Las teles ofrecen 3.000 € al testigo de la agresión racista por contar su experiencia

(EFE / PD).- El joven argentino que presenció la agresión racista a una menor ecuatoriana ocurrida en el interior de un vagón de los Ferrocarriles de la Generalitat en Barcelona ha asegurado que algunos programas de televisión le han ofrecido sumas que superan los 3.000 euros a cambio de explicar su experiencia.

Jesús Prieto, de 23 años, ha denunciado, en declaraciones a TV3 recogidas por Efe, que está siendo objeto de una persecución mediática por parte de determinados programas del corazón y ha pedido que le dejen en paz.

«Soy una persona normal que no quiere salir en televisión y que quiere que su vida privada continúe siendo privada», ha asegurado, tras explicar que finalmente ha decidido hacer declaraciones públicas sin cobrar y a petición propia para intentar parar el acoso y salir al paso de algunas «falsedades» en relación con la agresión racista.

En este sentido se ha defendido de los que le acusan de haber actuado con pasividad ante la agresión de la menor ecuatoriana asegurando que aconsejó a la chica que llamara a la Policía desde el mismo tren y que le advirtió de que había una cámara filmando, por lo que habría pruebas de los hechos.

El joven, que trabaja de recepcionista en un hotel, asegura que pasó miedo tanto durante como después de la agresión y afirma que no presentó denuncia por los hechos que presenció porque sabía que la chica ya lo había hecho.

Jesús ha lamentado que el vídeo que recoge la agresión y que ha sido emitido por todas las televisiones no haya sido tratado para que su imagen apareciera difuminada, al igual que la del agresor y la agredida.

Respecto a los hechos que ocurrieron en el tren en la noche del 7 de octubre entre las estaciones de Sant Boi y la Colonia Güell, el joven sostiene que el agresor, Sergi Xavier M.M., actuó por motivos xenófobos porque cuando la chica le preguntó por qué la agredía éste le contestó que «por puta inmigrante».

Además el agresor iba farfullando a través de un teléfono móvil por el que hablaba con unos amigos frases como «a este moro lo mataremos».

Jesús hace un año y medio que vive con su pareja en Olesa de Montserrat (Barcelona) tras emigrar desde Argentina, país que abandonó para escapar, según ha dicho, del clima opresivo de una sociedad muy católica.

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