Quién manda en los medios

(PD).- El mapa de poder de los medios de comunicación españoles está cambiando. Al inevitable relevo generacional en alguna de sus cúpulas (son ya más de 30 años desde que murió Franco y empezaron a nacer la mayoría de los actuales) se ha venido a sumar la también ineludible necesidad de crecimiento y de recursos con los que financiarla.

Los principales grupos han acudido a la Bolsa en su busca y, aunque solemnes pactos suscritos entre sus socios garantizan a corto plazo la estabilidad accionarial, la fina sensibilidad de los mercados está condicionando no sólo la gestión empresarial, sino también contenidos y orientación de las informaciones.

A las habituales peleas entre grupos de distinto signo ideológico se suma ahora con fuerza el elemento económico, y quienes no dependen de la Bolsa parten con ventaja.

El pasado 18 de septiembre, unas horas después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su ministra Carme Chacón, presentaran un ambicioso plan para el acceso de los jóvenes a la vivienda, varios redactores de El País escuchaban detalle por detalle, en la sede del ministerio, las claves de la promesa estrella. El tiempo de explicación, que en otros tiempos habrían conseguido un amplio y favorable despliegue del rotativo en torno a Chacón y su plan, sirvieron en esta ocasión para poco.

El consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, dio orden esa misma tarde según quienes conocen cómo se desarrolló la febril jornada en el rotativo, de publicar una información critica y un editorial de descalificación de la medida. Para El País era sólo un «aparatoso fiasco político». Horas antes de la decisión de Cebrián las acciones de Prisa y de Sogecable, su filial audiovisual, habían sufrido un duro golpe en Bolsa. Después de varias jornadas de lenta caída de la cotización, alimentada por la incertidumbre generada por la denominada «guerra del fútbol», Mediapro, la competidora que llevaba semanas impidiendo a Canal Plus la exclusiva de su partido de pago los domingos, anunciaba un acuerdo con Prisa y la firma de la paz. Los valores subieron durante unas horas. Sólo hasta que desde el imperio Polanco se descalificaba al directivo que había llegado al acuerdo y se anunciaba su cese. Las acciones volvieron a caer en picado. Prisa necesitaba, pues, dar un severo toque de atención al Gobierno para que hiciese algo por resolver la guerra televisiva. Con las cosas de comer, no se juega.

Este puede ser uno de los ejemplos recientes más ilustrativos sobre lo que está cambiando en los grandes grupos de comunicación del país. Unos meses antes, la primavera pasada, el otro gran emporio mediático nacional, Vocento, editor del ABC, de más de una decena de diarios regionales , dueño de Punto Radio y de la Agencia Colpisa y del 13 por ciento de Telecinco, sufría un maremoto en su cuadro de mandos. Las causas: además de una «crisis de crecimiento» al haber perdido la oportunidad de comprar el grupo Recoletos, unacampaña desatada por un insigne protagonista de la derecha mediática, el conocido periodista de la COPE, Federico Jiménez Losantos, contra el ABC por considerarlo tibio en su posición contra el Gobierno de Zapatero y, más en concreto, por no apoyar desde sus páginas la «teoría de la conspiración» del 11-M.

Bajada de suscriptores del centenario rotativo y estancamiento de la cotización de las acciones de Vocento, que habían debutado en el parqué hacía sólo unos meses, en noviembre de 2006, fueron las consecuencias más inmediatas de la guerra desatada. Unos meses más tarde, la batalla se desarrollaba dentro de las habitaciones de la casa y las distintas familias empresariales vascas que sustentan la mayoría del capital del grupo deshacían alianzas y entretejían otras nuevas para echar al entonces consejero delegado y timonel del grupo, José María Bergareche. Tras el verano, Vocento ha estrenado nueva dirección pero las tensiones aún no han terminado.

En las feroces disputas que jalonan la historia de los medios de comunicación españoles (no sólo hablamos de clientes y cuentas de resultados como en otros sectores, sino también de influencia y poder político) la exposición a los focos de los mercados de valores, pues, está revelándose como un nuevo actor con maneras de protagonista. Y quienes ya conviven con él desde hace tiempo, como el citado grupo Prisa, han iniciado una estrategia de contraataque.

