Gaspar Llamzares: «El Che fue ejemplo de integridad política y moral»

(PD).- Faltaba él. La disputa interna que llevó a El País a tener que publicar un «contraeditorial» tiene este viernes la guinda. El coordinador general de Izquierda Unida escribe una emocionada columna en el diario al Che digna de un joven progre de instituto. «El Che fue ejemplo de integridad política y moral, de denuncia, de consecuencia con unos ideales de emancipación y libertad«. Y, según la historia, un tanto criminal.

«El Che sigue levantando pasiones aún hoy. Repasando la prensa de las últimas fechas, con motivo de su aniversario, es evidente que no ha disminuido su capacidad de ser referente, icono, símbolo de un determinado modo de entender el compromiso político y de la adecuación de la vida personal a ese modo de entender la vida pública. Lo peor de estos días, no obstante, es ese empeño de tratar de evaluar una referencia simbólica como la del Che desde parámetros políticos y morales actuales. Y tratar de hacerlo, además, desde una distancia que se presume aséptica en términos políticos».

Gaspar Llamazares, líder comunista español, ha puesto su pluma al servicio de la disputa sobre la figura del Che que se vive en las entrañas del diario del grupo PRISA.

Tras la publicación de un editorial en El País en el que se cuestionaba la mítica figura del líder revolucionario Ernesto Guevara, un tercio de la redacción de este diario ejerció su derecho a monstrar su discrepancia en un texto que también fue publicado por este diario.

Ahora, el comunista Llamazares opina en este mismo periódico:

«El Che fue ejemplo de integridad política y moral, de denuncia, de consecuencia con unos ideales de emancipación y libertad. Esto es lo sustancial y por eso su figura no se ha empequeñecido con el tiempo. También por eso, en un tiempo de cambio como el que actualmente vive América Latina, el icono del Che sigue siendo enarbolado como estandarte de la emancipación. ¿Por qué molesta esto tanto?»

Fue Rosa Montero, columnista del diario, la que recordó a los entusiastas seguidores del líder revolucionario algunos pasajes de su historia:

«Pero la realidad es tozuda y feroz y no entiende de mitos; y en la realidad el Che fue cruel y violento. Tenía la boca llena de grandes palabras, pero se diría que despreciaba a esa gente humilde que tanto se jactaba de defender: «La dictadura del proletariado se ejerce sobre el proletariado mismo», proclamó, totalmente en serio, en un texto político. Hubo cosas peores: «Tenemos que crear la pedagogía de los paredones de fusilamiento y no necesitamos pruebas para matar a un hombre», dijo en 1959 a los Tribunales Revolucionarios».

«También escribió: «Un revolucionario tiene que convertirse en una fría máquina de matar». Durante sus seis meses al mando de la fortaleza de La Cabaña, mandó fusilar, tras juicios de opereta, a centenares de víctimas. Están documentadas 164. También ejecutó a 14 personas durante los años de Sierra Maestra, y otras 23 en Santa Clara. Hablo sólo de las muertes comprobadas. Hay casos bien acreditados, como el de Eutimio Guerra, en los que fue el propio Che quien reventó los sesos de los presos con su pistola».

Todo un ejemplo de «integridad moral«. Ayer, hoy y siempre. Lo demás, prejuicios por «tratar de evaluar una referencia simbólica como la del Che desde parámetros políticos y morales actuales«.

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