(PD /EFE).- No pudo soportar la derrota en el concurso de talentos. El jurado le dijo que no tenía el factor X y se quitó la vida. Un músico de la región siberiana de Altái que buscaba su minuto de gloria se suicidó tras fracasar en un concurso de la televisión rusa y cosechar únicamente críticas humillantes por parte del jurado.
Alexandr Malyutin, animador de una guardería y muy querido por los niños, tocaba la guitarra, la balalaika, el piano y el acordeón a cualquier velocidad y del revés y los dos últimos instrumentos incluso con los dedos de los pies, publica hoy el diario Izvestia. Pero su interpretación de la ‘Marcha turca’ de Mozart de espaldas al piano y un sencillo vals con los dedos de los pies no pareció impresionar al jurado del concurso ‘Un minuto de gloria’, un programa en busca de talentos al estilo ‘Factor X’.
«Usted desafina horriblemente. ¿Cómo puede tratar así a su instrumento? ¿Para qué toca con los dedos de los pies si puede hacerlo con los de la mano?», fueron las críticas del jurado.
Malyutin se vino abajo. «Tras regresar al pueblo, anduvo una semana con la mirada perdida. Sus instrumentos y partituras siempre habían estado esparcidas por una de las habitaciones de la casa que llamábamos ‘caja de música’. Decidió poner orden: guardó los instrumentos en sus fundas y las partituras en el armario», explicó su viuda. Sin embargo, «lo principal es que dejó de tocar. Un día le dije que interpretara algo, se sentó al piano y tocó el ‘Réquiem’ de Mozart», añadió Nina Panarina. El deseo de Malyutin de alcanzar la fama se remonta a 1995, cuando cayó en sus manos un ejemplar del ‘Libro Guinness de los récords’.
«Se dio cuenta que la gente con cualquier tontería puede alcanzar un récord y se obstinó con la idea», explicó su sobrina, Liubov Beliakova. En 1999, Malyutin decidió poner su resistencia a prueba y durante cuatro horas tocó el acordeón haciendo el pino de cabeza y en 2000 se enfrentó a la prueba de fuego: tocó durante 24 horas más de 300 canciones al piano, con el acordeón y con la guitarra e inmortalizó su hazaña en seis horas de grabación de vídeo, pero no tuvo éxito.
En 2004 se presentó una nueva oportunidad para Malyutin, que tras participar en una selección realizada por el ‘Libro ruso de los récords’ pasó a la final y fue premiado con una gira de conciertos por algunas ciudades del país. Sin embargo, la mala suerte volvió a cebarse en Malyutin: el inicio de la gira se suspendió al producirse en el Cáucaso Norte de Rusia la toma de rehenes en una escuela de Beslán, que acabó con la vida de 333 personas, 186 de ellas niños.
La última ocasión de alcanzar la fama llegó a principios de 2007 en el Canal 1 de la televisión rusa con la inclusión en la parrilla del concurso ‘Un minuto de gloria’. Consiguió reunir el dinero para el billete a Moscú y viajó a la capital «como si se tratara del último combate que estuviera dispuesto a librar», recordó Natalia Anísimova, profesora del instituto artístico de Altái.
Pero es difícil competir contra alguien que es capaz de engullir bombillas o con un músico que toca la guitarra con los dientes, y su actuación simplemente no gustó. Después de su fracasada aparición en la televisión rusa, Malyutin recibió una carta de su hermana Stalina en la que decía «sentir pena por su hermano». «Te vi por televisión. Con 56 años y el pelo blanco, aporreas el piano con los dedos de los pies: eso es terrible», escribió Stalina.
La decepción fue tan grande, que Malyutin devolvió el ejemplar del ‘Libro Guinness’ a su sobrina y dijo: «Ya no lo necesito». «Luego fue a ver a sus familiares y amigos y se sentó a charlar con ellos como si se estuviera despidiendo», agregó. Después volvió a su casa y se ahorcó, según la agencia de noticias regionales Regions.ru.
Los miembros del jurado, que desconocían el final de Malyutin, reaccionaron a la noticia con un simple comentario: «Si alguien no tiene talento, no podemos ser condescendientes con él. Mentirle es darle falsas esperanzas» dijo uno de ellos.
