Las portadas de El País desvelan que `todos pensaban que existían armas de destrucción masiva´

Juan C. Osta (Periodista Digital).- Nadie tira piedras contra su propio tejado… Excepto el El País. Desde la foto de Las Azores, el buque insignia del Grupo PRISA ha encabezado una campaña de denigración contra el ex presidente Aznar acusándole de mentir respecto a las armas de destrucción masiva de Sadam.
Este martes, con las portadas históricas que regala el diario se pilla los dedos. 17 de enero de 1991, El País: «Irak posee armas químicas y bacteriológicas». Textual.

Tirar de hemeroteca es fundamental para rebatir argumentos, pero que el propio medio tire de hemeroteca para contradecirse a sí mismo no es fácil de encontrar. El diario El País, este martes, regala a sus lectores una portada histórica. «Comenzó la guerra», dice un gran titular. Con un antetítulo, que describe perfectamente la psicosis que se vivía en ese tiempo respecto a las armas de destrucción masiva: «Angustia, miedo, tristeza».

Era un 17 de enero de 1991. Comienza la primera Guerra del Golfo. George Bush, padre del actual presidente de EEUU -que ha liderado la segunda Guerra del Golfo- lanza el primer ataque sobre territorio iraquí. En España, Felipe González, presidente del Gobierno español, cede bases españolas para uso militar. En las bases de Morón y Torrejón repostan aviones de guerra que van más tarde a la zona de conflicto.

Parte del editorial de El País de aquel histórico día es extraído a la portada. «Que cesen las hostilidades», se titulaba.

«EN ESTOS momentos dramáticos del comienzo de una guerra de alcance todavía imprevisible sobrecoge pensar -por encima de fronteras, creencias religiosas o ideas políticas- en los horrores que puede padecer la humanidad y los que van a sufrir soldados y civiles afectados por las hostilidades. La guerra, incluso cuando se hace en nombre de objetivos legítimos, es siempre detestable: siega vidas humanas, aniquila bienes y es la negación absoluta del derecho a la vida, el más elemental de los derechos humanos. Pero aun en medio del caos, de la destrucción y del horror de las matanzas existen grados y niveles ante los que la concíenchi, moral no debe dejar de pronunciarse. Es así apremiante que, en ninguna circunstancia, con ningún motivo, se empleen sistemas de destrucción masiva. Irak posee armas químicas y bacteriológicas. Israel tiene el arma nuclear, al igual que EE UU, el Reino Unido y Francia.»

Era el año 91 y nadie dudaba, ni siquiera El País, de que «Irak posee armas químicas y bacteriolóticas«. Pasan los años y la ONU sigue exigiendo a Sadam Hussein que se deshaga de estas armas. Este organismo envía a un grupo de expertos, con el profesor Hans Blix a la cabeza, para que certifique la existencia de estas armas de destrucción masiva. Pasa el tiempo desde la certeza de que esas armas existían, también para El País, y el régimen de Sadam Hussein pone trabas a los expertos que deben decidir sobre la existencia de estas armas.

Tras varias resoluciones de la ONU, George W. Bush se presenta ante las cámaras y pronuncia aquel «the game is over«.

Este 08 de febrero podíamos leer en el diario de PRISA:» Aznar reconoce que ‘ahora’ sabe que en Irak no había armas de destrucción masiva.» Y continúa: «El ex presidente afirma que todo el mundo pensaba que las armas existían y que él lo ha comprobado ahora

«Todo el mundo pensaba que las armas existían«, y las portadas de la hemeroteca de El País lo confirma.

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