Felipe González: «Vera ha pagado por una cacería que iba contra mí»

Felipe González: "Vera ha pagado por una cacería que iba contra mí"


(PD).- Entre amigos; sólo así se puede describir la presentación del libro de Rafael Vera, quien estuvo compañado por Felipe González, María Antonia Iglesias y Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Este último aseguró que «la cesión de los demócratas» comenzó cuando «aceptaron el chantaje de la Reforma durante la Transición».

Desde que Zapatero llegara al poder, son muchas las ratas que quieren abandonar el ostracismo. El primero en salir fue Amedo que, entre amenazas veladas y cintas inexistentes, encontró su fin en un polígrafo.

Ahora le ha tocado el turno al ex secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, quien acaba de publicar ’19 puertas’ (Ed. Espejo de Tinta); otro bodrio melodramático en el que asegura sin vergüenza cómo la Justicia no lo fue tanto con él, pese a ser uno de los principales organizadores del GAL, amén de un ladrón reconocido ávido de fondos reservados.

Y quién mejor para darles coba que el ex presidente Felipe González, quien parece tener una deuda eterna con el ex secretario de Estado de Seguridad; y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, de quien se dice que ‘prestó’ su despacho a Vera los días posteriores al atentado del 11-M para que adelantase unas informaciones al PSOE que ni el Gobierno de entonces poseía. Eso sí, para abrir la velada, alguien con clase, imparcial, la ‘mamporrera’ María Antonia Iglesias.

Por encima de todo, Vera es un ser humano excepcional, un patriota y un hombre de Estado. A pesar de la demagogia, la verdad resplandecerá por encima de todo.

Por su parte, Rodríguez Ibarra destacó el «sino de la izquierda en España» al referirse a la «injusticia cometida contra Rafael Vera».

«La derecha ha sido siempre la unidad frante a una izquierda iternacionalista, ruptursita, revolucionaria, por lo que tiene que hacer un doble esfuerzo par a demostrar que somos patriotras.»

«No han entendido todavía, que la democracia se ha contruido bajo vaivenes: cesiones y no cesiones… Los demócratas queríamos la ruptura durante la Transición y tuvimos que ceder a la reforma, es decir, al chantaje franquista.»

Ibarra ha explicado que el libro se debate entre dos dilemas y una certeza:

«El primero es `ajuste de cuentas ¿si o no?´, el segundo `¿mereció la pena su trabajo al frente de la seguridad del estado?´ y la certeza: `Vera ha pagado con su dedicación´. Con ajuste de cuentas me refiero a que mucha gente estaría esperando que Vera ajustara cuentas con el estado pero éste no es un libro en el que se ve su ajuste de cuentas con quien le traicionó.

`No voy a ajustar cuentas´, dice Vera, que no quiere contar nada en el libro que haga sentir mal a otros, a los que retrata firmemente. Pues no hay rencor. Con el segundo dilema me refiero a que Vera se siente orgulloso de lo que ha hecho en la vida pues se resume en una brillante hoja de servicios.

Quien lea este libro podrá reconocer las atribuciones de este hombre al Estado. La certeza es que el autor enfrenta con orgullo el precio que ha pagado por ello, por ser el secretario de estado de un Gobierno Socialista».

Y apuntillaba para terminar su intervención:

«Si Felipe González hubiera perdido las elecciones en 1993, Vera no hubiera ido a la cárcel».

«Todavía soportamos a ETA y sus secuelas», ha dicho Felipe González.

«La consolidación de la democracia se debea ese periodo. Rafa Vera ha pagado más que nadie una cacería que iba contra mí. Más que nadie porque ha habido otros, pero él lo sigue pagando. En él se ha concetrado el despropósito de desestabilizar al Estado e intentar conseguir medianmte el juego sucio un triunfo electoral que le negaban los ciudadanos».

«Ese doble propósito se ha pretendido durante años y se sigue pretendiendo hoy. Esto no explica Vera en un nombre en un libro inclasificable, que no utiliza nombres reales al querer evitar ese ajuste de cuentas. Este relato no pretende una cronología de los acontecimientos».

Tras agradecer la presencia de los asistentes, Rafael Vera ha comenzado explicando cómo es su relato:

«El mío es un relato que no son unas memorias, sino algo más. En éstas páginas se recogen todas las emociones, penas y amarguras con las que he convivido durante esos meses en la prisión de Segovia».

Después de confesar su sordera; el ex secretario de Estado reconoce haber «una sordera peor» que se trata «de la injusticia».

«No soy un hombre frío y distante como algunos pretenden describirme. Tantos años en los medios de comunicación me hacen sentir el aliento del odio en mi nuca. No entiendo qué es lo que odian más. ¿Acaso será que no entienden mi esfurzo por el Estado de Derecho? Aquellosson los que me difaman y calumnian».

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