(PD).- El secretario anticorrupción de Ecuador ha confirmado que ha iniciado una investigación contra los periodistas que difundan las acusaciones colombianas de que el presidente Rafael Correa tiene nexos con los narcoterroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), así como a los reporteros que indaguen en esas informaciones.
Quito y Bogotá mantienen una disputa diplomática después de que aeronaves y efectivos colombianos entraran el 1 de marzo en territorio ecuatoriano para bombardear un campamento clandestino de las FARC, un ataque en el que murió el portavoz del grupo, Raúl Reyes, y otras 24 personas.
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ha señalado que, supuestamente, unos documentos incautados a Reyes evidenciarían contactos de funcionarios de Correa con las FARC.
Ante esto, el secretario Anticorrupción, Alfredo Vera, emprendió una investigación contra los periodistas que se hagan eco de las denuncias porque «no pueden confundir el odio que tienen contra Correa para estar al lado del agresor a nuestra patria».
Correa ha negado las acusaciones y atribuido su difusión a un presunto interés colombiano para que el país abandone su histórica neutralidad frente al sangriento conflicto de su vecino y emprenda acciones conjuntas para derrotar a las FARC, grupo considerado «terrorista» por Estados Unidos.
Vera -un líder moderado de izquierda vinculado a Cuba- ha agregado en el diario ‘El Universo’ que «hay periodistas corruptos que le están haciendo el juego a Uribe. Un periodista que se dedica a avalar sus mentiras está trabajando soterradamente contra su país».
«Voy a averiguar a quién obedecen, cuánto ganan, qué es lo que reciben como beneficio de su trabajo y si se justifica o no. A lo mejor hay enriquecimiento ilícito», ha insitido.
La postura de Vera ha abierto otro capítulo en la tensa relación de Correa con los medios locales, a los que califica de difundir visiones tergiversadas de su gestión. El mandatario incluso ha llamado «bestias salvajes» a los periodistas.
Ecuador y Colombia no mantienen relaciones diplomáticas formales desde el incidente que resaltó sus diferencias en torno a los mecanismos para controlar su frontera, de casi 600 kilómetros.
