El presentador de «El Intermedio» opina que en la televisión hay pocos programas de sátira política «porque las cadenas de televisión no tienen ningun interés, ya se vio con la retirada de Caiga quien caiga a pesar de que estaba por encima de la media de la cadena» y se distancia de su personaje televisivo porque «él hace todo lo que yo no me atrevo a hacer. Yo soy tímido y cortado, y el personaje es mucho más valiente y descarado».
Telebasura
En una entrevista con El Periódico, opina que en la televisión de hoy en día «se intenta imitar lo que funciona y, por desgracia, hay una cosa que cuaja, que es la pelea, el insulto. El otro día, por ejemplo, estaba con unos compañeros que trabajaban en Noche Hache y les dieron un dato de audiencia terrible. ‘¿Qué ha pasado?’, se preguntaron, y es que en otro programa a esa misma hora se estaban pegando dos señoritas. Lamentablemente, eso marca un camino muy malo para la TV».
«Las cadenas privadas son como minas de explotación»
«Si el fin último de la televisión es exclusivamente el negocio, es muy peligroso. Hay que entender que las teles privadas no son tales. Les gusta llamarse así, pero es falso, son concesiones de la administración, como las minas. Y tienen unas pautas y unas condiciones que se incumplen sistemáticamente. Sobre todo, en cuanto a contenidos. Una de las funciones de la televisión también es la formación, y eso se incumple absolutamente. Es grave y preocupante, porque hace que la baja calidad se retroalimente: la gente recibe basura, que se convierte en la esencia de esa misma gente, que al final acaba por reclamarla».
«Para un público, no se hace nada»
«Hay un sector del público, que no es tan minoritario, para el que la televisión no hace absolutamente nada. El 90% de la televisión se hace para no más del 30% de los españoles, pero el resto está totalmente olvidado por los programadores. Es verdad que es un grupo de gente muy diverso, con intereses y gustos diferentes, pero no se hace nada pensando en ellos».
