años atrás el acusado tenía que conmover a un profesional, el juez. Hoy tiene a su disposición la opinión pública. Es mucho más fácil mover a la masa que a un hombre.
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Dado este mecanismo, el inevitable impacto emocional que tiene la declaración televisiva de inocencia de un hombre acusado de delitos monstruosos, el periodismo opta por combatirlo».
Sentencia períodística
«Sí, ha dicho todo esto, pero es un asesino monstruoso por esto, por esto y por esto. Ese tipo de necesidad que no tuvo, por ejemplo, cuando juzgaron a Tony King, y el asesino no sólo paseaba su exculpación por las cuatro columnas del periódico, sino que añadía infamia criminal contra una ciudadana inocente.
Sería muy preocupante que el periodismo cayese en la tentación de declarar que ninguno de estos moros se le escaparán vivos».
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La columna completa, en la edición impresa (€) de El Mundo.
