Cacho denuncia que la jueza ha sobreseído su juicio contra Garzón por «compadreo»

(PD).- Jesús Cacho va a interponer este viernes mismo un recurso contra sobreseimiento dictado por la titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Barcelona, Silvia López Mejía, de la querella por injurias graves y con publicidad por él interpuesta contra Baltasar Garzón. «La Instructora cree a pies juntillas al imputado… Y le cree única y exclusivamente porque se trata del Juez Garzón.» «Justicia envilecida por el compadreo. Justicia corrompida. Mucho más que un cachondeo

Jesús Cacho se querelló contra el famoso juez a cuenta de las imputaciones vertidas por el Baltasar Garzón contra el director El Confidencial en el libro Un mundo sin miedo.

El 27 de noviembre Garzón comparecía ante la titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Barcelona para prestar declaración como imputado en la mencionada querella. 24 horas después, la juez Silvia López dictó auto acordando “el Sobreseimiento Libre y Archivo de las presentes actuaciones por no ser los hechos denunciados constitutivos de delito”.

Tal y como recuerda el propio Confidencial, que anuncia el recurso,

«Cacho interpuso querella criminal contra el titular del Juzgado de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional el 18 de diciembre de 2006, como consecuencia de la publicación en el libro de marras de afirmaciones tan graves como gratuitas contra una serie de periodistas que no gozan de la amistad del juez. Así, en la página 77 del mismo se habla de “otros congéneres de cuya ética no es que dude, sino que no tengo duda de su inexistencia. Me refiero a esa persona, o a señores como Federico Jiménez Losantos, Jesús Cacho y otros de igual calaña, de los que nunca se sabrá todo lo necesario para hacerse una idea clara del retorcimiento de los pensamientos, actitudes y fines venales que los guían en todos y cada uno de sus actos”.»

Según el auto de la instructora:

“Atendidos los significados de los términos fines venales, intereses espurios, tropelías, mentira y maldad, y el sentido que el querellado le ha dado a dichos términos, en el contexto del Libro y, dado el carácter público de la actividad profesional desarrollada por el querellante [Jesús Cacho], incluso desde el punto de vista meramente semántico y abstracto, no pueden considerarse como gravemente ofensivas o vejatorias”.

Y Jesús Cacho tiene claro por qué ha sucedido todo cómo ha sucedido:

«La Instructora, en suma, cree a pies juntillas al imputado cuando éste declara para exculparse y sin el amparo de ninguna prueba más allá que la credibilidad de su palabra. Y le cree única y exclusivamente porque se trata del Juez Garzón, olvidando así que estaba obligada a tratarlo como a un ciudadano más que, además, declara como imputado».

En su Con Lupa, de El Confidencial, el propio Cacho narra episodios más que curiosos de la toma de declaración del imputado Garzón:

«Don Baltasar Garzón Real llegó a la sede de los Juzgados de Instrucción de Barcelona en coche oficial, con chóofer, dos escoltas y abogado, el catedrático de penal José Manuel Gómez Benítez».

«El Ilmo. Sr. Garzón se perdía en las profundidades del despacho de la Ilma. Magistrado-Juez titular del Juzgado. Se producía así la primera de las “singularidades” de la declaración del imputado, pues en lugar de esperar como un ciudadano más a la puerta del mismo hasta ser llamado para declarar, entró a despachar amigablemente con quien debía tomarle declaración».

«La señora Instructora no se corta un pelo, y dirigiéndose a Garzón le anima: “Bueno, Baltasar vente a mi despacho… Y ustedes se pueden ir, que esto son ya temas personales”. Y dicho y hecho, el imputado Garzón vuelve a encerrarse en el despacho de la Instructora, de cuya imparcialidad como instructora del procedimiento no quedaba a estas alturas ni rastro».

«Nadie sabe de qué hablaron juez e imputado, sin duda de nada que tuviera que ver con el archivo del caso, pero, ya es casualidad, no habían pasado ni 24 horas de la toma de declaración cuando la valiente Silvia López Mejía dictaba Auto de Sobreseimiento Libre y archivo de las actuaciones».

Concluye Cacho su columna con un pesimista:

«Pues bien, esta es la Justicia española, y este es un escarnio más de los muchos que todos los días nos procuran la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y el propio Constitucional. Justicia envilecida por el compadreo. Justicia corrompida. Mucho más que un cachondeo, que dijo el ínclito Pacheco».

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