(PD).-Un grupo de militantes antitaurinos saltó al ruedo de Las Ventas, una grotesca situación que ha sido agravada por la inoperancia de los efectivos policiales, que contemplaron inmóviles la escena. El implacable David Gistau embiste en El Mundo contra los antitaurinos, «el último colectivo con fuerte conciencia de sí y aureola de intocable».
Gistau señala que los antitaurinos huelen a progresía fashion que amenaza ser «una de las tabarras del verano».
Ya hasta escalan los muros de la patria mía para adueñarse del albero, adonde aún no han llegado ni las cheer-leaders. Se creó una situación algo tonta que habría quedado resuelta mucho antes o soltando un toro».
¿Que hay detrás de esta protesta? Corrección política a raudales. Gistau no lo duda:
«El antitaurinismo progre es una pulsión igual de pijita y burguesaque identifica lo español con lo incivilizado y, en consecuencia, con lo de derechas, que viene a ser lo mismo. Pero ese intento maniqueo de asociar las corridas con todos los demás atributos del facha se desmorona cuando campeones de la cultura oficial y abajofirmantes del zapaterismo se revelan aficionados tan apasionados que son capaces de seguir a un torero como José Tomás igual que a un profeta».
¿Y qué decir de dos santos de la progresía como Sabina y Serrat participando del aquelarre españolista? ¿Servirán para acallar el apocalipsis antitaurino?
