(PD).- La Agrupación General de Periodistas de la UGT de Madrid quiere que Dragó deje su informativo para dar paso a un auténtico profesional. Argumentan que «no aceptamos “burro”, ni energúmeno, como periodista y menos que esté al frente de un diario informativo». Y apuntan que, ya que no ha dimitido, la dirección de Telemadrid debería cesarle.
En su comunicado, la AGP-UGT dice así:
«No aceptamos “burro” como periodista
Noble y pobre animal, el burro, al que se asocia peyorativamente con alguien sin conocimientos, bruto e incivil y también a la persona que, a pesar de haber estudiado mucho, no discurre con inteligencia. Expresiones aceptadas comúnmente e incluidas en el Diccionario de la Real Academia.
Con orejas de burro se presentó, sin pudor ni vergüenza, Sánchez Dragó delante de los espectadores en Telemadrid. El director y presentador de un “espacio informativo”, que no de humor, se autocalificó de “energúmeno” por afirmar que «los españoles son uno de los pueblos más sucios de la tierra y los madrileños ni te digo. Y los inmigrantes aún peor». Y continúa en su puesto, como si nada, seguro que riendo su gracia y sin arrepentimiento alguno acerca de lo que piensa sobre todos.
Tampoco debe extrañar el esperpento, conociendo al personaje, quién en más de una ocasión airea a los cuatro vientos, que él hace lo que se le pone en gana y no le preocupa el qué dirán. Eso sí que es mostrar respeto por los demás.
Y seguimos hablando de una televisión pública, que pagamos todos y que cada día se hunde un poco más en su miseria, mientras que sus dirigentes, no con orejas, pero si con “orejeras” tienen la vista puesta en como utilizar nuestra televisión para ayudar a ganar las elecciones al Partido Popular.
Desde la Agrupación de Periodistas de UGT-Madrid no aceptamos “burro”, ni energúmeno, como periodista y menos que esté al frente de un diario informativo. Aprovechando que él mismo argumenta, para rechazar ser racista, que ha vivido en muchos sitios y que “no le gusta vivir en Europa”, no estaría nada mal que se sintiese a gusto consigo mismo y se marchase a su hábitat natural, dejando paso a un auténtico profesional.
No basta con lamentar “el revuelo” originado por sus palabras, ni siquiera poniéndose en ridículo en antena, aunque fue al filo de la una de la madrugada. No es suficiente porque lejos de pedir perdón, da por zanjada su desafortunada intervención y “feliz, estimulado y rejuvenecido” con las críticas, se queda en su poltrona, pensando exactamente lo mismo que expresó sobre los “sucios” madrileños, que, por cierto, somos los que le pagamos su salario, para que informe, no para que nos insulte.
Si la ética profesional fuese un baluarte en nuestra profesión, tendrían que haber pasado dos cosas. La primera, lógica, que hubiese dimitido. La segunda, consecuente, que como esto no ha pasado, la dirección le hubiese cesado inmediatamente.
Así podría colocarse en el sitio que le corresponde y acompañar a otro “amigo periodista”, José María García, que no contento con opinar, discrepar y criticar, derecho que tenemos todos, se dedica a insultar, descalificar y atacar a los demás. Este argumento es el que esgrimió Televisión Española para suspender la emisión de la entrevista que Quintero hacía a García. Como en los viejos tiempos, cuando “el Dios” repartía a diestro y siniestro contra todo aquel que osaba interponerse en su camino.
No nos extrañará que con comportamientos como estos los ciudadanos crean cada vez menos en lo que les contamos los periodistas. Claro que, como no son tontos, saben diferenciar bien y seguro que no pueden considerar periodista a alguien, como Sánchez Dragó, que cree que insultar y despreciar a españoles, madrileños e inmigrantes es hacer buen uso de la libertad de expresión».