Así interpretan los analistas las recientes informaciones publicadas por sus medios (El País y Cinco Días, con reproducción posterior en la Cadena Ser) sobre la solvencia económica y la propiedad de su actual enemigo número uno, la Mediapro de Jaume Roures.

Esta productora de cine y contenidos audiovisuales, que ha crecido en los últimos cinco años exponencialmente y hoy controla una cadena de televisión en abierto, La Sexta, además de acabar de sacar a la calle un diario de información general y ámbito nacional, Público, no tiene obligación legal de dar explicaciones sobre sus dueños, ni de cómo está repartido su capital más allá de lo «políticamente correcto», ni sufre ninguna bajada en el valor de sus acciones por vaivén informativo alguno. No cotiza en Bolsa y, aunque suministra información pública periódica sobre sus alianzas y sus cuentas, como cualquier otra sociedad inscrita en el Registro Mercantil, ésta no tiene comparación con las obligaciones de Prisa o Vocento, por ejemplo.

Por eso los medios de la familia Polanco se han apresurado a «informar» a sus lectores que «los principales accionistas de Mediapro son dos sociedades radicadas en Holanda –Mediaproduction Properties B.V., y Equille Investments B.V-«, según el titular de Cinco Días del pasado jueves. Poco puede añadir este dato al hecho de que sean Roures y su mano derecha, Tatxo Benet, fundadores de la compañía, los accionistas mayoritarios puesto que las citadas empresas holandesas pueden responder a un entramado societario de ambos, tan común en el mundo empresarial.

El dato clave es que, al radicarlas en Amsterdam no sólo pagan menos impuestos en España sino que, dada la legislación holandesa, pueden, perfectamente, ser mucho más opacas.
Unos días antes El País ya había dado otro «aviso» a Roures al publicar que «Los compromisos de pago por derechos de Mediapro superan 70 veces sus fondos propios». El rotativo de Prisa ponía claramente en duda que Mediapro fuera capaz de afrontar las obligaciones contraídas con los clubs de fútbol a los que ha comprado los derechos televisivos a partir de 2009 (origen de la «guerra del fútbol»), y que ascienden a 2.289 millones de euros, con unos fondos propios de «tan sólo» 32,36 millones.

También cuando Prisa salió a Bolsa –fue el primer grupo de medios que lo hizo, corría el año 2000 y Aznar acababa de conseguir su mayoría absoluta- se insinuó desde algunos sectores de la derecha mediática que las obligaciones de pago que Canal Plus había contraído con los clubs de fútbol –entonces la única que ofrecía partidos «de pago»- auguraban nubarrones en sus cuentas en un intento de frustrar las afluencia masiva de inversores. Escaso eco tuvieron aquellas intentonas y la llegada al parqué de Prisa fue un éxito sólo superada por la increíble revalorización que acumulaba su filial audiovisual, hoy Sogecable, también en Bolsa, que conseguía el máximo histórico del valor de sus acciones en el mismo año 2000, nada menos que 72,82 euros, más del triple del precio de su salida al mercado, 23,50 euros, apenas seis meses antes.

Como Mediapro no tiene acciones en Bolsa no corre ese peligro, pero sí otro, que El País no ha tenido reparo alguno en utilizar. En la citada información se aludía, además, a que un banco, sin citar su nombre, «ha perdonado la ejecución inmediata de la deuda» que la productora catalana tenía contraída con él, datos extraídos, según el diario, de las propias comunicaciones de la empresa al Registro Mercantil.

Pocas entidades financieras pueden permitirse salir retratadas en el primer diario nacional como prestamistas que perdonan deudas a determinadas empresas por causas inconfesables. El País parecía avisar sin asestar todavía un golpe mayor. Sí citaba, sin embargo, al Institut Cátala de Finances y al Instituto de Crédito Oficial, como proveedores de financiación para su rival, informaciones que también han sido publicadas y ampliadas en otros medios como El Economista, diario editado por el antiguo presidente de la empresa editora de El Mundo, Unidad Editorial, Alfonso de Salas, en una aventura empresarial independiente de los grandes grupos emprendidas hace poco más de un año. Ambas entidades públicas han explicado que sus créditos a Mediapro se enmarcan en su estrategia general de apoyo al sector. Al cierre de esta edición, sin embargo, aún no se habían producido reacciones desde la productora a estos ataques con gruesa artillería económica lanzados desde Prisa.

