Juan Cruz Osta (PD).- Zapatero llegó a Moncloa con una máxima: No queremos enemigos heredados. Como prueba del nuevo talante, y para separarse del viejo socialismo, ZP concedió su primera entrevista radiofónica como presidente a Losantos y, desde antes de llegar al Gobierno, mimó cuidadosamente a Pedrojota, bestia negra del felipismo. Después del gazapo de la negociación tras el atentado de la T-4, en Ferraz se suman las voces que le reprochan la táctica. Les viene a la cabeza la fábula del alacrán.
Como adalid del nuevo socialismo, Rodríguez Zapatero no estaba dispuesto a heredar las cargas del socialismo «españolista» de Felipe González. Obsesionado con dar un nuevo «talante» a su forma de hacer política, el candidato socialista mimó a los medios que habían sido enemigos acérrimos del PSOE hasta su llegada a la Secretaría General, y éstos, sobre todo el periódico de Pedrojota Ramírez, supo corresponderle. Supo trabajárselo.
Después de su ascenso al poder, hace ahora casi cuatro años, tomó las riendas de las relaciones con los medios de comunicación, ayudado por Miguel Barraso. Y llegó el desastre. Los medios afines no entendían por qué el presidente del Gobierno del PSOE hacía carantoñas a los «enemigos».
Como una bomba cayó en la cadena SER que el nuevo presidente del PSOE concediera su primera entrevista radiofónica a Federico Jiménez Losantos, en la COPE. Pero no sólo. Pedrojota Ramírez cosechaba, ayudado por el propio presidente del Gobierno, grandes éxitos periodísticos.
Después de la publicación esta semana de la inmensa entrevista que Zapatero concedió a Pedrojota Ramírez (ocho horas conversando), y que publicó El Mundo en dos días, son muchos los críticos socialistas que recuerdan lo que ya se decía antes de que en marzo 2004 llegara al poder: «Fíjate si es poco espabilado este tío que se cree que Pedrojota Ramírez es su amigo«.
Y a cuento viene la fábula que el periodista repite de vez en cuando en sus escritos: la rana y el alacrán.
Dice así. Un alacrán hablaba con una rana y trataba de convencerle de que le pasara al otro lado de la charca. La rana argumentaba que no, que le iba a picar. Y el alacrán le dijo: No te puedo picar, porque ti tú mueres ahogada yo también me ahogaría. La rana accedió. Cuando estaban en mitad del agua el alacrán picó a la rana y ésta le preguntó: ¿Por qué me has picado si así vamos a morir los dos? Y el alacrán contestó: Soy así, está en mi naturaleza.
Está claro quién es el alacrán y quién la rana.
Zapatero se llevó a Pedrojota Ramírez a La Moncloa y le concedió ocho horas de conversación. De ahí salió un titular demoledor para el Partido Socialista, pues el propio presidente terminó reconociendo que tras el atentado de la T-4 de ETA -el 30 de diciembre de 2006- , que dejó dos muertos, el Gobierno siguió negociando con la banda terrorista. Y se ha armado en Ferraz.
Como un mazazo ha sentado en el seno socialista la repercusión que la «dichosa» entrevista ha tenido en la sociedad española. Se suman las voces que, sin atreverse a encararse con el líder, repiten en corrillos aquello de «¿ves?».
El malestar en el entorno del secretario de Organización, José Blanco, y entre parte de los parlamentarios del PSOE, es palpable.
A estas alturas del partido, el Partido Socialista que empezó la legislatura con la premisa de no heredar enemigos del viejo socialismo, se encuentra con un PRISA enconando contra él, y con un grupo nuevo de comunicación nuevo sin demasiada fuerza para defenderle de los ataques de la oposición. Y para colmo, dejándose picar -«fíjate cómo es el tema que se ha creído amigo de Pedrojota«- por el alacrán.
