Juan C. Osta (Periodista Digital).- En el buque insignia de la progresía española hay nervios. El medio «oficioso» de Ferraz echa chispas con la manifestación de este sábado en Madrid. La avalancha que se avecina puede levantar ampollas y lo mejor es desacreditarla a priori. Tratan de que sus lectores vean en esa multitud indignada, porque ZP ha consentido que una banda terrorista retuerza el brazo del Estado de Derecho, simplemente como unos franquistas nostálgicos. Cientos de miles de fachas.
Los tertulianos de la SER están irritados. Lo hecho por el presidente del Gobierno con el sanquinario De Juana Chaos y la respuesta del PP por tal fechoría centra todos los programas de la emisora de PRISA. Pero no sólo la Ser. El País inunda sus páginas de descalificaciones al partido de la oposición por decidir hacer una manifestación contra la concesión del segundo grado penitenciario, lo que supone de facto que el etarra se salga con la suya, doblegando al Estado de Derecho.
Significativas, enmarcadas siempre dentro de la línea editorial de los medios, son las viñetas que publican diversos periódicos. El País y el Periódico de Cataluña este sábado dejan entrever la preocupación que hay en las entrañas de la izquierda oficial por el desgaste que puede suponer el éxito de la manifestación, pero sobre todo por lo cuesta arriba que se les pone justificar la medida injustificable del presidente Zapatero con el sanquinario De Juana.
A propósito de la manifestación del PP, el diario El País denunciba este viernes que la derecha está «devaluando las instituciones» porque «le han dejado de servir«. Sapos y culebras soltaba el editorial -que excepcionalmente comenzaba en la portada- de El País. Los chicos de Polanco están que echan chispas.
En PRISA hay nervios. El disgusto por el desgaste de la antipopular medida les lleva a la paradoja de que el medio que se vanagloria de ser el faro que salvaguarda las libertades y los derechos democráticos caiga en trompa contra un partido que convoca una manifestación para protestar por una medida política. ¿No es la manifestación un derecho constitucional?
Las elecciones se acercan y a Polanco y a Blanco se les acaba el tiempo. El PP se ha puesto al frente de las protestas pero la indignación va más allá de los partidos políticos. El clamor contra la excarcelación de De Juana no es del PP. El asco por la victoria de De Juana es un clamor popular. Del pueblo.
EL MUNDO, MANIFESTACIÓN SÍ PERO NO
El diario de Pedrojota cree que es una manifestación «muy justificada«. Pero ve «riesgos«. En su editorial, El Mundo dice:
«Lo esencial en una democracia es que las reglas se apliquen a todos con el mismo rasero. Hay un sector de la izquierda política y mediática que está intentando demonizar al PP y presentarlo como un partido anti-sistema por el mero hecho de ejercer sus derechos al convocar una protesta nacional contra la excarcelación del etarra De Juana.»
Los riesgos:
«La convocatoria de hoy en Madrid tiene dos riesgos que es preciso sopesar. El primero de ellos es que los dirigentes del PP no sepan encontrar el justo término y caigan en el error de mezclar sin proporción ni medida los reproches que merece la conducta de Zapatero en este caso con un apocalíptico proceso general a sus intenciones. Dicho con otras palabras, el PP debe ser capaz de diferenciar bien lo que ya ha sucedido en política antiterrorista de lo que muchos ciudadanos temen que pueda suceder.»
«El segundo riesgo que afecta a la manifestación de hoy es el de un indeseable protagonismo de grupos extremistas con símbolos, banderas, gritos o comportamientos que desdigan el espíritu cívico y democrático de la convocatoria. El PP debe saber que la maquinaria mediática del Gobierno está preparada para magnificar el menor resquicio que sus servicios de orden dejen a la irrupción de la ultraderecha.»
ABC SE VUELCA CON LA MANIFESTACIÓN
«LA campaña de desprestigio y descalificaciones emprendida por el Gobierno y el PSOE contra la manifestación que hoy se celebra en Madrid es la prueba del enorme nerviosismo que sienten los socialistas no sólo por el previsible éxito de la convocatoria, sino también por las consecuencias que esta crisis política desatada por el «caso De Juana» va a tener en sus expectativas electorales. Sin embargo, a pesar de la envergadura que ha adquirido la iniciativa liderada por Mariano Rajoy, el Gobierno no ha podido salir del limitado e ineficaz recurso de viajar al pasado, porque el problema de Rodríguez Zapatero no es lo que pasó en tiempos de Aznar, sino lo que a él le queda por delante. El presidente del Gobierno parece no haber entendido nada de lo que está sucediendo en España ni de lo que están sintiendo los españoles.
Está pasando algo tan trascendental como es el rebrote del Espíritu de Ermua, que fue un puñetazo de los ciudadanos en la mesa de los políticos y, gracias al cual, se cancelaron algunos tópicos que tanto daño hicieron a la consolidación democrática, como la necesidad de dar al nacionalismo la hegemonía en el País Vasco o la resignación ante la supuesta imbatibilidad de ETA. Pues bien, Rodríguez Zapatero ha confiado el éxito de su negociación política con los terroristas a su capacidad para convencer nuevamente a los españoles de que ni la nación española es más fuerte que los nacionalismos insolidarios, ni el Estado está en condiciones de ganar a ETA con la aplicación de la ley y la Justicia. Este auténtico lavado de cerebro que está practicando el socialismo a la sociedad española es la causa de que hoy alcance su punto de ebullición un malestar social que, más allá de siglas y partidos, ha ido cuajando en la opinión pública española.(…)»
Y concluye el editorial de ABC:
«El PP ha sabido asumir la función de encauzar un sentimiento ciudadano espontáneo y demostrar que ha fracasado rotundamente el empeño del PSOE en anularlo como alternativa. Pero su responsabilidad como oposición no acaba hoy, ni debe limitarse a la política antiterrorista. Rajoy ya ha comprobado que hay posibilidades reales para un cambio político en España. También sabe que su discurso firme y templado de estas semanas no sólo no le ha restado el más mínimo apoyo, sino que ha empezado a ser oído en los espacios hasta ahora refractarios a los mensajes del PP. Habrá quien piense que la manifestación de hoy es una reacción desproporcionada ante un hecho aislado como la excarcelación de De Juana Chaos. Sin embargo, los grandes movimientos de protesta sólo necesitan una gota que colme el vaso de la paciencia, un detonante que active la reacción social. Y este es el papel que ha jugado la injusta excarcelación de este etarra. Simplemente, millones de españoles han dicho basta ante la actitud de un Gobierno que, en lugar de asumir su responsabilidad, ha emprendido una grave y falaz campaña de ecoso y derribo del rival político para tratar de desviar la atención de lo verdaderamente sustancial: que por primera vez en la reciente historia democrática, un Ejecutivo se ha plegado a las exigencias de un asesino terrorista, excarcelado en contra de la opinión mayoritaria de los españoles.»