La munición también incluye las presiones políticas, y de ahí las consecuencias informativas de la batalla. Desde el «fuego amigo» citado por Felipe González hace unas semanas en el homenaje a Jesús de Polanco para alertar de que se pelea desde las filas del mismo bando hasta las declaraciones de José Miguel Contreras, consejero delegado de La Sexta, quien aseguró hace unos días en una conferencia que «si alguien sabe de presiones al Gobierno esa es Prisa», la tensión alrededor de Moncloa crece por días según se acercan las elecciones generales.

Sin embargo, y, en línea con el reportaje publicado la pasada semana en EL SIGLO y titulado «ZP acepta el órdago a Cebrián. Moncloa y Ferraz defienden su independencia de Prisa», el propio Zapatero habría asegurado a la ejecutiva del PSOE este pasado lunes que «no intervendrá en la guerra del fútbol», distanciándose de todo lo que está pasando al calificarla de «disputa estrictamente empresarial y económica», según la información publicada por El Mundo.

El rotativo dirigido por Pedro J. Ramírez, aunque no involucrado directamente, también está sabiendo aprovechar las hostilidades desatadas dentro de las trincheras consideradas desde su grupo editorial como enemigas. Al tiempo que informa con detalle de cada escaramuza o avance de Roures en contra de Prisa, apoya la línea de ataque de Jiménez Lo-santos contra el ABC–en estos últimos días centrada en la polémica sobre la figura del Rey, tal como se informa en este mismo número en el reportaje de portada-.

Ramírez tampoco está expuesto a la escrutadora mirada de los inversores y la Bolsa. Unidad Editorial, recientemente convertida en un auténtico grupo multimedia tras la adquisición del grupo Recoletos, tampoco cotiza en los mercados de valores y sus andanadas a Vocento no hacen perder dinero a sus inversores, el grupo italiano RCS que desde hace más de una década le proporciona el suelo financiero que pisa como capitán general sin que ninguno de sus directivos se haya inmiscuido en su línea editorial.

Hay otros actores en la escena que también han podido permitirse no acudir a los mercados para financiar su crecimiento. De ahí, de igual manera, su menor tamaño, aunque hay sectores, como el televisivo, que, debido a sus necesidades de inversión, casi lo hacen inevitable. El grupo Planeta, de José Manuel Lara, más importante en el mundo editorial que en el mediático, no cotiza en Bolsa pero su televisión, Antena 3, sí. Y hace meses que viene sufriendo en la cotización de sus acciones el implacable rigor del share (Ver recuadro: «Las teles, esclavas de la audiencia»), turbulencias que podrían tener consecuencias a medio plazo en el diario también propiedad de Lara, La Razón.

Telecinco también cotiza pero desde que Berlusconi tomará definitivamente las riendas tras la retirada efectiva de Vocento y la convirtiera en una cadena más comercial, su audiencia va viento en popa y, con ella, su valoración económica en los mercados. Otros grupos de menor tamaño, como el grupo Zeta, se resisten a tener que estar pendientes de los parqués y ha asumido la sucesión de su fundador con el consiguiente relevo generacional al frente de la propiedad manteniendo, por el momento, la mayoría de sus medios.

Todo parece estar cambiando. De los grandes emporios empresariales de España ya sólo se puede decir de uno, sin temor a equivocarse, quién es su dueño y quién lo manda: El Corte Inglés de Isidoro Alvarez. Por supuesto, nunca ha cotizado en Bolsa a pesar de su tamaño. En los medios es mucho más difícil saber ahora quién manda en El País, ABC o Antena 3. En este dossier intentamos explicarlo.

