Los dos cara a cara entre ZP y Rajoy serán el 25 de febrero y el 3 de marzo

Los dos cara a cara entre ZP y Rajoy serán el 25 de febrero y el 3 de marzo

(PD).- Serán dos «cara a cara» entre Zapatero y Rajoy. Todavía no se sabe la cadena en las que se celebrarán, pero ya se conoce el día: El lunes 25 de febrero y otro lunes 3 de marzo. Con tiempo y en plena campaña electoral. Se tratarán grandes temas, cinco en cada uno de los debates, y serán 90 minutos ininterrumpidos. Un sorteo decidirá quien de los dos empieza.

En un reservado de un hotel de cinco estrellas de Madrid, José Blanco y Pío García Escudero acordaron que Zapatero y Rajoy celebren dos cara a cara en televisión antes de las elecciones. Rajoy hubiera querido tres y Zapatero uno: al final, dos.

Ha sido este viernes por la mañana, en una nueva reunión entre los coordinadores de las campañas del PSOE y del PP, cuando se ha hablado de los contenidos sobre los que girarán los debates y el lugar o lugares donde se celebrarán, aunque, de momento, no se han dado a conocer.

El lugar, pese a que en un principio Rajoy había descardado que se celebraran en la TVE, quedar abierto ahora a todas las televisiones que emiten en abierto. Todavía sigue sin desvelarse la incógnita.

Es casi seguro que los debates se celebren en una televisión a la que tengan acceso todas las cadenas. El PSOE, que en este punto ha estado mucho más listo que el PP, ha propuesto que sean los partidos los que organicen el set de los debates «y que todas las televisiones, públicas y privadas, dependientes e independientes» puedan emitirlos en igualdad de condiciones.

Con estos debates se deberían sentar las bases de la normalización o institucionalización de los debates televisados entre candidatos.

No es admisible que en una democracia consolidada como la nuestra, los «cara a cara» sean una excepción en lugar de una obligación.

LOS ÚLTIMOS, ENTRE AZNAR Y GONZÁLEZ

El último debate televisado entre candidatos a presidente del Gobierno lo protagonizaron Felipe González y José María Aznar hace nada menos que 14 años, lo que prueba hasta qué punto los partidos en el poder han priorizado sus estrategias para estimular o eludir estos lances, en función de cómo les ha ido en las encuestas.

Una posición aventajada puede sugerir la conveniencia de no arriesgar y evitar un encuentro que, sin duda, interesa a los ciudadanos y enriquece a la democracia.

No en balde, aquéllos duelos González-Aznar de 1993 cosecharon unas audiencias de en torno a los diez millones de telespectadores.

Los debates electorales no pueden ser un instrumento al servicio de los partidos, ni una oportunidad de negocio con la que premiar o amistarse con tal o cual cadena, sino un derecho de los ciudadanos y un deber de los candidatos.

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