PRISA: TENSION CEBRIÁN-LOS POLANCO

El primer grupo de medios de comunicación del país vive momentos agitados. El pasado julio fallecía su fundador y alma mater, Jesús de Polanco, un editor crecido en la transición española y que había alumbrado al diario convertido en líder y referente de esa nueva España que nacía tras la negra etapa del franquismo. La influencia de El País y la Cadena Ser, también líder en su sector desde hace décadas, unido a las relaciones políticas y empresariales de Polanco le llevaron a ser llamado «Jesús del Gran Poder». Todo el mundo sabía entonces quién mandaba en El País, diario que había construido con la complicidad en el mando de Juan Luis Cebrián, su primer director y hoy consejero delegado de Prisa, convertido desde entonces en el otro resorte clave de poder del grupo.

Hasta que la enfermedad no empezó a dar sus severas alertas todo seguía igual en el imperio Polanco. Fue el fundador quien sacó a Bolsa alrededor de una cuarta parte del capital del grupo para financiar su expansión en el año 2000, él quien públicamente dijo aquello de «Mejor que Aznar, cualquier dirigente del PP», enfrentándose abiertamente al entonces presidente del Gobierno que había pretendido meterlo en la cárcel durante la «primera guerra del fútbol». Y él quien mantenía el status entre los dos poderes emergentes en la casa: el del citado Cebrián y el de su sobrino, Javier Díez Polanco, colocado al frente de los negocios audiovisuales como consejero delegado de Sogecable.

Fue en noviembre del pasado año cuando Jesús de Polanco, consciente de la incertidumbre sobre su salud, dio el paso de nombrar vicepresidente y «próximo presidente», es decir, cuando él faltase o no pudiese continuar, a su hijo Ignacio, entonces un miembro más del consejo de Administración que no se había manifestado especialmente interesado en la pelea por el poder. El gesto de Polanco se interpretó entonces como un intento de no tener que optar entre Cebrián y Díez Polanco, dejando a ambos en sus puestos y con la figura de Ignacio como sucesor elegido.

Tras la muerte del empresario la familia no quiso dejar tiempo para las dudas. En una comunicación a la Comisión nacional del Mercado de Valores (CNMV) dejaba constancia de que no iba a haber turbulencias en, la propiedad. Los cuatro hijos del editor, Ignacio, Isabel, Maria Jesús y Manuel, y su ex esposa, Isabel Moreno, anunciaban su compromiso de no vender ni transmitir sus acciones, agrupadas en la sociedad familiar Rucandio, «hasta que no transcurran 10 años desde el fallecimiento de Jesús de Polanco».

Tal como ha venido informando EL SIGLO (Ver n°754: «Tensión en el imperio Polanco.») la anunciada estabilidad accionarial no ha traído la paz a la casa editora de El País. El rotativo lleva tiempo en una pelea por mantener su liderazgo en el quiosco frente a El Mundo y planea desde hace más de un año un cambio de diseño, impulsado por Cebrián, que , anunciado para septiembre, se ha retrasado por las dudas que genera y la reciente aparición de un nuevo competidor, el diario Público.

La «guerra del fútbol» con Mediapro y La Sexta está, por el momento, ejerciendo como factor de cohesión entre Cebrián y los herederos, donde habría situado su posición Díez Polanco, íntimo amigo, por otra parte, de su primo y nuevo presidente, Ignacio. Nadie excluye, no obstante, que, cuando se resuelva, en uno u otro sentido la batalla con Roures, se hagan más evidentes las tensiones entre los dos despachos de mando. De momento, lo que urge es que Sogecable no siga cayendo en Bolsa y que El País mantenga su liderazgo.

VOCENTO: PELEA ENTRE FAMILIAS

El antiguo Grupo Correo, fundado por un selecto grupo de las tradicionales familias em presariales vascas aglutinadas en torno a Neguri y su periódico de cabecera, El Correo Español-El Pueblo Vasco, es hoy un grupo multimedia que ha pactado con otra familia de la derecha ideológica, pero de Madrid, los Luca de Tena, y que soporta inciertas turbulencias en su delicado equilibrio accionarial, pendiente, además de la volatilidad de los mercados de valores, donde circula un 20 por ciento de su capital.

La gran decisión del entonces grupo Correo se tomó al comprar el diario ABC, en 2001 le la operación, denominada «fusión», surgi el nuevo nombre de Vocento). «Los vascos», como eran conocidos en el sector, necesita n un rotativo de influencia política nacional para cimentar su salto más allá de la prensa egional, donde llevaban décadas siendo eres, y que también conllevaba hacerse con una cadena de radio, una tele y otros medios.

Dentro de esa estrategia se inscribió la compra deTelecinco, cadena que gobernaron, con no pocas dificultades durante los gobiernos le Aznar (las presiones del Ejecutivo forzaron incluso, el cese del entonces director de informativos de la cadena y hoy director de RTVE, Luis Fernández) hasta que su socio italiano y amigo de Moncloa, Silvio Berlusconi, les animó a marcharse. Hoy aún mantienen un 13 por ciento de la cadena pero sin responsabilidades de gestión.

También crearon su propia radio, Punto Radio, con Luis del Olmo como estrella principal, compraron la Agencia Colpisa y entraron en el reparto de la televisión digital terrestre, ya con Zapatero en La Moncloa. Todo esta progresión se apoyó en la venta de su antigua participación en Telecinco, con notables plusvalías, y a finales del año pasado, con la vista puesta en seguir creciendo, sacaron, por primera vez en su historia, un 20 por ciento de su capital a Bolsa.

El ideólogo y ejecutor de la estrategia era José María Bergareche, hasta el pasado abril consejero delegado y hombre fuerte de Vocento dentro del conglomerado de familias propietarias, pero varios reveses le han desalojado del centro de mando -se mantiene como vicepresidente del consejo ya que su familia es el tercer accionista del grupo tras los Ybarra y los Luca de Tena (Ver recuadro «Los dueños de cada casa»)-.

Uno de estos movimientos adversos ha llegado, sin duda, de la mano de la discreta evolución de las acciones de Vocento desde que salieron al parqué, en noviembre pasado. Aunque desde la compañía se habla de una evolución «similar» a otros grupos del sector locierto es que los mercados no han aplaudido la respuesta que el grupo ha dado a la encarnizada competencia en que se desarrolla el sector.

Un factor clave en la caída de Bergareche ha sido la campaña emprendida contra el ABC por Federico Jiménez Losantos desde la COPE, animando a no comprarlo y a darse de baja como suscriptor. Vocento demandó a la cadena de los obispos ante el Tribunal de Defensa de la Competencia pero el mal ya estaba hecho: el delicado equilibrio en la propiedad del ABC ya se había revuelto. La principal familia entre los accionistas, los Ybarra –directa e indirectamente se acercan al 20 por ciento de la propiedad-, retiraron su confianza a Bergareche y se aliaron con los Luca de Tena, antiguos dueños del rotativo y que, tras la compra, quedaron segundos en el accionariado con casi un 9 por ciento del capital.

El sustituto de Bergareche, Belarmino García, es, por primera vez, un gestor procedente de fuera (era directivo en Orange) sin experiencia en medios de comunicación ni vínculos familiares con la propiedad, cuya elección parece querer lanzar un mensaje a los mercados de «profesionalización» de la gestión.

A pesar de ello, la situación en una propiedad tan distribuída no permite señalar a un único timonel. En previsión, y nada más salir a Bolsa, los Ybarra, Bergareche, y Urrutia suscribieron un acuerdo para dotar de estabilidad al accionariado y blindarse ante una posible OPA hostil en el que se comprometían a no vender sus acciones, sin el acuerdo del resto, en un plazo de cinco años desde noviembre de 2006. Los Luca de Tena, aunque ganadores de la «batalla contra Bergareche», no están incluidos y pueden hacer con su participación lo que quieran.

Unidad Editorial: Pedro Jota, al mando

Unidad Editorial, la empresa que edita El Mundo, no cotiza en Bolsa. Viene creciendo ininterrumpidamente desde hace más de una década, justo desde que la multinacional italiana RCS, editora de El Corriere della Sera, invirtiese en el rotativo dirigido por Pedro J. Ramírez sin reclamar, aparentemente, cabina de mando en el cuartel general.

El director de El Mundo ha conseguido una situación inédita en el mundo editorial español: después de haber perdido la posición de principal propietario de su diario debido a las necesidades de crecimiento e inversión, continúa siendo el cerebro de la gestión y estrategia del grupo.

El mantenimiento de su puesto llama aún más la atención después de que el resto de conglomerados empresariales que lo rodean hayan tenido que «pasar el trago» de acudir a Bolsa mientras que él, sin apenas relevancia en el accionariado (RCS tiene el 96 por ciento del capital), mantiene la confianza de los italianos y continúa, sin oposición alguna, al frente del rotativo que fundó hace ya cerca de veinte años. Más bien al contrario. El grupo Recoletos, que cotizó en Bolsa entre 2000 y 2005 y Vocento intentó comprar, fue adquirido por RCS en febrero pasado convirtiendo a Unidad Editorial en un gigante capaz de «toser» a Prisa. Lejos de diluir su poder, Ramírez está nombrando a los hombres fuerte de la nueva etapa.

Mediapro: el agresivo recién llegado

La productora de Jaume Roures está em pezando a ser conocida por el público. De dicada hasta hace poco a la producción cinematográfica y televisiva, Mediapro ha da do el gran salto a los medios a través de su asociación con Globomedia, presidida po el conocido showman Emilio Aragón y cor José Miguel Contreras como socio destacado. Contreras colaboró en tiempos -ademá de ser amigo personal- con Miguel Barroso ex secretario de Estado con Zapatero, y se le considera cercano al actual PSOE, lo que hi colgado a Roures y a sus últimos proyecto! el sambenito de «amigo del Gobierno».

Al margen de etiquetas Mediapro ha irrumpido con fuerza en el sector de medios en los últimos años siendo socio de referencia de La Sexta y sacando a la calle el nuevo diario Público. No cotiza en Bolsa y se supone en manos de Roures y Benet, con la británi ca WPP como socio financiero. La réciente entrada del conocido empresario Juan Abelló en el capital de Imagina, holding creado para alumbrar La Sexta, ha hecho pensar más de uno que lo de Roures no es sólo un capricho. Y a temer por ello.

LOS DUEÑOS DE CADA CASA

GRUPO PRISA

Salida a Bolsa: Fecha: Junio 2000.
Precio de la acción en la OPV: 20,80 euros. Capitalización bursátil: 4.550 millones de euros.

Valoración actual(a 2 de octubre de 2007):
Precio de la acción: 14,26 euros.
Capitalización bursátil: 3.120 millones de euros.

Máximo histórico: 28,06 (septiembre de 2000).

Máximo de 2007: 17,60 euros (abril).

Principales medios que controla:
–Diario El País.
–Diario económico Cinco Días.
–Diarios deportivo As.–Diarios Regionales.
–Cadena SER.
–Cuatro (TV en abierto).
–Vía Digital-Canal Plus (TV de pago).
–Localia (TV local).
–Revistas especializadas: (Rolling Stones,Cinemanía, Claves de la Razón Práctica…)

Accionistas de referencia:
Rucandio (sociedad de la familia Polanco) *: 63,9 % del capital.
Juan Luis Cebrián (consejero delegado): 0,55 %
Autocartera: 5 %

*Hay un protocolo familiar que compromete a los cuatro hijos del fallecido Jesús de Polanco y a su ex mujer a no vender sus acciones a terceros sin permiso del resto en los diez años posteriores a la muerte del fundador.

VOCENTO

Salida a Bolsa: Fecha: Noviembre de 2006. Precio de la acción en la OPV: 15 euros.
Capitalización bursátil: 1.875 millones de euros.

Valoración actual (al 2 de octubre de 2007): .
Precio de la acción: 16,03 euros.
Capitalización bursátil:
2003 millones de euros.

Máximo histórico: 16,55 euros (julio 2007).

Máximo de 2007: 16,55 euros (julio).

Principales medios que controla:
–Diario ABC.
–Punto Radio.
–Diarios regionales (El Correo Español, El Norte de Castilla, El Diario Montañés, Hoy de Badajoz, Sur de Málaga, La Rioja, El Comercio, Las Provincias de Valencia y La Voz de Cádiz…)
–Agencia Colpisa.
–13% de Telecinco.–Televisión Digital Terrestre: Net TV.

Accionistas de referencia:
Mezouna S.A. (sociedad de la familia Ybarra)*: 10,38 % del capital. Valjarafe S.L. (sociedad de la familia Luca de Tena): 8,88 %.
Bycomels Prensa (sociedad de la familiaBergareche)*: 7,98 %. Asúa de Inversiones (sociedad de la familia Urrutia)*: 7,36 %. Energay de Inversiones (sociedad patrimonial de Enrique de Ybarra)*: 6,18 %.
María del Carmen Careaga (esposa de Fernando de Ybarra)*: 5,47 %.
Atlanpresse (sociedad editora francesa)*: 1,89 %.
Alvaro de Ybarra: 0,45 %.
Alejandro Echevarría: 0,12 %.
Autocartera: 1,78 %.

*Existe un acuerdo entre estos accionistas, suscrito tras la salida a Bolsa de la compañía, que les compromete a no vender sus acciones en los siguientes cinco años a la salida al mercado de valores sin el acuerdo del 51% de ellos.

UNIDAD EDITORIAL

No cotiza en Bolsa.

Accionista de referencia:
RCS MediaGroup (grupo italiano RizolliCorriere della Sera): 96 %.

Principales medios que controla:
–Diario El Mundo.–Diario deportivo Marca
–Diario económico Expansión.
–Diarios especializados: Diario Médico y Gaceta Universitaria.–Semanario Actualidad Económica.–Mensual Telva.–Radio Marca.–Televisión Digital Terrestre : Veo TV.

MEDIAPRO

No cotiza en Bolsa.

Accionistas de referencia: Fundadores (1994): Jaume Roures y Tatxo Benet, entre otros. WPP (grupo británico de comunicación): 30 %.

Participaciones y socios en otros grupos:
Imagina:
–Mediapro: 30 % del capital.
–Grupo Árbol (Globomedia y GECA): 30 %.
–WPP: 20 %.
–Grupo Torreal (Juan Abelló): 20 %.
La Sexta:
–GAMP: 51% (70% Imagina; 12% Bainet,productora Karlos Arguiñano; 9,8 % BBK; 8,25 %
El Terrat, productora Andréu Buenafuente).–Televisa: 40 %
–Gala Capital (propiedad de George Soros): 9 %.

Principales medios que controla:
–Diario Público.
– La Sexta : participa, a partes iguales con el grupo

Árbol en Imagina, que posee el 70 % de GAMP, dueña, a su vez, del 51% de la cadena de TV.

Las teles, esclavas del share

Si alguien del sector de la comunicación es sensible a los vaivenes en la fidelidad de sus «clientes» ésas son las televisiones. Predispuestas, además, a acudir a los mercados de valores en busca de f inanciación para sus abultadas necesidades de inversión, las teles son víctimas propiciatorias del temido share, o índice de audiencia.

Las tres principales cadenas privadas cotizan en la Bolsa desde 1999, Sogecable, y 2003 y 2004, Antena 3 y Telecinco respectivamente. Todas han visto temblar su valoración bursátil al ritmo de los resultados de audiencia. Los últimos, dados a conocer la pasada semana, han sido demoledores para Antena 3, la cadena de Planeta.

Antena 3 acabó septiembre con una cuota del 16,2 por ciento, empatada con la 1 de TVE, pero lejos de su principal competidora, Telecinco, que amplía su liderazgo al conseguir una audiencia media del 21,1 por ciento, cinco puntos por encima de su inmediata seguidora, lacadena de José Manuel Lara.

La cotización de ésta se vió rápidamente afectada. El mismo día en que se dieron a conocer los resultados de audiencias resultó ser el valor más bajista de la jornada en el Ibex 35 con una caída del 3,3 por ciento. Y eso que el selecto índice subió, en conjunto, un 0,18.

El dato de septiembre es especialmente negativo para Antena 3 ya que supone su peor registro desde 1992 y, peor aún que eso, confirma la tendencia de que Telecinco se afianza en el primer puesto,. La cadena de Silvio Berlusconi ha visto subir ininterrumpidamente su valor bursátil durante los últimos meses habiendo logrado su máximo histórico el pasado junio, con22,15 euros por acción, un precio que duplica, de largo, el que se pagó el día de su estreno en Bolsa, hace ahora tres años.

Las recién llegadas, Cuatro y La Sexta también han dado que hablar tras los datos de audiencia de septiembre. Mientras Cuatro continúa un pausado descenso por tercer mes consecutivo, situándose en un 7,2 por ciento de cuota de pantalla frente a su máximo del 8 por ciento, la cadena de Roures y Contreras ha conseguido dar un gran salto gracias al Eurobasket y a los partidos de fútbol televisados en plena batalla con Sogecable por los derechos de retransmisión. Su 5,5 por ciento ya genera inquietud en la competencia.

Sogecable
Salida a Bolsa: Fecha: Julio 1999.
Precio de la acción en la OPV 23,50 euros.
Valoración actual (a 2 de octubre de 2007): 25,52 euros.
Máximo histórico: 72,82 euros (febrero 2000).
Máximo 2007: 32,24 euros (abril).
Accionistas de referencia:
PRISA: 44,31 % del capital.
Telefónica: 17,25 %.
Vivendi Universal: 5,4 %.

Antena 3 TV
Salida a Bolsa:Fecha: octubre 2003.
Precio de la acción en la OPV: 25,20 euros.
Valoración actual (a 2 de octubre de 2007): 12,65 euros.
Máximo histórico: 21,73 euros (febrero 2006).
Máximo 2007: 17,73 euros (enero).
Accionistas de referencia:
—Grupo Planeta de Agostini: 42,62 % del capital.
—Grupo Bertelsman/RTL:17,26 %.
—Inmobiliaria Rayet: 6,90 %.

Telecinco
Salida a Bolsa:Fecha: Junio 2004.
Precio de la acción en la OPV 10,15 euros.
Valoración actual (a 2 de octubre de 2007): 18,85 euros.
Máximo histórico: 22,15 euros (junio 2007).
Máximo 2007: 22,15 euros (junio).
Accionistas de referencia:
—Mediaset (Silvio Berlusconi): 50,13 % del capital.
—Vocento: 13 %.
—Fondo Chase Nominees: 5,39 %.
—Barclays Global Investors: 5,06 %.
—Harris Associates LP: 5,03 %.
Fuente ; Elaboración propia a partir de datos de la CNMV e informes oficiales de cada empresa


El origen de la segunda guerra del fútbol

La denominada «segunda guerra del fútbol» está teniendo como consecuencias, además de la batalla jurídica, mediática y política entre las empresas que la protagonizan, Sogecable y Mediapro, el hecho de que los telespectadores hayan disfrutado de un mayor número de partidos televisados en abierto las semanas en que «ganaba» la productora catalana, y hayan tenido que pagar, por el contrario, para ver algún partido de gran audiencia con el Real Madrid como protagonista, cuando éste había sido declarado «de interés general» y debía retransmitirse gratis, la semana en que Sogecable logró imponer su planteamiento en el Bernabeu.

¿De dónde parte la confrontación? Del acuerdo suscrito en julio del año pasado entre la filial a diovisual de Prisa y la empresa de Jaume Roures. En él, ambas empresas se repartían en paz las retransmisiones a través de Audiovisual Sport, empresa creada por Sogecable y TV3 para gestionar el reparto y en la que, según el acuerdo, se iba a dar entrada en su accionariado a Mediapro.

El reparto tenía validez hasta 2009 y, según Sogecable, a partir de ahí, ambas empresas debían negociar los derechos con los clubs en conjunto y como socios bien avenidos. Mediapro, sin embargo, ha ido comprando derechos a la mayoría de los equipos de Primera División sin contar con Sogecable. Lo que para Prisa es un incumplimiento de contrato para Mediapro es la simple respuesta a que no se le ha abierto la puerta a Audiovisual Sport, motivo por el que ha empezado a pelear por su cuenta.

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